Al
Deinococcus radiodurans le han
llamado “Conan- la bacteria 'invencible” ya que podría sobrevivir 280 millones de
años en el subsuelo de Marte…
Fue
apodada como “la bacteria Conan' por su
extraordinaria capacidad para tolerar las condiciones más duras. El Deinococcus radiodurans puede soportar
dosis de radiación miles de veces superior a la que mataría a un ser humano (y
a cualquier otro organismo).
En
realidad, el
Deinococcus radiodurans es el segundo organismo conocido más resistente a
la radiación siendo
el primero el Thermococcus gammatolerans. Mientras que
una dosis de 10 Gy es suficiente para matar a un ser
humano, y una dosis de 300 Gy es capaz de matar al 90% las células en una
colonia de E. coli, la D. radiodurans puede
recibir una dosis instantánea de hasta 2200 Gy con el mismo 90% de pérdida de
viabilidad.
El
secreto de esta impresionante resistencia es la presencia de una serie de
metabolitos simples que se combinan con el manganeso para formar un poderoso
antioxidante. Ahora, químicos de la Universidad Northwestern y de la
Universidad de los Servicios Uniformados (USU) han descubierto cómo funciona
este antioxidante.
Sus
conclusiones se publican en un estudio en la revista “PNAS” en un trabajo donde los investigadores describen un
antioxidante artificial, llamado MDP, inspirado en la resiliencia de
Deinococcus radiodurans. Descubrieron que los componentes del MDP (iones de
manganeso, fosfato y un pequeño péptido) forman un complejo ternario que es un
protector mucho más poderoso contra el daño por radiación que el manganeso
combinado con cualquiera de los otros componentes individuales por sí solo.
Este
descubrimiento podría conducir a la creación de nuevos antioxidantes sintéticos
diseñados específicamente para las necesidades humanas. Entre sus aplicaciones
se encuentran la protección de los astronautas contra la intensa radiación
cósmica durante las misiones al espacio profundo, la preparación para
emergencias radioactivas o la producción de vacunas inactivadas por radiación.
“Sabemos desde hace mucho tiempo que los
iones de manganeso y el fosfato juntos forman un poderoso antioxidante, pero
descubrir y comprender la potencia 'mágica' que proporciona la adición del
tercer componente es un gran avance”, explica Brian Hoffman de
Northwestern, quien dirigió el estudio con Michael Daly de USU. “Este estudio ha proporcionado la clave para
comprender por qué esta combinación es un radioprotector tan poderoso y
prometedor”.
El nuevo
estudio sobre este “increíble Hulk” del
mundo microbiano, se basa en
investigaciones
previas de la colaboración de Hoffman y Daly, durante las cuales buscaron
comprender mejor la capacidad prevista de D.
radiodurans para soportar la radiación en Marte. En esa
investigación, el equipo de Hoffman en Northwestern utilizó una técnica de
espectroscopia avanzada para medir la acumulación de antioxidantes de manganeso
en las células de los microbios.
Según
Hoffman y Daly, la dosis de radiación a la que un microorganismo o sus esporas
pueden sobrevivir se correlaciona directamente con la cantidad de antioxidantes
de manganeso que contiene. En otras palabras, más antioxidantes de manganeso
significan más resistencia a la radiación intensa.
D. radiodurans fue
descubierto en 1956 por A.W. Anderson en el Oregon Agricultural Experiment
Station de Corvallis, Oregón. Allí se estaban realizando experimentos
para determinar si alimentos enlatados podían esterilizarse usando altas dosis
de radiación gamma. Una lata de
carne fue expuesta a una dosis de radiación pensada para destruir todas las
formas conocidas de vida, pero la carne se estropeó. Los Deinococcus
radiodurans fueron aislados de la carne.
En estudios anteriores, otros
investigadores habían descubierto que Conan puede sobrevivir a 25.000 grays (o
unidades de rayos X y gamma). Pero, en este estudio del 2022, Hoffman y Daly
descubrieron que la bacteria, cuando se seca y se congela, puede soportar
140.000 grays de radiación, una dosis 28.000 veces mayor que la que mataría a
un humano.
Por lo tanto, si hay microbios dormidos
y congelados enterrados en Marte, es posible que hayan sobrevivido al ataque de
la radiación cósmica galáctica y los protones solares hasta el día de hoy.
Valerie Mattimore y John R.
Battista. de la Universidad Estatal de Luisiana,
han sugerido que la radiorresistencia del D.
radiodurans es un simple efecto colateral de un mecanismo para
tratar la desecación celular
prolongada. Para probar esta hipótesis, realizaron un experimento en el cual
demostraron que las cepas mutadas del D. radiodurans que eran
susceptibles de daño a causa de la radiación eran también susceptibles de daño
a causa de la desecación prolongada, mientras que la cepa original era
resistente a ambos fenómenos. Además de la reparación del ADN, el D.
radiodurans usa la proteína LEA (Late Embryogenesis Abundant) para
protegerse de la desecación
Basándose en sus esfuerzos por
comprender la resistencia a la radiación del microbio, el equipo de Hoffman y
Daly investigó un decapéptido de diseño llamado DP1. Cuando se combina con fosfato y manganeso, DP1 forma el agente
eliminador de radicales libres MDP, que protege con éxito las células y las
proteínas contra el daño por radiación.
En otro estudio reciente, Daly y sus
colaboradores descubrieron que el MDP es eficaz en la preparación de vacunas
polivalentes irradiadas. Utilizando espectroscopia de resonancia paramagnética
avanzada, el equipo reveló que el ingrediente activo del MDP es un complejo
ternario: un ensamblaje preciso de fosfato y péptido unido al manganeso.
“Esta nueva comprensión del MDP podría conducir al desarrollo de
antioxidantes basados en manganeso aún más potentes para aplicaciones en el
cuidado de la salud, la industria, la defensa y la exploración espacial”, afirmó Daly.
Maracaibo, domingo 11 de mayo del año 2025
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