La antigua ciudad griega de Pérgamo se hallaba situada en el noroeste de Asia Menor (actual Turquía), a 30 km de la costa del mar Egeo y frente a la isla de Lesbos, en la región llamada Eólida. Sus ruinas rodean a la actual ciudad de Bergama, construida sobre los cimientos de lo que fue la parte baja de Pérgamo. En 2014, la Unesco designó a Pérgamo como Patrimonio de la Humanidad.
La leyenda dice que la ciudad de Pérgamo fue fundada por Pérgamos, hijo de Neoptólemo y Andrómaca, todos ellos personajes de la guerra de Troya. En el año 560 a. C. la ciudad pertenecía a Creso, rey de Lidia, y tiempo después pasó a depender de Ciro II de Persia. Cuando Alejandro Magno venció a Darío III, rey de los persas, y dominó toda el Asia Menor, puso como gobernadora de Pérgamo a Barsine que era la viuda de un comandante persa de Rodas.
Según los arqueólogos, la historia de Pérgamo se remonta hasta alrededor del siglo octavo a. de J.C. Pérgamo aparece por primera vez en la historia escrita en 399 a. de J.C., cuando Jenofonte y sus 6,000 mercenarios, el resto de los famosos “Diez Mil” que se retiraron, ocuparon la ciudad. La Expedición de los Diez Mil fue la campaña de mercenarios griegos, reclutados por el persa Ciro el Joven, durante su revuelta para obtener el trono, contra su hermano mayor, el rey Artajerjes II Memnón.
La expedición relatada por Jenofonte, quien formó parte de ella, en su obra la Anábasis, tuvo lugar entre el año 401 a. C. y el año 399 a. C., cuando las tropas de Ciro se enfrentaron a las de Artajerjes en la batalla de Cunaxa a unos pocos kilómetros de Babilonia. Según Jenofonte, el rey persa contaba con 1200 000 hombres, y el número de hombres de Artajerjes era el doble o más. Los mercenarios griegos formaron la falange en el ala derecha y en el choque de ejércitos, destruyeron el flanco izquierdo del ejército persa, poniendo en fuga a sus soldados y aniquilándolos durante la huida. Según Jenofonte, la batalla era una masacre. Cerca de una inminente victoria, Ciro encabezó un ataque directo con su caballería contra la posición donde se encontraba su hermano Artajerjes y encontró la muerte; las tropas persas de Ciro comenzaron a huir y a rendirse. Los griegos, continuaron luchando solos, aunque en una evidente desventaja numérica, retrocedieron y los enfrentaron, continuando la masacre, matando un buen número de persas, hasta que Artajerjes ordenó la retirada del campo de batalla. Jenofonte en su Anábasis cuenta que no hubo pérdidas en el contingente griego, solo algunos heridos.
Unos cincuenta años después, Pérgamo fue parte de una satrapía persa, después de lo cual su gobernante declaró su independencia, de la cual disfrutó hasta el tiempo de Alejandro. Después de la muerte de Alejandro llegó a ser parte del territorio que le correspondió a Lisímaco en 301 a. de J.C. El tesoro que Lisímaco dejó en Pérgamo lo dejó a cargo de un teniente de confianza, Filetero, un eunuco. De cómo exactamente llegó Filetero, a ser gobernante de Pérgamo y su región circunstante; baste decir que pudo aprovecharse de los tiempos dificultosos y de la riqueza puesta bajo su custodia y se mostró gobernante sagaz y discreto tanto en asuntos internos como externos. Así estableció la dinastía de los atálidas y estableció el patrón para los que lo siguieron. Su dominio marcó el comienzo de la ascensión de la estrella de Pérgamo.
Filetero era macedonio. Había servido a las órdenes del general de Alejandro Magno, y más tarde Lisímaco de Tracia le nombró comandante para la zona de Pérgamo y le hizo responsable del erario que se guardaba en la acrópolis. Su mandato como gobernador duró desde el 283 a. C. hasta el 263 a. C., primero a las órdenes de Lisímaco, después a las de Seleuco I de Babilonia y Siria y por último como dirigente independiente. Filetero no fue nombrado nunca rey pero fue el comienzo de una dinastía que terminó en el año 129 a. C. con el rey Eumenes III.
Durante el gobierno de la dinastía Atálida, Pérgamo se fue convirtiendo en una rica y poderosa potencia. En esta ciudad nació el arte de la jardinería. Sus reyes fueron grandes coleccionistas de arte y buenos bibliógrafos.
A Filetero (eunuco, no tenía hijos) y le sucedió su sobrino, adoptado como hijo, Eumenes, que gobernó con el nombre de Eumenes I desde el 263 a. C. al 241 a. C. Eumenes consiguió apoyo y ayuda del rey egipcio contra su rival seléucido Antíoco I. Una gran hazaña de este gobernante, detuvo con su ejército de mercenarios la invasión de las tribus galas (llamadas gálatas) que se habían adentrado en Asia Menor. La ciudad de Pérgamo se fue embelleciendo durante su reinado.
Le sucedió Átalo I Sóter (Salvador), que tomó el título de rey y gobernó desde el 241 a. C. al 197 a. C. Átalo luchó de nuevo contra los gálatas que habían vuelto a irrumpir por esa zona y en el año 230 a. C. les aniquiló después de unas cuantas campañas. También luchó y venció al rey seléucida Antíoco III Megas, de manera que llegó a dominar todo el noroeste de Asia Menor. Átalo supo mantener una buena alianza con Roma, que despuntaba ya como pueblo dominador. En su reinado, Pérgamo sobresalió como un gran centro artístico y literario y su biblioteca llegó a ser la más importante del mundo conocido, después de la de Alejandría.
Atalo I en 241 a. de J.C., se hizo famoso por sus riquezas y en particular por librar a Pérgamo de la carga de pagar tributo a los galos invasores al derrotarlos en batalla, después de lo cual se proclamó rey. Cuando murió en 197 a. de J.C., su hijo Eumenes II tomó el trono, bajo el cual Pérgamo llegó a ser uno de los reinos más grandes de Oriente y alcanzó sus alturas en magnificencia, en tamaño, en prosperidad y en arte, literatura y ciencia, y como meca de una religión pagana.
Eumenes II Sóter reinó desde 197 a. C. a 159 a. C. En su tiempo se construyó el gran altar de Zeus, obra máxima del arte helénico. Durante el reinado de Eumenes II la gran biblioteca rivalizaba hasta tal punto con la de Alejandría que suscitó la envidia y furia del rey egipcio PtolomeoV quien ordenó el encarcelamiento del bibliotecario Aristófanes de Bizancio, que planeaba instalarse en Pérgamo y también el embargo sobre el papiro, que producían los egipcios en régimen de monopolio. A raíz de este embargo en Pérgamo se perfeccionó la antigua técnica oriental de escribir sobre el cuero, de tal manera que el producto resultante se llamó desde entonces "pergamino". Cuando Eumenes II murió en 159 a. de J.C. dejó el reino a su hermano Atalo II ya que su propio hijo solo era un chiquillo, y el cual hermano asumió el nombre de Filadelfo, o “amador del hermano.”
Cuando Filadelfo o Atalo II murió en 138 a. de J.C., el hijo de Eumenes II, Atalo III, llegó a ser el gobernante y su breve dominio se caracterizó por el derramamiento de sangre, y no esta claro por qué legó Pérgamo a Roma, al morir, en 133 a. de J.C. Algunos dicen que -la muerte repentina de su madre, (que lo llevo a asumir el título de Filométor, “amador de madre)- y la de su esposa hicieron que se lanzara a una orgía de asesinatos.
Dinastía de
los Atálidas que gobernó el reino de Pérgamo durante el
período
helenístico. A) Filetero, B) Átalo I, C)
Eumenes II, D) Átalo III.
Atalo III tuvo poco interés en el gobierno de Pérgamo, y dedicó su tiempo al estudio de la medicina, la botánica y la jardinería. No tuvo hijos ni herederos propios, y en su testamento legó su reino a la República Romana, aunque las razones no estén claras. Por eso, el que haya legado Pérgamo a Roma fue un acto cuerdo para algunos y para otros es inexplicable, y fue el acto de un loco.
Pérgamo llegó así a ser una provincia romana. Átalo III reinó desde 138 a. C. a 133 a. C. y después de él hubo un rey efímero, Eumenes III, también llamado Aristónico. Átalo III legó por testamento su reino, al pueblo romano. Bajo el control de Roma, y así Pérgamo se convirtió en la capital de la provincia romana de Asia Menor y en una de las ciudades más importantes de la Antigüedad.
Maracaibo, viernes 7 de abril de 2023
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