domingo, 2 de junio de 2019

De poetas y de re lectura



De poetas y de re lectura

Andrés Eloy Blanco. ¿Quién no recuerda a nuestro poeta nacional al escuchar decir…
“Pintor nacido en mi tierra, con el pincel extranjero, pintor que sigues el rumbo de tantos pintores viejos, aunque la Virgen sea blanca, píntame angelitos negros”. En su poema Coloquio bajo la palma Andrés Eloy diría: “Lo que hay que ser es mejor y no decir que se es bueno ni que se es malo, lo que hay que hacer es amar lo libre en el ser humano, lo que hay que hacer es saber, alumbrarse ojos y manos y corazón y cabeza y después ir alumbrando. Lo que hay que hacer es dar más sin decir lo que se ha dado, lo que hay que dar es un modo de no tener demasiado y un modo de que otros tengan su modo de tener algo, trabajo es lo que hay que dar y su valor al trabajo” De nuestro poeta Andrés Eloy, solo mencionaré el “Canto a España” premiado en Santander en 1923 y cuatro títulos: “El río de las siete estrellas”, “Píntame angelitos negros”, “Canto de los hijo en marcha” y el “Palabreo de la loca Luz Caraballo”.

Elías David Curiel, quien junto a José Antonio Ramos Sucre fue el precursor de la modernidad literaria en Venezuela ( https://bit.ly/2cIy6cj ). El poeta coriano de origen sefardita, creó una importante obra literaria que en conjunto fue reunida en tres libros,Poemas en flor”, “Música astral” y “Apéndice lírico”.  De sus poemas, una breve muestra: “Nací poeta. En mi niñez temprana, cuando aún la savia intelectual germina, /vibró en mi ser conmoción divina que transfigura la materia humana./ Y en esa edad en que la voz es vana copia de lo que el alma se imagina, / la flor del estro me clavó su espina y me anunció los frutos del mañana. Más profundamente sus pensamientos nos dicen… Y quizás es tal vez, tal vez seguro que detrás del aspecto de las cosas, vivan las almas en las cosas presas. (…) . Antes que el Cosmos fuera y fuera el alma, ¿ qué fue nuestro sistema de ocho mundos que fecundiza el Sol, como áurea palma de luz. ¿Mares de lodo? ¿Es todo igual en el inmenso Todo?

El poeta cubano José Ángel Buesa, que también era escritor de novelas radiofónicas en las estaciones RHC-Cadena Azul y CMQ, es muy conocido por uno, el del Renunciamiento” que decía: “Pasarás por mi vida sin saber que pasaste. Pasarás en silencio por mi amor, y al pasar, fingiré una sonrisa, como un dulce contraste del dolor de quererte... y jamás lo sabrás”.

Dos poetas colombianos, de cuyos ejercicios poco se habla, aunque se conocen sus versos van estos dos ejemplos: “Mariposa te llaman, no por hermosa sino porque te cubres con ricas galas; tu bien sabes que es siempre la mariposa... un gusano con alas.  (Julio Flórez  en “Gotas de Ajenjo”). Es también de Julio Flórez la muy conocida, hasta musicalmente “Flores negrasOye: bajo las ruinas de mis pasiones,/en el fondo de ésta alma que ya no alegras, /entre polvo de ensueños y de ilusiones /brotan entumecidas mis flores negras. . .( https://bit.ly/1SdL1ho ).

Otros versos que pueden servir como ejemplo de realismo por su crudeza, son del también poeta colombiano Antonio  Muñoz Feijoo: “No son los muertos los que en dulce calma la paz disfrutan de la tumba fría; muertos son los que tienen muerta el alma y aún viven todavía! Se dice que cuando esta breve poesía llegó a manos de Julio Flórez, él la publicó en su periódico ¨Rayo X¨ sin darle crédito de momento a su verdadero autor. (Antonio Muñoz Feijoo de Popayán, Colombia. (https://bit.ly/1Z9BYOH ).

Otro poema muy conocido en América, uno que lo aprendimos desde niños, casi todos, pero muchos no saben que es de un poeta venezolano,  Elías Calixto Pomba, natural de Guatire. “Joven trabaja, sin cesar, trabaja; la frente honrada que en sudor se moja, jamás ante otra frente se sonroja, ni se rinde servil a quien la ultraja. Tarde la nieve de los años cuaja sobre quién lejos la indolencia arroja, su frente al roble por lo fuerte enoja, su alma del mundo al lodazal no baja…

No podía dejar por fuera al gran poeta nicaragüense: Rubén Darío. He aquí el final de:m “La rosa niña”“La Madre miraba a su niño lucero, las dos bestias buenas daban su calor; sonreía el santo viejo carpintero, la niña estaba temblando de amor. Allí había oro en cajas reales, perfumes en frascos de hechura oriental, incienso en copas de finos metales, y quesos, y flores, y miel de panal. Se puso rosada, rosada, rosada... ante la mirada del niño Jesús. (Felizmente que era su madrina un hada, de Anatole France o el doctor Mardrús). ¡Qué dar a ese niño, qué dar sino ella! ¿Qué dar a ese tierno divino Señor? Le hubiera ofrecido la mágica estrella, la de Baltasar, Gaspar y Melchor... Mas a los influjos del hada amorosa, que supo el secreto de aquel corazón, se fue convirtiendo poco a poco en rosa, en rosa más bella que las de Sarón. La metamorfosis fue santa aquel día (la sombra lejana de Ovidio aplaudía), pues la dulce niña ofreció al Señor, que le agradecía y le sonreía, en la melodía de la Epifanía, su cuerpo hecho pétalos y su alma hecha olor. ( https://bit.ly/1OP6KqA)

He repetido por ahí que la literatura no se hizo para leerla, sino para releerla”, y se ha insistido en que la lectura y más allá, la re-lectura debe ser obligatoria para el escritor. "Solo la relectura salva al texto de la repetición (los que olvidan releer se obligan a leer en todas partes la misma historia)"; esta referencia es del ensayista francés Roland Barthes (1915-1980). Por otra parte he utilizado como epígrafe la breve frase de Borges: “Sólo una cosa no hay. Es el olvido”: Jorge Luís Borges (“Everness”).

Si no hay relectura, el olvido influye en que desaparezcan para los lectores las palabras aprendidas, y esto es particular al leer poesía; es esta la razón del porqué me he atrevido a llevarles por esta secuencia abruptamente interrumpida y fragmentada de poemas, que llegaron a mi mente y los que seguramente sin su re lectura se irán borrando lentamente o solo persistirán como un lejano, quizás difuminado recuerdo…

Mississauga, Ontario, domingo 2 de junio, 2019

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