Für Elise (Para Elisa) es una de las melodías más famosas del compositor Ludwig van Beethoven (1770-1827). A más de 200 años de su creación, sigue teniendo el magnetismo y aura de misterio que gira en torno a su origen. ¿A quién fue dedicada? ¿Cómo fue que se rescató del olvido?
El compositor alemán había nacido en 1770, es el responsable de algunas de las piezas más trascendentes de la música universal, como son la Sinfonía n° 9 y también “Para Elisa”: la historia de este tema inmortal puede servir para un breve repaso por la obra musical del genio alemán.Beethoven publicó tres colecciones de pequeñas piezas para
piano llamadas originalmente en francés: “bagatelles”.
Una bagatela es algo sin importancia, una baratija y la más célebre de todas
–posiblemente se trate de los tres minutos más famosos de toda la historia de
la música– es Para Elisa. La cual tal vez ni fuera para
Elisa ni haya sido compuesta totalmente por él. No
fue editada durante su vida, y sólo existe una transcripción de un manuscrito
de Beethoven cuyo original jamás nadie encontró.
Podía ser que allí dijera Für Elise pero también era
probable que lo escrito fuera Für
Therese. Y en la vida del compositor hubo varias Elise y también varias
Therese, entre ellas Therese Malfatti von Rohrenbach zu Dezza, la
alumna a la que le había declarado su amor en 1810 (fecha posible de
composición de la pieza, o de su borrador) y Therese acabó casándose seis años
después con un noble funcionario vienés.
Beethoven es ni más ni menos que el único
compositor del que se consideraron herederos todos los que le sucedieron ya que
en Ludwig van se cristalizó -o fue a partir de Beethoven que se
cristalizó- mucho de lo que todavía hoy, a doscientos cincuenta años de su
nacimiento, sigue siendo central en la idea de lo que es esa música llamada
clásica y de lo que la hace importante.
Cada una de las composiciones de Ludwig van Beethoven,
de sus sinfonías, sonatas o conciertos, desarrollan una idea narrativa, y con
esa concepción los distintos movimientos constituían una unidad –algo similar a
los varios actos de una pieza teatral– y un tránsito. Con Beethoven comienza a
aparecer la noción de que, las nueve sinfonías, o las 32 sonatas para piano,
constituyen un nuevo relato que, por otra parte, sólo cobra un sentido cabal en
la totalidad de su obra.
En el caso de Beethoven, independientemente
de su lugar en la saga de su vida, especie de novela incesante, sus
composiciones todas, son universos creativos de singular complejidad, portadoras
de una belleza y poder comunicativo infrecuente. A Beethoven, nadie debería
dejar de oír pues posee un estilo que muchos
ubican como puente entre el clasicismo y el romanticismo, su obra influyó a
numerosos artistas de la época y se mantiene vigente hasta el día de hoy.
Eso es lo que ocurre con el misterio que gira
en torno a algunas de sus composiciones, sobre todo una de sus más famosas
piezas: Para Elisa. El nombre de esa “bagatela para piano”
en realidad tiene su origen en la supuesta dedicatoria que fue hallada en el
manuscrito original. “Supuesta” porque, hasta ahora, no hay pruebas de la
existencia del mismo y la versión que se difundió fue en verdad la de la
transcripción de Ludwig Nohl, un musicólogo alemán. Según algunos investigadores sólo se trataba de un esbozo
que Nohl completó y en el que había una dedicatoria con tan mala letra que el
transcriptor la malinterpretó.
La pieza es conocida como Para Elisa y también como Para Teresa. El famoso compositor alemán no tenía una caligrafía muy prolija, lo que podría haber generado una confusión al momento de la transcripción, y hay quienes afirman que Beethoven utilizó un nombre en código para no compartir de manera tan abierta los sentimientos que tenía hacia su enamorada.
Todo parece indicar que se trataba de Therese
Malfatti von Rohrenbach zu Dezza,
(1792–1851), aunque también existe la
posibilidad de que la mujer que inspiró esta famosa melodía haya sido Elisabeth
Röckel. Therese Malfatti fue una joven alumna que tomaba clases de
piano con Beethoven. Al parecer, en 1810, fecha en la que habría sido compuesta
esta pieza, el músico se le declaró abiertamente y obtuvo un rechazo como
respuesta. En cuanto a Elisabeth Röckel (1793-1883) fue una cantante
soprano alemana, y la teoría en este caso indica que es la famosa Elisa de la
dedicatoria.
Al parecer, Beethoven creó su “bagatela” como
uno de sus tantos ejercicios y bocetos y nunca tuvo intenciones de publicarla
en vida. Tal es así que la obra ve la luz por primera vez en 1867, 40 años
después de su muerte. Los cuadernos del artista estaban en posesión de Therese
Malfatti, quien siguió siendo su amiga a pesar de la relación fallida. Según lo
compartido por Nohl, el manuscrito estaba fechado en el 27 de abril de
1810 y tenía la siguiente anotación: “Para Elisa, en recuerdo de
Ludwig van Beethoven”.
Maracaibo, jueves 8 de mayo del año 2025
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