En el contexto de la pintura, el surrealismo se
caracteriza por la utilización de técnicas innovadoras donde los pintores
surrealistas experimentaron para crear imágenes irreales. Algunas de estas
técnicas han sido catalogadas como “cadáver exquisito”, “decalcomanía”,
“frotagge” y el llamado “método paranoico-crítico”.
Cadáver exquisito: la técnica que consiste en varios
artistas que trabajan juntos en una obra sin conocer las contribuciones de los
demás. Cada artista pone su parte para crear una imagen surrealista final. - Decalcomanía: técnica que implica presionar una
superficie pintada contra otra y luego separarlas para crear patrones y texturas
interesantes. - Frottage: Esta técnica consiste en
frotar una superficie con un lápiz u otro objeto para transferir texturas y
patrones a un papel u otra superficie, creando imágenes surrealistas
inesperadas. - Método paranoico-crítico: técnica que fue
desarrollada por Salvador Dalí e implica la exploración del subconsciente, la
interpretación de los sueños y las asociaciones ilógicas con imágenes que
parecen irracionales, pero que tienen un significado oculto.
El surrealismo literario es una corriente artística y literaria que se
desarrolló durante el siglo XX. Los escritores surrealistas buscaban cuestionar
y trascender las normas establecidas del lenguaje y la realidad, explorando el
mundo del subconsciente y los sueños. Algunas de las características que
definen el surrealismo literario: Escritura automática: Los
escritores surrealistas practicaban la escritura automática, dejando fluir sus
pensamientos y palabras sin censura ni control racional. Esta técnica permitía
expresar ideas y emociones de manera espontánea liberando la creatividad. - Combinación de imágenes e ideas inconexas: Los
artistas literarios mezclaban imágenes e ideas aparentemente sin conexión
lógica. Utilizaban el poder de asociación del subconsciente para crear textos
enigmáticos y sorprendentes, desafiando la lógica y la coherencia tradicional. -Juego con la palabra e imagen: esta corriente
exploraba el poder evocador de las palabras y las imágenes, combinándolas de
forma aleatoria, utilizando metáforas, símbolos y juegos lingüísticos para
transmitir ideas y emociones de manera más amplia y profunda. -Libre expresión de la mente humana: el surrealismo
literario buscaba capturar la esencia de los sueños, los deseos y los misterios
de la psique, creando obras que desafiaban la noción tradicional de la realidad
y la razón.
Después de haber revisado en este blog (lapesteloca) a las artistas surrealistas
mexicanas, Remedios Varo y Leonora Carrignton, puede ser necesario
y justo, darle una mirada a el Surrealismo
en el arte venezolano, para de este modo
muy breve conocerlo y admirarlo. Inicialmente lo destacaremos en la literatura
donde obligadamente tendremos que comenzar mirando las vanguardias de los años
40 y 60. José Ramón Heredia, Luis
Fernando Álvarez y Otto de Sola,
quienes fueron integrantes del Grupo Literario Viernes, y luego, ya en el Techo
de la Ballena, debemos recordar a Alberto
Brandt, quien ha sido visto, por actitud quizás, como el más surrealista de
todos nuestros pintores.
En literatura es obligatorio ir a nuestro máximo
poeta, José Antonio Ramos Sucre,
primer escritor venezolano de lenguaje surrealista, un creador solitario, quien
describió paisajes fantásticos, sin sostener relación alguna con el movimiento
surrealista de París. Ramos Sucre, sencillamente, se nutrió de las mismas
fuentes que los primeros surrealistas, de la poesía moderna y fue también un
gran lector de los románticos alemanes y de los poetas simbolistas, Baudelaire,
Rimbaud, Nerval, y Aloysius Bertrand, de quienes adoptó la forma del poema en
prosa.
Se ha planteado que no tenemos en la pintura una
tradición semejante, y esto es debido en primer lugar, al sólido peso de
nuestra institución académica con el reconocido prestigio de las escuelas
realistas de fines del pasado siglo XIX y comienzos del XX, tendencias que
orientaron el esfuerzo de los artistas hacia el naturalismo y, posteriormente,
hacia el Abstraccionismo, como se apreció, en el florecimiento de los pintores
del Círculo de Bellas Artes, y de las corrientes constructivistas que se
iniciaron en la década del 50 del pasado siglo XX.
En la generación de 1912 vemos asumir una
conciencia del absurdo, en Armando
Reverón. Sin embargo, la actitud de Reverón es más congruente con el
Dadaísmo que con el Surrealismo propiamente dicho. Sin embargo, hablamos sólo
de un incierto parentesco. Su concepto pictórico cabe dentro del naturalismo ya
que en realidad Reverón ignoró el Dadaísmo y el Surrealismo.
El más ortodoxo de nuestros pintores de imagen surrealista es Héctor Poleo (Caracas, 1918). Se formó en la Academia de Bellas Artes de Caracas (egresó en 1937), en México su proyección internacional recogió una temática latinoamericana de aspecto social, en obras que exaltan la belleza del mestizo. Ya en 1940 Poleo inició un realismo de contenido americanista, y en 1944 de nuevo en Caracas y viajando luego por los países andinos profundizará la temática campesina, resuelta con una fuerza que podía compararse con la del mexicano Diego Rivera. El último cuadro de esa serie es un paisaje pintado en Nueva York en 1945, donde paisaje ocupa aquí gran parte del cuadro enfatizando su monumentalidad, creando así un motivo protagónico, como sucederá en sus primeras obras surrealistas. El pesimismo que lo embargaba en esa época, contribuyó a la visión apocalíptica bajo la cual enfoca la serie de obras caracterizadas dentro de una etapa surrealista de 1945 a 1949, año cuando Poleo se radica en París y da término a la etapa surrealista de su pintura.
El
Surrealismo conoció
hacia los años 40 una extraordinaria expansión ya que André Bretón, jefe del movimiento, vivía exiliado en los Estados
Unidos, donde se une a Duchamp, Masson,
y Tanguy prolongando su estadía por
cinco años en Norteamérica. En 1942 aparece en Nueva York la revista VVV, de
amplia actividad surrealista. Dalí llega
a Nueva York y el Surrealismo se expandió a México y se propaga a las Antillas,
a Cuba, a Venezuela. Hacia el Sur, el movimiento conoce un rápido éxito. En
Chile, Braulio Arenas publica la
revista Leitmotiv…
Hay que distinguir entre quienes toman sus imágenes directamente de la realidad y aplican una figuración imaginativa y la figuración que alude a las cosas sin basarse en ellas, aludiéndolas vagamente o de manera ambigua o caprichosa, también inventándola con el poder de la imaginación. En el surrealismo, la absoluta libertad del artista será estimulada olvidándose de las enseñanzas tradicionales ya establecidas en la pintura. El surrealismo viene a definirse como “un realismo de lo fantástico”. Estas técnicas, para expresar los contenidos profundos del inconsciente no ha tenido muchos cultores en Venezuela. En el estilo figurativo quizás Roberto Matta y Wifredo Lam y podríamos ver a Héctor Poleo como el primer artista surrealista.
Algunas individualidades aisladas, como Oswaldo Vigas y Mateo Manaure, con un simbolismo implícito crearon formas
figurativas engendradas en impulsos automáticos, engendradas en el inconsciente
onírico. Mario Abreu, desarrolló un
lenguaje cromático con formas de sentido fantástico con un colorido brillante.
Durante los años 70, Mauro Mejíaz
mostraría obras con un parentesco surrealista como el de Matta y del francés Yves
Tanguy.
Se ha señalado que tal vez sea el Estado Zulia, la
región de Venezuela que proporciona una producción pictórica de una realidad
fantástica que pueda considerarse como de un surreliamo autentico. La vocación
surrelista de Carmelo Niño (ver) adopta un
sentido mágico en su pintura mostrándonos detalles desconocidos de su ciudad
Maracaibo como la hace también Ángel
Peña creando un paisaje fulgurante que lleva al espectador a imaginar un
paraíso perdido. ¿Es esto parte de la psicología de la región zuliana? El
examen de la obra figurativa el pintor Emerio
Darío Lunar nos lleva al único pintor surrealista zuliano José Ramón Sánchez quien en Paris el
año 1967 fue presentado y bien acogido ante el grupo que dirigía André Breton.
El universo de Sánchez explora un frenético y regocijante bestiario humano que
caleidoscópicamente fusiona y permuta hombres, fieras y maquinas creando
obsesivos injertos vinculados con las creencias populares y la magia donde lo
sagrado y lo sacrílego crean un juego de trastornados solo comprensible por
niños y artistas surrealistas.
Maracaibo, viernes 31 de mayo del año 2025