Literatura despiadada
La literatura venezolana ha
salido definitivamente de sus fronteras, proceso que desde luego existe desde
hace tiempo con figuras como Rafael Cadenas, Juan Carlos Méndez Guédez, Israel Centeno, Yolanda Pantin
y Alberto Barrera Tyszka. La periodista y escritora Gisela Kozak Rovero con
el título de “Una literatura despiadada”, el 4 octubre, en El Cultural, nos hablaba de dos novelas y un libro de poesía,
donde una escritora y dos escritores enfrentan sin tapujos la realidad compleja
de la llamada “República Bolivariana”, para ofrecer una lectura desde sus
propias personales visiones.
Tres venezolanos quienes tienen
en común haber nacido en los ochenta del siglo pasado y haber emigrado a causa
de la revolución bolivariana y por separado hablan de Venezuela, todos ellos con
un sabor a apocalipsis, Adalber Salas Hernández, La ciencia de las
despedidas (Pre-textos, Valencia, 2018); Karina Sainz Borgo La hija de
la española (Lumen, Madrid, 2019), y Rodrigo Blanco Calderón, The Night
(Alfaguara, Madrid, 2016). Sus obras, publicadas por editoriales de prestigio y
con cobertura internacional, cuentan con premios, traducciones, el favor de la
crítica y, en distintos grados, con éxito de público.
Salas
Hernández ganó el Premio Arcipreste de Hita-Pretextos 2014 con un poemario, Salvoconducto,
cuya línea sigue en La ciencia de las despedidas, Karina Sainz Borgo,
con La hija de la española ha resultado un extraordinario éxito
editorial en lengua española, y ha vendido a decenas de países para ser y
traducido a múltiples idiomas. The Night ha hecho acreedor a Blanco
Calderón del III Premio Bienal de Novela Mario Vargas Llosa, en Guadalajara,
México, hace unos meses e igualmente, obtuvo el Premio Rive Gauche a la novela
mejor traducida al francés, y además ha sido vertida al checo y al holandés.
En el
poemario La ciencia de las despedidas, de Adalber Salas Hernández, seis
poemas se titulan “Historia natural del
escombro” y el escombro, puede ser la señal del apocalipsis. ¿Lo
“natural” humano huele a maldad? Pareciera ser así. Los poemas así llamados
tienen subtítulos inquietantes: “Huesos”, “Cabezas”, “Riñones”, “Lázaro”, “Auschwitz-Birkenau”,
“Pompeya”. Aluden a decapitados, muertos a golpes, asesinados con gas,
enfermos, muertos vivos, cadáveres disecados por la lava, procedentes de
distintas culturas y épocas unidas por la geografía de lo infame.
Sainz
Borgo conjuga un personalísimo lenguaje literario que evidencia lecturas
atentas de buena narrativa, el ojo testimonial de la periodista que facilita la
comunicación y la contundencia en la creación de una novela corta pero efectiva
en tiempos de lectores sumergidos en internet. Un manejo impecable del código
de las distopías cinematográficas de corte apocalíptico, muestran como en
Venezuela se vive uno de los posibles futuros de la humanidad. En Venezuela se
vive la política para la muerte.
La novela
The Night, de Rodrigo Blanco Calderón, es un juego de correspondencias
baudelerianas que recuerda también las aventuras de los personajes de Roberto
Bolaño. La cultura literaria del autor es punto de partida para The Night es
un policial gótico sin policías, una novela de perdedores y escritores sin
destino. Un psiquiatra, un escritor que nunca termina sus proyectos, y un
publicista frustrado, envueltos en una trama de crímenes contra jóvenes.
La hija de la española, La ciencia de las despedidas
y The Night expresan una literatura testigo del desmoronamiento de la
libertad en un mundo degradado, con olor a apocalipsis, destrucción y ruptura
de la convivencia: es el mundo de los zombies, de los que sobrevivieron
hecatombes, los que arrojaron a la basura los principios, los vencidos por el
poder de los peores. Se trata de literatura que hace arte con el desastre
ecológico, el crimen organizado, el fanatismo de cualquier signo histérico y
represor, la ruina económica, el desprecio al conocimiento, el autoritarismo
político sin cortapisas, es la necropolítica.
Maracaibo, martes 19 de noviembre 2019
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