Iguana de noche
Durante
la Segunda Guerra mundial, México atrajo a muchos turistas norteamericanos que
no podían viajar a Europa. En esta época, en el verano de 1940, Paul y Jane
Bowles, se atrevieron a vacacionar en Acapulco una pequeña aldea frente al mar,
y Tennessee Williams, quien era muy joven y aun principiante, fue a visitarlos.
Seis años más tarde, desde alguna pensión de Nueva Orleans y ya como
dramaturgo, el escritor recordaría aquel hotelito de madera, casi vacío, fuera
de temporada turística, donde tres personajes norteamericanos se enfrentaban a
una curiosa metáfora: “la noche de la iguana”.
La
obra de TenneesseWilliams comparte con Bajo
el volcán (https://bit.ly/2qJqmxi), de Malcolm Lowry, el dudoso privilegio de ser la
clásica visión de México como un infierno para los turistas. La noche de la iguana, de
Tennessee Williams, resultaría ser una extraordinaria obra de teatro sobre el
apocalipsis que en Acapulco viven un puñado de norteamericanos perdedores. La
obra fue estrenada por Bette Davis, y más adelante se transformaría en una
película de John Huston quien la filmaría en Puerto Vallarta, con Richard
Burton, Ava Gardner y Deborah Kerr para convertir toda aquella farsa en un
melodramático "verano tormentoso" de misticismo y de lujuria, un
filme en blanco y negro muy destacado gracias a la impecable fotografía de
Gabriel Figueroa.
Lo extraordinario del drama de Tennessee Williams es la mezcla entre la
realidad y los abismos de sus personajes que terminan por provocar resultados
cómicos. Las extravagancias, los juegos de palabras y los diálogos repetidos,
son como un fantasmagórico ballet de payasos
al borde del abismo. Según el escritor mexicano José Joaquín Blanco, aunque
la escena ocurre en Acapulco durante un solo día, el verdadero sitio espiritual
de la obra es la Ciudad de México y el submundo posiblemente del Tenampa, una cantina
de la Plaza Garibaldi, fundada en 1925, con hoteles llenos de pulgas,
antros de putas, con cantantes de boleros y guisos picantes, con el agua llena
de bichos, y los mendigos que usan bebés como señuelos, y los padrotillos
paupérrimos extravagantemente festivos, e incluso la música de Agustín Lara y
los murales de Diego Rivera… Así opina el escritor José J. Blanco, que era todo
aquel México que Tennessee Williams tanto amó y frecuentó y que se refleja en La noche de la iguana, todo eso y mucho más….
La
versión cinematográfica de la obra de Tennessee Williams “La noche de la
iguana”, fue filmada en 1963 por John Huston en Puerto Vallarta, con las
actuaciones de Richard Burton, Ava Gardner, Deborah Kerr y Sue Lyon, corriendo
la fotografía a cargo del laureado Gabriel Figueroa, quien estuvo nominado al
Oscar de 1965, por su destacada labor en esta película. La noche de la
iguana(1964) Richard Burton interpretó a un sacerdote anglicano el reverendo T.
Lawrence Shannon, alcohólico, desequilibrado y descreído, quien ha padecido una
crisis emocional mientras presidía una ceremonia eclesiástica, y expulsado del
sacerdocio tras pasar unos meses en un manicomio ha encontrado trabajo como guía
turístico en México. En uno de sus periplos viajeros, una joven (Sue Lyon)
intentará seducirle y el guía será despedido. Al borde de otra crisis nerviosa,
al llegar a Puerto Vallarta se refugia en el hotelito con playa propia de una
vieja amiga bella viuda amante del alcohol y del sexo, Maxine (Ava Gardner). Una virginal
pintora (Deborah Kerr),
vive junto a su abuelo anciano, un poeta ciego,
mendigo literario que recita poemas a cambio de propinas, mientras su nieta,
pinta acuarelas y dibuja retratos a lápiz para obtener algunos dólares. A ella,
rubia núbil deseosa de nuevas
experiencias sexuales, le queda la castidad como coraza contra
el mundo hostil, y existe una institutriz
de tendencias lésbicas, todo un entramado femenino que se agita en torno al
dipsómano exsacerdote quien busca del significado moral de su existencia y la
expresión de un Dios personal.
El hijo de
la hotelera ha cazado una iguana, y la tiene amarrada esperando el momento de guisarla y la pintora obsesionada ante los esfuerzos
de la iguana por escapar del lazo, busca a sus paisanos y en el cuarto donde
está la iguana ocurre un frenético abrazo en el que ella solicita y resiste una
violación, donde el hombre que eyacula precozmente sobre su vientre y ella
escapa a su cuarto, exaltada, más aún virgen y advertirá que ya no escucha el
ruido histérico gemido de la iguana amarrada, pues se ha escapado,
inexplicablemente.
Durante
la primavera de 1963, fue una verdadera pléyade de celebridades procedente de
Hollywood la que desembarcó en las proximidades de Puerto Vallarta, que hace 55
años era apenas un pequeño pueblo, prácticamente, inaccesible y en particular
el paraje conocido como la playa Mismaloya donde John Huston filmó la película.
Desde entonces Puerto Vallarta se promocionó como destino turístico en México.
Elizabeth Taylor se había divorciado de Eddie Fisher en 1964 para casarse con
Richard Burton, su compañero de reparto en Cleopatra. Ella se habría
desplazado al lugar de rodaje con la intención de vigilar desde la sombra a un
marido seguramente hechizado por la imponente presencia de Ava Gardner.
Elizabeth no se separó del galés durante la filmación en Puerto Vallarta,
temerosa de darle libertades a su galán quién siempre tuvo fama de seducir a
sus compañeras de reparto, por lo que los focos de alarma se le prendieron a
Liz, sabiendo que Ava formaba parte del elenco. Los conflictos entre todos
estos artistas fueron tales que anecdóticamente se cuenta que el director
Huston reunió al reparto alrededor de una mesa y, con sonrisa maliciosa,
obsequió al grupo con un inesperado presente: se trataba de un revolver
derringer en cuyas balas el cineasta había hecho grabar el nombre de los
diferentes miembros del reparto. Por él, podían matarse.
Maracaibo domingo 17 de noviembre 2019
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