Para mi amigo poeta, Carlos Ildemar Perez
La poesía nació en alas de un lejano descubrimiento en los tiempos cuando aún no se había inventado la escritura…La premisa está científicamente comprobada. “El lenguaje rítmico es más fácil de recordar”…
Los hombres se reunían para escuchar, quizás en las noches y bajo las estrellas, los relatos de arcanos poetas que repetían relatando las maravillas de un pasado lejano que con atención eran escuchadas por le gente de sus tribus… Nacerían así las fábulas y las sagas folclóricas que para transmitirse se recitaban conservando aquella cadencia rítmica que se aprendían para ser transmitidas de una generación a otra: “el lenguaje rítmico evidentemente era más fácil de recordar”.
Así persistieron las tragedias griegas, La Ilíada y la Odisea antes de Homero y el Ramayana antes Valmiki y Las mil y una noches, quizás antes de Sherezada, todas ellas versificadas y rítmicamente repetidas durante siglos terminarían por ser transformadas en signos, en cuñas o glifos que impresos en papiros o en pergaminos iban a transformarse en patrimonio de la humanidad.
La melodía de las palabras al recitar los versos ayudaba a los relatores de aquellas historias para poder repetirlas sucesivamente sin alterar las aventuras que encerraban. Así, con estas simples premisas, hoy día cualquiera puede lograr que un poema aprendido en la infancia regrese sin dificultad alguna en la vida adulta y además, llega a nuestra mente con inusitada rapidez.
De cómo estas cosas suceden, hemos escrito varias veces en este blog en otras ocasiones (https://bit.ly/3nMxre9) y (https://bit.ly/2SaQoC1) y de allí que no debe uno despreciar los recursos que el lenguaje mismo ya ha hace tiempo que ha inventado. ¿Sabías acaso que las musas de la mitología griega, eran todas hijas de la diosa Mnemosine? Hay que recordar que de ella proviene la palabra mnemotecnia, que puede ayudar a la evocación para regresar a la recreación mental y oral de la poesía como proceso mental que existe desde que la humanidad comenzó a organizarse en este planeta tierra.
El ritmo no es tan solo un aliado de la memoria, el ritmo es el catalizador de placeres cuyo origen quizás no asociamos con cosas tan maravillosas como la música, la danza, el sexo, que son todas vivencias de acompasadas cadencias. Todas estas cosas que estoy narrando, lo hago recordando en esta relación conexa fueron desde siempre las bases de la poética.
¿Acaso no sabías que toda la épica griega fluyó en hexámetros? Así, el verso hebreo también utilizó ritmos, sintácticos… En los orígenes de la poesía, el placer del ritmo se puso al servicio de la continuidad cultural como parte fundamental de las estrategias nacidas para la conservación de los recuerdos. La Ilíada y la Odisea fueron enciclopedias orales para los griegos y se sostuvieron sobre la base de que el lenguaje rítmico es más fácilmente recordable…
El modernismo pudo renovar la prosodia en la lengua española, pero la intención esperanzada de muchos poetas de permanecer sosteniendo un sentido rítmico en sus creaciones, no debería ser objeto de persecuciones ni de diatribas intentado permanentemente desnaturalizar sus seguramente sabiamente o dócilmente inspiradas creaciones.
Si ante un soneto, que esté ajustado a rigurosa métrica, en la modernidad solo puede ser apreciado si proviene del lejano pasado, parecerá un criterio de inquisidores desfasados, tal vez es que pueden creerse únicos dueños de la verdad, pareciera una cosa, para algunos sin duda un misterio será, escuchar un retazo de cualquier soneto de López de Mendoza o del propio Garcilaso… ¡Que cosa! ¿No?...
Maracaibo, martes 4 de abril del año 2023
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