jueves, 27 de octubre de 2022

La historia, el Angelus y Pandora


Ya en 2017 hablaba del lector inteligente y decía que contradecía la tesis de Walter Benjamin(1892-1940) de que el Angelus Novus de Paul Klee parecía señalar que la historia sólo podía afirmarse a través del olvido.El dibujo sobre papel en tinta china, tiza y acuarela, pintado por el pintor suizo Paul Klee en 1920, lo adquirió Walter Benjamin en 1921, y el filósofo alemán usaría su imagen para su teoría pesimista de la historia interpretada como ciclos de desesperación.

El “Ángel de la historia”, permaneció en poder de Walter Benjamin toda su vida. En 1939, trató sin éxito de vender la pintura para poder costear el pasaje a los Estados Unidos y en 1940, la sacó de su marco al huir de París y la guardó junto con sus escritos en una maleta que entregó al escritor Georges Bataille. Ese año, Benjamin se suicidó huyendo infructuosamente del régimen nazi.

Decía yo en este blog (lapesteloca) y en aquella oportunidad al tocar el tema de los lectores que comprenden lo que quienes escriben quisieran decir, que no hacía falta ser un buen escritor para hallar un buen lector, otro asunto es que aunque entendiese lo que se quiere expresar con la palabra escrita, decidan hacer como que no entienden....

El dibujo sobre papel en tinta china, tiza y acuarela, pintado por el pintor suizo Paul Klee en 1920, fue adquirido por Walter Benjamin en 1921, y el filósofo alemán usaría su imagen para su teoría pesimista de la historia interpretada como ciclos de desesperación. Tal vez si viene este asunto a cuenta, ya que estamos presenciando en el mundo, y en concreto en nuestra nación hechos que desencantan. No hace falta ser un buen escritor para hallar un buen lector que entienda (si quiere hacerlo) lo que se quiere expresar con la palabra escrita.

La tesis de Walter Benjamin sobre el dibujo de Klee usado por el filósofo alemán para su teoría pesimista de la historia, nos recuerda cómo en medio de los ciclos de desesperación el “Ángel de la historia”, estaba presente. Ahora en el país hemos conocido muchos ciclos e historias de hombres a caballo de quienes pelearon en el llano o de los que con El Libertador ascendieron por las montañas de Los Andes para después liberar los pueblos de América. Algunos vivieron soñando con un país mejor, con una nación diferente, soportando ciclos de guerras y penurias sin entender que los esperaba la historia patria con la realidad de una nación, condenada a padecer los males del centralismo y del caudillismo...

Los presidentes se transforman en reyezuelos, y vimos surgir nuevamente la tesis de “el gendarme necesario” en un siglo caracterizado por la revolución tecnológica; así nos encontramos penetrando en la triste e interminable noche de lo que llevamos del siglo XXI, viviendo en una realidad que ensombrece la historia del pueblo venezolano. Cuando parecía que habíamos dejado atrás la Venezuela rural, y creíamos estar dispuestos a ingresar en un nuevo siglo de progreso, tras un siglo XX de guerras y caudillos locales. Cuando creíamos cerradas las heridas de la inútil y cruenta lucha armada, y parecíamos estar conscientes ya de que El Dorado no se encontraba en Miami, que estábamos en el siglo XXI, ante un mundo globalizado y tecnológicamente avanzando a pasos agigantados, los venezolanos obligados a estudiar cada vez más para estar actualizados, fuimos víctimas de una vil y artera patraña, se engañó al pueblo y ha servido para dilapidar la mayor fortuna que nación alguna haya podido disfrutar.

Esta larga temporada de oscuridad a la que estamos siendo sometidos, mientras crueles ideologías contaminan tristemente el mundo, apetencias transnacionales han ido minando desde dentro al país, y han logrado que traicionen a su patria las fuerzas que deberían defendernos. Viejas tácticas populistas ya conocidas de todos, se usan para controlar la riqueza del subsuelo. Por ello es que el lector soñado de quien escribe, debe ser uno que se quiera rebelar, que no esté supeditado a intereses crematísticos ni ligado a naciones ni ideologías extranjeras, tan solo con un ápice de inteligencia y una mínima dosis de patriotismo, la necesaria para no dejarse engañar, pero a la vez con inteligencia e imaginación.

Nada hay peor que el fanatismo, obscurece la mente y disuelve la inteligencia de quien menos uno lo espera, como si aquel de quien ya sabemos es un lector inteligente se pudiese dejar caer por inocente. Tengo amigos que al leer, parecieran desafiar la lógica más elemental. Piensa uno que bastaría una mente clara, recibida quizás gratuitamente desde sus genes o posiblemente ganada tras el curso de generaciones enteras para ser ese lector soñado, capacitado. Los he visto lamentablemente claudicar y adoptar ideologías trasnochadas que por demás, históricamente han demostrado a la saciedad llevar a millares de seres humanos a la ruina y a la muerte; tal vez no quieren creerlo... En conocimiento de ello, algunos de mis soñados lectores, persisten y pareciera no importarles.

Me asombro al no poder entenderlos; ya que sé que son inteligentes… Esto, me provoca una profunda tristeza. Vivimos una larga noche en la historia universal y en nuestro país, el de nosotros, el apagón lumínico no se quedó atrás. En lo personal, como médico e investigador ya en situación de retiro, me está tocando presenciar la pérdida de espacios, equipos y de gente que durante 50 años me acompañaron en ardua lucha para crear mejores condiciones de salud para nuestros conciudadanos, algunos ya se fueron, otros se convencieron de que no hay remedio, otros no se resignan ante la marejada roja que que se adhiere y cubre pastosamente espacios y equipos ganados en la lucha para la formación de nuestra especialidad médica; amanecerá y veremos, preferimos decir...

Si regresamos al dibujo de Klee… “Los ojos se le ven desorbitados, tiene la boca abierta y las alas desplegadas. Este aspecto deberá tenerlo el ángel de la historia”. Estamos sobreviviendo a descalabros similares que obligan a mirar con más atención la historia...  O quizás así será la oscuridad del fondo de la caja de Pandora ya entreabierta, donde resida quizás la esperanza depositada en nuestros soñados lectores inteligentes, o colegas pensantes, quizá visionarios, quienes confiaremos en que no se dejarán obnubilar por las falsas promesas de quienes han llevado al país a este status de deterioro. De ellos dependerá que podamos vislumbrar un renovador despertar…

Maracaibo, el jueves 27 de octubre del año 2022




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