Aimé,
alias Bonpland
En el mes de diciembre, del año 2015, en este blog publicaría un par de
trabajos (https://bit.ly/3byoRok) y (https://bit.ly/3eJJj7A) sobre el botánico francés Aimé Bonpland y hoy en 2020, año de pandemia
y confinamiento, quisiera añadir algunos comentarios extraídos de los mismos,
para complementar lo señalado hace unos días por el excelente periodista Martín
Caparrós en su artículo del 19 de abril en El País, titulado “El gran confinado”.
Resumo lo que decía Caparrós
sobre Bonpland… “Le gustaba, contar su
historia. Corría 1773, unos años después el mundo cambiaría para siempre
gracias a una bandera tricolor y un par de guillotinas. Entonces Bonpland
estudiaba botánica y medicina. A sus 27, el científico más famoso de esos
tiempos, Alexander
von Humboldt, lo invitó a acompañarlo en un
viaje de exploración. Querían ir a Egipto y terminaron en Estados Unidos, Cuba,
Venezuela, Colombia y varios más. Cinco años de
“redescubrir América” diría Bolívar y surcarla en uno de los viajes más
influyentes de la historia”.
Caparrós continuaría relatando
que…“Bonpland volvió a París, dirigió el
jardín botánico de la emperatriz, escribió libros, y cuando Napoleón fue
derrocado decidió irse y eligió, Buenos Aires… Esperó, fue médico, desesperó, y
se fue para instalarse en el noreste del país, frontera con Paraguay. Bonpland,
se puso a estudiar y a cultivar la yerba mate, desde que, (https://bit.ly/3ahBXoq) dos
siglos antes, los jesuitas empezaron a cultivarla y exportarla. Pero Paraguay
tenía un Dictador Supremo(https://bit.ly/2WGqCeh) don José
Gaspar Rodríguez de Francia. Una noche, 400 soldados
invadieron la plantación, la destruyeron, mataron a la mayoría de sus
trabajadores y se llevaron al francés. Allí le ordenaron quedarse, confinado
por el delito de haber plantado yerba mate. Su Gobierno mandó enviados y
ultimatums; Humboldt y San Martín clamaron a diestra y siniestra; su viejo
amigo Simón
Bolívar amenazó incluso con invadir
Paraguay si su dictador no lo soltaba, pero nada”.
Hoy como ya señalaba antes, quisiera
complementar la historia de nuestro personaje con lo dicho al finalizar los
artículos del blog en diciembre 2015, de esta manera: “Adeline
regresó a Europa, allí escribió y publicaría una novela, y cuando solicito
ayuda de sus amigos Arago y Humboldt, éste al saber de las andanzas de la mujer
de Bonpland escribió “la sentimental
señora de Bonpland es una bribona”. Aimé Bonpland estuvo diez años
arrestado y como era amigo de San Martín, Ribadavia y de Bolívar, todos le
ayudaron solicitando su liberación. Simón Bolívar le escribiría al dictador
doctor Francia: “Dígnese oir
Excelencia, el clamor de cuatro millones de americanos liberados por el
ejército que yo mando, todos los cuales a mi vera imploran la clemencia de
Vuestra Excelencia en homenaje a la humanidad, la sabiduría y la justicia y en
homenaje al señor Bonpland… Yo mientras tanto lo esperaré con la ansiedad de un
amigo y el respeto de un discípulo, a tal punto que sería capaz de marchar
hasta el Paraguay para liberar al mejor de los hombres y el más famoso de los
viajeros”…
Finalmente esta historia de un largo confinamiento, terminaría cuando “Bonpland no dejó de prestar servicios
como médico. Los testimonios parecen exceder la leyenda de que quizás este
hecho atraería la atención del dictador Francia, quien al visitarlo, decidiría
optar por expulsarlo del país. Al ser liberado, Aimé no buscó a Adeline ni a
Emma. Mientras Adeline le había buscado en lo que sería toda una aventura
recorriendo América hasta el Cabo de Hornos, Bonpland se enamoraba de nuevo y
se casaría con María, hija de un cacique guaraní, con quien tendría dos hijos.
Aimé Bonpland terminó volviendo con María a su estancia en Corrientes, en el
Paso de los Libres, el lugar lugar en el que seguiría trabajando y donde murió
a los 86 años cuidado por su hija Carmen, posiblemente añorando volver a ver a
su gran amigo Humboldt y quién sabe si pensando su adorada Francia”…
Maracaibo. Martes 28 de abril, 2020
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