viernes, 18 de julio de 2025

Aspergilosis

 

Tradicionalmente, el Aspergillus fumigatus era un hongo que afectaba tan solo a los animales que tenían un sistema inmune debilitado, pero ahora pareciera que hasta los hongos están evolucionando… El Aspergillus es un hongo filamentoso, y sus colonias crecen rápidamente a 37ºC, son planas, compactas y tienen un aspecto aterciopelado y un color blanquecino que cambia a verde azulado o verde grisáceo (ver).

Este hongo, Aspergillus, es conocido popularmente como “el que puede devorarte desde dentro”. ¿Verdad que da miedo? Recientemente, José Luis Blanco Cancelo, catedrático del Departamento de Sanidad Animal de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense, ha tratado varios casos en animales, y expuso para el diario ABC (España), que lo que ocurre en un ser vivo infectado. Las esporas microscópicas de estos hongos que están en todas partes, viven también dentro y sobre el cuerpo de los seres humanos, en el aire, el suelo, y tanto en el polvo de los hogares como en las materias en descomposición.

Estamos inhalando continuamente estas esporas”, aclara Blanco Cancelo, e insiste: “Imagina una oficina o una redacción con 40 personas: si se analizan, 20 podrían dar positivo en aspergilosis, pero eso no significa que padezcan una enfermedad”. Tradicionalmente, los hongos como Aspergillus afectaban solo a quienes tenían un sistema inmune debilitado -los pacientes con cáncer, con VIH, o en diálisis-, pero ahora están evolucionando ya lo dijimos y afectan a pacientes sanos. «Este hongo ha aprendido a sortear los mecanismos inmunitarios que antes lo eliminaban. ¿Por qué ocurre esto? No lo sabemos”, admite el catedrático.

Blanco quien recuerda un caso impactante: Vi a un perro joven y sano cuya infección por Aspergillus destruyó por completo sus órganos. El hongo literalmente se lo comió por dentro. Parece mentira, pero eso es algo real. Algo que está ocurriendo con estos hongos: están mutando, adaptándose y son capaces de provocar lesiones muy graves”Hace 15 o 20 años era impensable que pudiéramos tener este tipo de hongos en España. Hoy ya no lo es. Tenemos que prepararnos para un nuevo escenario”añade Blanco.

Aspergillus fumigatus es uno de los hongos analizados por la Clínica Mayo, en Rochester, Minnesota, Estados Unidos, por ser “un moho” que ataca los pulmones y puede diseminarse por todo el cuerpo ya que es capaz de invadir los vasos sanguíneos, propagarse rápidamente y causar la muerte en cuestión de días y la tasa de mortalidad en ciertos casos puede alcanzar hasta el 40%. Un estudio reciente de la Universidad de Minnesota, ha utilizado simulaciones por computadora para trazar un mapa de la propagación futura del Aspergillus, y sus conclusiones apuntan a que, con el aumento de las temperaturas, estos patógenos podrían extenderse a nuevas zonas de Norteamérica, Europa y Asia. “Las esporas de Aspergillus son omnipresentes. Se detectan en interiores y exteriores, en todo el planeta”, indica el informe.

Además, de lo que ya sabemos de cómo estos hongos son capaces de colonizar edificios, crecer entre las paredes y llegar a los sistemas de ventilación, generando problemas respiratorios en quienes viven o trabajan en esos espacios (el llamado “síndrome del edificio enfermo”). Con el transcurrir de los años los hongos se hacen más resistentes a los tratamientos existentes y amenazan no solo la salud humana, sino también la seguridad alimentaria. “Pueden infectar a personas, mamíferos, aves, abejas y corales. Dañan los cultivos antes y después de la cosecha y pueden volverlos no aptos para el consumo”, advierte el estudio.

El cambio climático ha modificado la distribución de las especies de Aspergillus en el mundo. Fenómenos cada vez más comunes como son las olas de calor, los incendios forestales o las tormentas de arena también están favoreciendo la propagación de esporas a mayores distancias. En España, de momento solo hemos registrado casos importados de infecciones fúngicas graves, pero el miedo existe de que este tipo de hongos peligrosos pueda llegar aquí”, advierte Blanco.

Según la OMS, otro de los patógenos fúngicos más prioritarios es Candida auris. Su resistencia extrema lo hace muy difícil de erradicar en hospitales, residencias y clínicas de diálisis. “Un paciente puede estar colonizado por C. auris, y luego un sanitario lo toca, se contagia y lo transmite a otros”, explicó Jatin Vyas, profesor de Medicina en la Universidad de Columbia, en Estados Unidos. En solo siete años, los casos clínicos pasaron de 51 en cuatro estados a 4.514.

También en Norteamérica, es preocupante el caso del Coccidioides o Cocci. En 2021, Rob Purdie, un californiano sano, estaba en su casa de Bakersfield, trabajando en su jardín, cuando removiendo la tierra cree haber inhalado esporas de este hongo. La infección pasó a extenderse a su cerebro con una inflamación de las membranas que rodeaban el cerebro y la médula espinal, provocando meningitis fúngica. Purdie para mantener bajo control su enfermedad tiene que ponerse inyecciones intracraneales “con un fármaco tóxico de 80 años de antigüedad, que me está envenenando lentamente”, explica a los medios.

Eliminar un hongo sin dañar al paciente es especialmente difícil. Muchos antifúngicos pueden causar efectos adversos graves como insuficiencia renal, pancreatitis, impotencia o reacciones alérgicas. “La dificultad está en que «genéticamente, los hongos están más estrechamente relacionados con los humanos que las bacterias”, indica a los medios americanos Neil Clancy, especialista en Enfermedades Infecciosas y director del Programa de Micología de la Universidad de Pittsburgh. “Si se intenta fabricar un fármaco antifúngico, hay que dar con objetivos que no dañen los genes y proteínas que tienen los humanos”, y eso no es tan fácil y se ha transformado en un gran desafío.

Estos estudios plantean la hipótesis de que el cambio climático provocará un aumento de las infecciones por hongos en humanos de dos maneras: aumentando el rango de especies actualmente patógenas e incrementando la tolerancia de los hongos. Sin embargo, matiza Blanco, “el estudio tiene limitaciones, ya que aún no sabemos cómo evolucionará la patogenicidad ni la resistencia antifúngica”. Su valor radica en poner el foco sobre una amenaza silenciosa que avanza y que necesita más inversión.

La atención pública y científica suele centrarse en virus y bacterias, y nos olvidamos de los hongos. Llevo 40 años trabajando en micología y diciendo que los hongos tienen mayor importancia de la que se les da y creo que eso va a ser cierto y vamos a encontrarnos con bastantes problemas”, alerta el doctor Blanco Cancelo.

Maracaibo, viernes 18 de julio del año 2025

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