Estos son unos gusanitos que se camuflan para poder
vivir de forma segura junto a las arañas que los persiguen acechando sus redes
y robándoles sus presas, pero la noticia que hoy les trae lapesteloca,
es que una planta de tomates (el alimento de las mencionadas orugas) las
ataca, la intoxica y las vuelve caníbales…(Como adjetivo, caníbal se dice de una persona que es cruel y feroz. Como sinónimos
pueden usarse las palabras: cruel, feroz, bárbaro, sanguinario, inhumano y salvaje. El adjetivo, en Zoología
significa: un animal come “carne”de otros de su misma especie.
¿Cómo? Se escucha rara esta historia de que hay una
planta capaz de lanzar toxinas como defensa y entonces los gusanos hambrientos
dejarán de comerse sus hojas, y hasta aquí, está bien, pero lo raro, o terrible
es que los gusanitos optarán por devorar a sus compañeros… Suena a película de
terror… ¿Verdad?
En la película The Happening “El fin
de los tiempos” (2008) del director M. Night Shyamalan, se nos muestra una familia que huye de misteriosos ataques en varias
ciudades del este de los Estados
Unidos donde las personas comienzan a herirse a sí mismas,
mostrando una humanidad que parece estar al borde del apocalipsis… La situación
es consecuencia de una venganza de la naturaleza causada por una toxina
liberada por las plantas…
En el filme, la gente enloquece y se pelea, pero la
realidad con las orugas las plantas inducen comportamientos aún más agresivos,
casi de película de terror ya que las víctimas no se matan a sí mismas, se
vuelven caníbales… ¿Imaginan ese giro de guion en la cinta de
Shyamalan? Aquí no hay “Cordyceps” ni
zombies, las víctimas del tomate son tan
solo las mismas orugas…
Investigadores de la Universidad de Wisconsin en Madison
(EUA) observaron cómo las orugas, “típicamente vegetarianas”, se convierten en
caníbales y aunque todavía quedaba mucha planta por comer, de repente y tal,
una de ellas muerde la parte trasera de otra y empieza el festival de los
caníbales… Pero … ¿Qué es lo que les ocurre? ¿Tan mal saben las hojas verdes
para que un herbívoro decida dejar de masticarlas y empezar a caerse a
mordiscos con sus compañeros?
John Orrock, profesor de biología en Madison, Wisconsin,
sabe que muchos insectos se vuelven caníbales “cuando las cosas se les ponen
difíciles”… Ojo con nuestra situación
vernácula, me dije yo -quien relata esta crónica-, porque con los sueldos de
hambre (¡Pobres sufridos maestros!), cualquier cosa podría verse… Así que ante
lo que veía con sus orugas, el profe Orrock intentó averiguar qué es lo que
estaba pasando con ellas. El biólogo y su equipo idearon un conjunto de
experimentos para probar sus ideas utilizando plantas de tomate y una especie
de oruga llamada el gusano de la remolacha, que es una importante plaga
agrícola.
Este gusanito es una de las plagas agrícolas más conocidas, lo llaman
el cogollero de la remolacha, la
oruga del helecho espárrago, o la polilla moteada pequeña del sauce (Spodoptera exigua). Es
originaria de Asia, pero se ha introducido en todo el mundo ( ya
saben aquello de que “los chinos son muchos”) y ahora se encuentran-las
orugas- en cualquier lugar donde existan sus numerosos cultivos hospedantes.
A diferencia de los animales que pueden huir (léase
escapar de la situación, migrar puede ser un subterfugio), escapar pues, de una
hambruna o también de depredadores hambrientos, pero… las plantas no pueden
moverse, están “clavadas”... Sin embargo, cuando el peligro se avecina, muchas
plantas son capaces de producir productos químicos defensivos destinados a
disuadir a sus atacantes… ¡Ah no lo sabían! Aquí tendremos pues que hablar del jasmonato
de metilo (MeJA).
Como un grito químico, otras plantas en la vecindad
pueden detectar las sustancias transportadas por el aire y emitidas por sus
hermanas cercanas y comenzar así a invertir en sus propias defensas y a
fabricar substancias para defenderse, específicamente si se enteran de que son
“las siguientes” en el menú de algún herbívoro… ¿Le está sonando a ciencia-ficción?
Pero no es cuento…
Para probar el efecto de las defensas de las
plantas sobre el comportamiento de los herbívoros, los investigadores de mi
bien recordada Universidad de Wisconsin, rociaron plantas de tomate en
recipientes de plástico con una solución de control y otras con una gama de
concentraciones de metil jasmonato- (MeJA a baja, media y alta concentración)- y
luego agregaron ocho larvas de oruga a cada contenedor y se dijeron “Vamos a ver que pasa”. Contaron el
número de orugas restantes cada día para determinar cuántas habían sido
comidas, y después de ocho días pesaron cuánto material de la planta se había
conservado. ¡Vaya tarea!
Los resultados demostrarían que en los grupos de
tratamiento de control y a concentración baja, las orugas se comieron todas las
plantas (suena como si antes de pasar al “barriga llena-corazón contento”, quizás
pensaron, después “vamos a divertirnos y le damos al canibalismo”), pero
no. ¡Ojo! Es que las plantas
pulverizadas con los niveles más altos de metil jasmonato permanecieron casi
intactas. El experimento fue
considerado “espeluznante y macabro” … Es que “No sólo se convierten en
depredadores, lo que es una victoria para la planta, sino que están recibiendo
un montón de comida antes de que a las orugas se les antoje devorarse unas a
otras, y dice Orrock. “Hemos demostrado
que hay una manera en que las plantas se defienden y es que nadie había
realmente apreciado eso antes”. Para los investigadores, esto es además de
“espeluznante y macabro”, también representa “una transferencia de energía”.
El jasmonato
de metilo (MeJA) es un compuesto orgánico volátil utilizado
para la defensa de las plantas y en vías de desarrollo diversas, como la
germinación de semillas, el crecimiento de raíces, la floración, la maduración
de la fruta y la senescencia. El MeJA es una fitohormona que
se deriva del ácido jasmónico por una reacción
catalizada por la enzima S-adenosil-L-metionina:
ácido jasmónico carboxil metiltransferasa. Las plantas producen ácido jasmónico y metil jasmonato en
respuesta a muchas tensiones bióticas y abióticas que se acumulan en las partes
dañadas de la planta.
El MeJA
se puede usar para señalar los sistemas de defensa de la planta original o se
puede propagar por contacto físico o por el aire para producir una reacción
defensiva en plantas ilesas. Las plantas
ilesas absorben el MeJA del aire a
través de los estomas o por difusión a través del citoplasma de
las células de la hoja. Cualquier ataque herbívoro a
una planta hace que produzca MeJA tanto para la defensa interna como para un
compuesto de señalización para otras plantas. El MeJA puede inducir a la planta a
producir múltiples tipos diferentes de sustancias químicas de defensa,
como fitoalexinas (antimicrobianas), inhibidores de nicotina o proteasa. Los
inhibidores de proteasa interfieren con el proceso digestivo de los insectos y disuaden
al insecto de
comer la planta nuevamente.
En algunos contenedores, Orrock también colocó
orugas recién congeladas y descongeladas que parecían vivas. Era importante
asegurarse de que las orugas congeladas parecían lo suficientemente atractivas
como para servir como una comida potencial para una oruga viva, en realidad las
“orugas frías” no estaban vivas como para consumir material vegetal. De modo
que una vez más, las orugas con acceso sólo a las hojas de las plantas no
tratadas y las orugas muertas que parecían vivas se decidieron por el
canibalismo.
Para la planta, el resultado es estupendo. “Las orugas caníbales no sólo benefician a
la planta comiendo como herbívoros que son, sino que tienen menos apetito por el
material vegetal, presumiblemente ya están llenas de comer otras orugas”,
explica Orrock.
Las orugas caníbales de las plantas protegidas crecieron
a tasas similares a las que consumían el material vegetal disponible antes de
volverse al canibalismo. “La
investigación sugiere que es posible que debamos darle a las plantas un poco
más de crédito”, sugiere Orrock. “En
lugar de ser tallos y florecitas que se sientan y esperan a que les suceda algo
en la vida, las plantas responden a su entorno con potentes defensas y estas
defensas hacen más probable que las orugas se coman a otras orugas”.
Maracaibo, lunes 5 de mayo del año 2025
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