Crookes: ciencia y espiritismo
Sir William Crookes fue uno de los grandes científicos de la época victoriana. Realizó
numerosos trabajos sobre espectroscopía y llevó a cabo investigaciones sobre una gran variedad de temas
menores. En 1871 publicó el tratado titulado Select Methods in Chemical
Analysis. Posteriormente desarrolló el tubo de
Crookes, con el que investigó los rayos catódicos.
Fue un pionero en la construcción y el uso de tubos de vacío para el estudio de
fenómenos físicos. También fue el inventor de las gafas de sol modernas (con
filtro 100% ultravioleta) y de ingeniosos dispositivos para ver
la desintegración de átomos radiactivos y para detectar
la intensidad de la radiación electromagnética.
Crookes identificó la primera muestra conocida de helio en 1895, demostrando que coincidía con el elemento observado unos años
antes en el espectro de la luz del sol.
En 1903, comenzó a estudiar la radiactividad, logrando separar el protactinio del uranio, aunque no fue capaz de identificarlo. Fue nombrado
Caballero en 1897 y Sir en 1910. También fue presidente de la Chemical
Society y de la Institution of Electrical Engineers. Crookes fundó y
editó revistas científicas y llegó a ser presidente de la Royal Society, que es
la sociedad científica más antigua del mundo.
Había descubierto el talio, y mediante el proceso de espectroscopia determinó con éxito sus propiedades
químicas, por lo que con apenas 31 años fue elegido miembro de la distinguida
Royal Society en 1863. Cuatro años más tarde, en 1867, la muerte del más joven y querido de sus quince hermanos,
Phillip, sumió a Crookes en una tremenda depresión. Cromwell Varley, su
compañero de estudios, les convenció a William y a su esposa, para asistir a
una sesión con un médium e intentar comunicarse con el hermano ausente. En la
Inglaterra victoriana el espiritualismo o espiritismo estaba
en pleno apogeo, por lo que aquella sugerencia no debió sonar descabellada. Sin
embargo, estas ideas y los episodios que durante casi cuatro años tras ellas se
suscitaron, constituyeron un oscuro pasaje en la vida de William Crookes, que
estuvo a punto de acabar con su carrera
científica y arruinar su reputación.
Crookes examinaría a varios
presuntos médiums y desenmascaró fraudes, pero también dio credibilidad a unos
pocos, específicamente al famoso espiritista Daniel Douglas Hume, quien superó
con éxito los dos experimentos diseñados por Crookes para poner a prueba
fenómenos paranormales, referidos a la capacidad de manipular objetos a distancia y de modificar el peso de un objeto.
Hume fue capaz de superar ambas pruebas ante los atónitos ojos de Crookes y tres
testigos que le acompañaban; haría sonar un acordeón encerrado en un cajón
dispuesto debajo de una mesa solamente apoyando las manos sobre los extremos de
ésta y alteraría el peso de un tablero de madera dispuesto en una balanza
apoyando levemente las yemas de los dedos en el borde del tablero. Crookes
concluiría que el sujeto dominaba algún tipo de “fuerza psíquica” que no
encajaba dentro de las leyes naturales conocidas, por lo que recibió numerosas
críticas y ataques.
Todavía
más escandaloso resultó el apoyo y que William Crookes brindó en 1874 a
Florence Cook,
una quinceañera a través de la cual, supuestamente, se materializaba un
fantasma llamado Katie King. Crookes aseguraba haberlo visto y llegó a tomar
numerosas fotografías en un vano intento de documentar su existencia. Este caso
dañó aún más su reputación, con rumores sobre su relación íntima con la
adolescente médium. Crookes decidió abandonar la investigación de lo paranormal
a partir de 1875, y retornaría a la senda de la ciencia ortodoxa
e inventó ese mismo año un radiómetro, una especie de molinillo luz cuyos
brazos se mueven en presencia de radiación electromagnética.
A partir de 1878, volvió su
interés hacia los recientemente descubiertos rayos catódicos a fin de
determinar su naturaleza. Para ello inventó el tubo de Crookes, con el que
concluyó que los rayos catódicos eran
en realidad un chorro de partículas y además cargadas negativamente, tal
y como constató al desviar el chorro con un imán. Poco después esos estudios
condujeron al descubrimiento del electrón (que realizó Thomson con un tubo
de Crookes) y al de los rayos X. Aquellos nuevos logros restituyeron por
completo su prestigio hasta conseguir que su incursión en lo paranormal quedase
como un desafortunado episodio de su vida. No obstante, sir William Crookes mantuvo estas
creencias el resto de su vida.
Tras el fallecimiento de su esposa, en 1916, su vínculo con el
espiritismo se manifestó de nuevo, en los intentos de comunicarse con ella en sesiones realizadas con médiums.
Se hizo miembro de The Ghost Club (“El Club Fantasma”, era una sociedad de
investigación de lo paranormal a la que también pertenecieron Charles Dickens y
Arthur Conan Doyle) y William Crookes sería
presidente del Club entre 1907 y 1912, justo antes de ser nombrado presidente
de la Royal Society en 1913. Durante años realizó experimentos con médiums en
su propia casa para intentar avanzar en el campo de la "Metapsíquica",
de la que era un convencido partidario. William Crookes falleció en Londres, en
1919.
Mississauga, Ontario, jueves 27 de junio, 2019
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