El año 67 d. C.,
durante la primera guerra judeo-romana se produjo
el sitio de Jotapata (Yodfat o Yodefat),
una ciudad en Israel
que fue asediada durante 47 días por el ejército Romano
dirigido por Vespasiano y su hijo, Tito -ambos se
convirtieron más tarde en emperadores-. El sitio terminó con la victoria
romana, el saqueo de la ciudad, la muerte de la mayoría de sus habitantes y la
esclavitud del resto. Fue la segunda batalla más sangrienta de la guerra,
superada solo por el sitio de Jerusalén, y la tercera más
larga, tras el sitio de Jerusalén y de Masada.
La batalla fue relatada por el historiador Josefo,
que fue capturado por los romanos tras la acción.
Un desertor judío le reveló a los romanos que era muchos los defensores que debían permanecer de guardia pero dormían durante las últimas horas de la madrugada. Al día siguiente, el 20 de julio del año 67 d. C., los romanos, escalaron sigilosamente los muros, atacaron y mataron por sorpresa a varios centinelas y lograron abrir las puertas, dejando vía libre al ejército romano. Según Josefo, alrededor de 40.000 judíos fueron asesinados o se suicidaron y 1200 mujeres y niños fueron tomados como esclavos. Vespasiano ordenó demoler la urbe y derribar sus muros, prohibieron el entierro de los caídos y hasta un año más tarde, no se permitió a los judíos regresar para enterrar a los muertos.
Tito Flavio Josefo había nacido como Yosef ben Matityahu y se conoce como un historiador judeorromano, nacido de un padre de ascendencia sacerdotal y de una madre de ascendencia real. Josefo como comandante tanto por los galileos como por los romanos; fue culpable de la traición en Jotapata, salvándose por el sacrificio de sus compañeros y en el campamento romano, convirtió su cautiverio en su propio beneficio por su cambio de bando. Su traición fue notoria y aunque parezca curioso, regreso a los traidores… (https://tinyurl.com/v7mb68wu).
El célebre historiador Flavio Josefo no sólo fue el autor de dos obras claves para la comprensión de esa guerra, sino que además lideró la revuelta judía en la zona de Galilea (al norte de Judea), donde se libraron estos asedios. El arqueólogo israelí Mordechai Aviam, director de las excavaciones en el yacimiento de Jotapata, ha ofrecido una detallada descripción de los asedios de las ciudades de Jotapata y Gamala, y los hallazgos efectuados por él mismo y sus colegas en el curso de investigaciones arqueológicas de las últimas décadas, contrastan con el testimonio del historiador Josefo, arrojando conclusiones sorprendentes.
Se sabe que inicialmente Josefo luchó contra los romanos durante la primera guerra judeo-romana como jefe de las fuerzas judías en Galilea, hasta que se rindió en 67 d. C. a las tropas romanas al mando de Vespasiano, después de un asedio de seis semanas de Jotapata. Josefo afirmó que las profecías mesiánicas judías que propiciaron la primera guerra judeo-romana anunciaban que Vespasiano se convertiría en emperador romano.
Vespasiano decidió mantener a Josefo como esclavo y presumiblemente intérprete. Después de que Vespasiano se convirtiera en emperador en el año 69 d. C., le otorgó a Josefo su libertad, momento en el que Josefo asumió el apellido del emperador Flavio. Josefo quien desertó completamente al lado romano, obtuvo la ciudadanía romana y se convirtió en asesor y amigo de Tito, hijo de Vespasiano, y ejerció como traductor cuando Tito dirigió el sitio de Jerusalén en 70 d. C. Al asedio, que resultó ineficaz para detener la revuelta judía, le siguieron el saqueo y la destrucción de la ciudad y del Templo de Herodes.
Josefo registró la historia judía, con especial énfasis en el siglo i y la primera guerra judeo-romana (66-70 d. C.), incluyendo el asedio de Masada. Sus obras más importantes son La guerra de los judíos donde relata la revuelta judía contra la ocupación romana y en Antigüedades judías que describe la historia del mundo desde una perspectiva judía para una audiencia aparentemente griega y romana. Son información valiosa sobre el judaísmo del siglo i y los antecedentes del cristianismo primitivo. Aunque este no es mencionado por Josefo, las obras de Josefo son la fuente principal junto a la Biblia para la historia y la antigüedad de la antigua Palestina.
Pero recordemos que Josefo descendía a través de su padre de la orden sacerdotal de Joiarib, la primera de las 24 órdenes de sacerdotes en el Templo de Jerusalén, de la Tribu de Leví. Josefo era descendiente por su madre del sumo sacerdote Jonatán. Fue criado en Jerusalén y educado junto a su hermano. Hay más aun, a mediados del año 20, viajó a Roma para negociar con el emperador Nerón la liberación de 12 sacerdotes judíos.
Al regresar a Jerusalén, y estallar la primera guerra judeo-romana, Josefo fue nombrado gobernador militar de Galilea. Fortificó ciudades y pueblos en la Baja Galilea, como Tiberíades, Beerseba, Selamin, Yafa y Tariquea, previniendo una ofensiva romana. En la Alta Galilea, fortificó las ciudades de Jamnia, Safed, Merón y Acabare. Josefo, al frente de los galileos logró someter a Séforis y a Tiberíades, hasta que se vio obligado a renunciar al control sobre Séforis por la llegada de las fuerzas romanas bajo el tribuno Plácido y más tarde del propio Vespasiano.
Josefo se enfrentó primero al ejército romano en una aldea llamada Garis. Finalmente, resistió los ataques durante el asedio de Yodfat (Jotapata) hasta que cayó ante el ejército romano en el mes en el año trece del reinado de Nerón. Después de que la guarnición judía de Yodfat cayera tras el asedio, los romanos invadieron y mataron a miles; los sobrevivientes se suicidaron. Josefo, quedó atrapado en una cueva con 40 de sus compañeros y los romanos pidieron al grupo que se rindiera, pero se negaron. Josefo sugirió el suicidio colectivo; sortearon y se mataron entre sí, uno por uno, contando a cada tercera persona. Quedaron dos hombres que se rindieron a las fuerzas romanas y fueron hechos prisioneros. Josefo fue liberado. Según su relato, actuó como negociador con los defensores durante el asedio de Jerusalén en el 70, durante el cual Simón bar Giora retuvo a sus padres como rehenes.
Mientras estaba confinado en Yodfat (Jotapata), Josefo afirmó haber experimentado una revelación divina que más tarde condujo a su discurso prediciendo que Vespasiano se convertiría en emperador. Después de que la predicción se hizo realidad, fue liberado por Vespasiano, quien consideró que su don de profecía era divino, y Josefo escribió que su revelación le había enseñado tres cosas: que Dios, el creador del pueblo judío, había decidido “castigarlos”; esa “fortuna” había sido dada a los romanos; y que Dios lo había elegido a él “para anunciar las cosas que están por venir”.
En el año 71, fue a Roma en el séquito de Tito, convirtiéndose en ciudadano romano y cliente de la dinastía gobernante Flavia, de ahí que se le llame Flavio Josefo. Además de la ciudadanía romana, se le concedió alojamiento en la conquistada Judea y una pensión. En Roma, y bajo el patrocinio de Flavio, Josefo escribió todas sus obras conocidas. Aunque utiliza su nombre “Josefo”, tomaria el praenomen de Titus y el nomen de Flavius sus mecenas.
Vespasiano arregló que Josefo se casara con una mujer judía capturada, de quien luego se divorció. Alrededor del año 71, Josefo se casó con una mujer judía alejandrina como su tercera esposa y tuvieron tres hijos, de los cuales solo Flavio Hircano sobrevivió. Josefo se divorció de su tercera esposa y alrededor de 75, se casó con su cuarta esposa, mujer judía griega de Creta, miembro de una distinguida familia; tuvieron una feliz vida de casados y dos hijos, Flavio Justo y Flavio Simónides Agripa.
La historia de vida de Josefo sigue siendo ambigua. Sus críticos nunca estuvieron satisfechos de por qué no se suicidó en Galilea y, tras su captura, aceptó el patrocinio de los romanos. Antes del siglo xix, el erudito Nitsa Ben-Ari señala que sus obras fueron prohibidas por ser las de un traidor, cuyo trabajo no debía estudiarse ni traducirse al hebreo. El autor Joseph Raymond llama a Josefo “el Benedict Arnold judío”, (https://tinyurl.com/v7mb68wu) por traicionar a sus propias tropas en Jotapata. El historiador E. Mary Smallwood escribió críticamente sobre Josefo, en el campamento romano, convirtió su cautiverio en su propio beneficio y se benefició por el resto de sus días de su cambio de bando.
Lo cierto es que las obras de Josefo incluyen material útil para historiadores sobre individuos, grupos, costumbres y lugares geográficos como las 240 ciudades y pueblos dispersos en la Alta y Baja Galilea, algunos de los cuales nombra. Sus escritos proporcionan un relato significativo, extrabíblico, del período post-exilio de los macabeos, la dinastía asmonea y el ascenso de Herodes el Grande. Describe a los saduceos, los sumos sacerdotes judíos de la época, los fariseos y los esenios, el templo herodiano, el censo de Quirino, los zelotes y figuras como Poncio Pilato, Herodes el Grande, Agripa I y Agripa II, Juan el Bautista, Santiago el hermano de Jesús y del propio Jesús.
La
historiografía de Josefo se compara la con otro historiador antiguo, Dionisio de Halicarnaso. “Dionisio al alabar a Roma y Josefo al
alabar a los judíos adoptan el mismo patrón; ambos a menudo moralizan y
psicologizan, y enfatizan la piedad y el papel de la providencia divina; los
paralelos entre el relato de Dionisio de las muertes de Eneas y Rómulo y la
descripción de Josefo de la muerte de Moisés es sorprendente”.
Maracaibo, viernes 26 de
julio del año 2024
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