sábado, 1 de abril de 2023

Santuarios del VIH


El síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) representa la expresión clínica final de la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). Para analizar la inmunopatología del SIDA es necesario situar la relación entre el virus y el hospedador en un doble contexto, luego de 40 años conociéndolo y lidiando con el virus y la enfermedad...

Por una parte, se ha de considerar la interacción entre un virus y una célula; en este “microcosmos” es importante analizar y comprender los mecanismos de adaptación del virus a su célula diana. Existe, sin embargo, un segundo nivel de complejidad, en el que se enfrentan poblaciones virales formadas por miles de millones de partículas y un sistema inmune dotado de numerosos mecanismos de defensa para una respuesta antimicrobiana. En este “macrocosmos”, el VIH debe ser capaz de adaptarse mediante mecanismos de escape que le permiten eludir la respuesta inmune.

Esta es una historia actualizada (en 2023) sobre las células donde se oculta el virus del SIDA escapando así de los fármacos. La Dra Janice Clements, de la Universidad Johns Hopkins ha señalado algo que los científicos saben desde hace mucho tiempo: el VIH esconde su genoma con mayor frecuencia en un tipo de célula inmunitaria llamada célula T CD4+. Estos escondites se conocen como santuarios y son los responsables de la persistencia del virus entre los seres humanos.

Los científicos saben que para desarrollar tratamientos que algún día puedan eliminar por completo la infección por VIH necesitan no solo identificar todos los lugares en los que el virus puede ocultar su código genético, sino también conseguir las armas para atacarlos y destruirlos. El VIH no puede desaparecer, mientras existan estos, llamados reservorios del virus, o santuarios donde el VIH se esconde de los tratamientos.

Ahora, en un estudio con muestras de sangre de hombres y mujeres con VIH en terapia de supresión a largo plazo, un equipo dirigido por científicos de hospital Johns Hopkins Medicine en Estados Unidos, han presentado nuevas pruebas de que uno de esos reservorios de genomas del VIH parece localizarse en los glóbulos blancos circulantes, los denominados monocitos. Los monocitos son células inmunitarias circulantes de vida corta que son un precursor de los macrófagos, células inmunitarias capaces de engullir y destruir virus, bacterias y otras células extrañas al huésped.

"Buscábamos la presencia de alteraciones en el subgrupo de monocitos CD163+/ CD16+ y si éstas reflejaban la cantidad de virus circulante", ha explicado Fischer-Smith. Efectivamente, "pudimos observar que los pacientes con virus detectable tenían aumentado este subgrupo, que se correlacionaba con la cantidad de virus en sangre. “Nos sorprendió ver que en pacientes con un recuento de CD4+ inferior a 450 cel/mm3, el aumento de estos monocitos estaba inversamente relacionado con el número de células T".

Según Fischer-Smith, los resultados del estudio sugieren que, a medida que los monocitos aumentan, los pacientes pierden CD4+, células clave para el mantenimiento de la capacidad inmunológica. "Esto podría proporcionarnos una visión precoz de lo que está pasando con los pacientes infectados por VIH, y podríamos ser capaces de ver que la incompetencia inmune se está produciendo antes de que observemos una pérdida grave de CD4+".

Jay Rappaport, supervisor del estudio, opina que: "parece que estos monocitos podrían estar relacionados con la incompetencia inmune y la progresión del VIH. Se trata de un buen indicador de progresión: si un paciente tiene muchos monocitos significa que la infección progresará rápidamente". Además, él piensa que los monocitos CD163+/CD16+ constituyen el primer biomarcador que correlaciona la carga viral con el recuento de CD4+. "Creemos que el hecho de que se correlacionen con ambos podría convertirlos en un tipo de células clave en la patogénesis del sida".
Por su parte, Fischer-Smith ha avanzado que se planea expandir el estudio mediante el seguimiento longitudinal de una cohorte de pacientes para confirmar que los resultados del presente estudio pueden proporcionar un sistema de alarma precoz y ayudar a diseñar mejores estrategias terapéuticas.

La Dra Janice Clements, de la Universidad Johns Hopkins. Ha declarado “No sabemos cómo de relevantes que son estos monocitos y macrófagos para la erradicación del VIH, pero nuestros resultados sugieren que debemos continuar en esta línea de investigación para comprender su papel en esta enfermedad”. Primero extrajeron glóbulos de las muestras y cultivaron las células en el laboratorio. Por lo general, los monocitos se transforman muy rápidamente, en apenas tres días, en macrófagos, produciendo macrófagos derivados de monocitos.

La profesora Rebecca Veenhuis explica que: “Para erradicar el VIH, el objetivo es encontrar biomarcadores para las células que albergan el genoma del VIH y eliminar esas células».

El estudio que ahora se publica en “Nature Microbiology”, destaca que los investigadores encontraron evidencias de que las muestras de sangre de personas con VIH que se sometían a una terapia antirretroviral estándar a largo plazo contenían monocitos que albergan ADN estable del VIH capaz de infectar las células vecinas. Para analizar más en profundidad el papel de los monocitos y macrófagos en la sangre circulante como reservorios del VIH, los científicos obtuvieron muestras de sangre entre 2018 y 2022 de 10 hombres con VIH que seguían un tratamiento antirretroviral desde hacía años.

Además también pudieron aislar el VIH producido por monocitos infectados de la mitad de los participantes de la investigación. El virus extraído de estas células fue capaz de infectar células T CD4+. Durante el período de estudio de cuatro años, a tres de los participantes se les examinó la sangre varias veces y los científicos encontraron ADN del VIH y virus infecciosos producidos por sus macrófagos derivados de monocitos.

Estos hallazgos, descritos en el mencionado trabajo, pueden proporcionar una nueva vía para mejorar las terapias y, eventualmente, curar el VIH, que según la Organización Mundial de la Salud, el SIDA continua afectando a más de 34 millones de personas en todo el mundo.

Maracaibo, 1 de abril del año 2023

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