lunes, 5 de mayo de 2025

Orugas caníbales

                                             

Estos son unos gusanitos que se camuflan para poder vivir de forma segura junto a las arañas que los persiguen acechando sus redes y robándoles sus presas, pero la noticia que hoy les trae lapesteloca, es que una planta de tomates (el alimento de las mencionadas orugas) las ataca,  la intoxica y las vuelve caníbales…(Como adjetivo, caníbal se dice de una persona que es cruel y feroz. Como sinónimos pueden usarse las palabras: cruelferozbárbarosanguinarioinhumanosalvaje. El adjetivo, en Zoología significa: un animal come “carne”de otros de su misma especie.

¿Cómo? Se escucha rara esta historia de que hay una planta capaz de lanzar toxinas como defensa y entonces los gusanos hambrientos dejarán de comerse sus hojas, y hasta aquí, está bien, pero lo raro, o terrible es que los gusanitos optarán por devorar a sus compañeros… Suena a película de terror… ¿Verdad?

En la película The Happening El fin de los tiempos(2008) del director M. Night Shyamalan, se nos muestra una familia que huye de misteriosos ataques en varias ciudades del este de los Estados Unidos donde las personas comienzan a herirse a sí mismas, mostrando una humanidad que parece estar al borde del apocalipsis… La situación es consecuencia de una venganza de la naturaleza causada por una toxina liberada por las plantas…

En el filme, la gente enloquece y se pelea, pero la realidad con las orugas las plantas inducen comportamientos aún más agresivos, casi de película de terror ya que las víctimas no se matan a sí mismas, se vuelven caníbales…  ¿Imaginan ese giro de guion en la cinta de Shyamalan? Aquí no hay “Cordyceps” ni zombies, las víctimas del tomate son tan solo las mismas orugas…

Investigadores de la Universidad de Wisconsin en Madison (EUA) observaron cómo las orugas, “típicamente vegetarianas”, se convierten en caníbales y aunque todavía quedaba mucha planta por comer, de repente y tal, una de ellas muerde la parte trasera de otra y empieza el festival de los caníbales… Pero … ¿Qué es lo que les ocurre? ¿Tan mal saben las hojas verdes para que un herbívoro decida dejar de masticarlas y empezar a caerse a mordiscos con sus compañeros?

John Orrock, profesor de biología en Madison, Wisconsin, sabe que muchos insectos se vuelven caníbales “cuando las cosas se les ponen difíciles”… Ojo con nuestra situación vernácula, me dije yo -quien relata esta crónica-, porque con los sueldos de hambre (¡Pobres sufridos maestros!), cualquier cosa podría verse… Así que ante lo que veía con sus orugas, el profe Orrock intentó averiguar qué es lo que estaba pasando con ellas. El biólogo y su equipo idearon un conjunto de experimentos para probar sus ideas utilizando plantas de tomate y una especie de oruga llamada el gusano de la remolacha, que es una importante plaga agrícola.

Este gusanito es una de las plagas agrícolas más conocidas, lo llaman el cogollero de la remolacha, la oruga del helecho espárrago, o la polilla moteada pequeña del sauce (Spodoptera exigua). Es originaria de Asia, pero se ha introducido en todo el mundo  ( ya saben aquello  de que “los chinos son muchos”) y ahora se encuentran-las orugas- en cualquier lugar donde existan sus numerosos cultivos hospedantes.

A diferencia de los animales que pueden huir (léase escapar de la situación, migrar puede ser un subterfugio), escapar pues, de una hambruna o también de depredadores hambrientos, pero… las plantas no pueden moverse, están “clavadas”... Sin embargo, cuando el peligro se avecina, muchas plantas son capaces de producir productos químicos defensivos destinados a disuadir a sus atacantes… ¡Ah no lo sabían! Aquí tendremos pues que hablar del jasmonato de metilo (MeJA).

Como un grito químico, otras plantas en la vecindad pueden detectar las sustancias transportadas por el aire y emitidas por sus hermanas cercanas y comenzar así a invertir en sus propias defensas y a fabricar substancias para defenderse, específicamente si se enteran de que son “las siguientes” en el menú de algún herbívoro… ¿Le está sonando a ciencia-ficción? Pero no es cuento…

Para probar el efecto de las defensas de las plantas sobre el comportamiento de los herbívoros, los investigadores de mi bien recordada Universidad de Wisconsin, rociaron plantas de tomate en recipientes de plástico con una solución de control y otras con una gama de concentraciones de metil jasmonato- (MeJA a baja, media y alta concentración)- y luego agregaron ocho larvas de oruga a cada contenedor y se dijeron “Vamos a ver que pasa”. Contaron el número de orugas restantes cada día para determinar cuántas habían sido comidas, y después de ocho días pesaron cuánto material de la planta se había conservado. ¡Vaya tarea!

Los resultados demostrarían que en los grupos de tratamiento de control y a concentración baja, las orugas se comieron todas las plantas (suena como si antes de pasar al “barriga llena-corazón contento”, quizás pensaron, después “vamos a divertirnos y le damos al canibalismo”), pero no.    ¡Ojo! Es que las plantas pulverizadas con los niveles más altos de metil jasmonato permanecieron casi intactas. El experimento fue considerado “espeluznante y macabro” … Es que “No sólo se convierten en depredadores, lo que es una victoria para la planta, sino que están recibiendo un montón de comida antes de que a las orugas se les antoje devorarse unas a otras, y dice Orrock. “Hemos demostrado que hay una manera en que las plantas se defienden y es que nadie había realmente apreciado eso antes”. Para los investigadores, esto es además de “espeluznante y macabro”, también representa “una transferencia de energía”.

El jasmonato de metilo (MeJA) es un compuesto orgánico volátil utilizado para la defensa de las plantas y en vías de desarrollo diversas, como la germinación de semillas, el crecimiento de raíces, la floración, la maduración de la fruta y la senescencia. El MeJA es una fitohormona que se deriva del ácido jasmónico por una reacción catalizada por la enzima S-adenosil-L-metionina: ácido jasmónico carboxil metiltransferasa. Las plantas producen ácido jasmónico y metil jasmonato en respuesta a muchas tensiones bióticas y abióticas que se acumulan en las partes dañadas de la planta.

El MeJA se puede usar para señalar los sistemas de defensa de la planta original o se puede propagar por contacto físico o por el aire para producir una reacción defensiva en plantas ilesas.  Las plantas ilesas absorben el MeJA del aire a través de los estomas o por difusión a través del citoplasma de las células de la hoja. Cualquier ataque herbívoro a una planta hace que produzca MeJA tanto para la defensa interna como para un compuesto de señalización para otras plantas. El MeJA puede inducir a la planta a producir múltiples tipos diferentes de sustancias químicas de defensa, como fitoalexinas (antimicrobianas), inhibidores de nicotina o proteasa. Los inhibidores de proteasa interfieren con el proceso digestivo de los insectos y disuaden al insecto de comer la planta nuevamente.

En algunos contenedores, Orrock también colocó orugas recién congeladas y descongeladas que parecían vivas. Era importante asegurarse de que las orugas congeladas parecían lo suficientemente atractivas como para servir como una comida potencial para una oruga viva, en realidad las “orugas frías” no estaban vivas como para consumir material vegetal. De modo que una vez más, las orugas con acceso sólo a las hojas de las plantas no tratadas y las orugas muertas que parecían vivas se decidieron por el canibalismo.

Para la planta, el resultado es estupendo. “Las orugas caníbales no sólo benefician a la planta comiendo como herbívoros que son, sino que tienen menos apetito por el material vegetal, presumiblemente ya están llenas de comer otras orugas”, explica Orrock.

Las orugas caníbales de las plantas protegidas crecieron a tasas similares a las que consumían el material vegetal disponible antes de volverse al canibalismo. “La investigación sugiere que es posible que debamos darle a las plantas un poco más de crédito”, sugiere Orrock. “En lugar de ser tallos y florecitas que se sientan y esperan a que les suceda algo en la vida, las plantas responden a su entorno con potentes defensas y estas defensas hacen más probable que las orugas se coman a otras orugas”.

Maracaibo, lunes 5 de mayo del año 2025

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