Hace un par de días hablábamos de las avispas 'Microplitis ocellatae' y
Microplitis demolitor. Decíamos que (https://tinyurl.com/3kw5yfxx) son avispas parasitas que albergaban a los
bracovirus y quedo pendiente el tema para extendernos sobre la pequeña avispa naranja Diachasmimorpha, la cual, al igual que otras avispas
domadoras de virus, la longicaudata inyecta
partículas víricas, de un poxvirus
en su huésped, que en este caso es un gusano de mosca de la fruta.
Coffman y Burke,
asociados con el investigador Taylor Harrell, han demostrado que sin el poxvirus, la mayoría de las larvas de las avispas mueren,
pero, a diferencia de los virus totalmente domesticados, el poxvirus también se
replica fuera de la avispa, produciendo nuevas partículas víricas en las
células del gusano. La avispa se beneficia del poxvirus, pero no es capaz de
controlarlo totalmente, y según dice Coffman, “este débil control podría reflejar el tipo de virus con el que empezó
esta historia de las avispas y los virus”.
La mayoría de los
virus domesticados descienden de tipos llamados nudivirus, o nidovirales
que pueden integrarse en los genomas de las avispas con más facilidad que los poxvirus. La asociación avispa-poxvirus es tan nueva que solo parece estar presente en una
especie de avispa. Aun así, el virus ha sido aislado en determinados tejidos y
solo se replica cuando los huevos se están desarrollando, lo que podría
significar que la Diachasmimorpha longicaudata ya
ha establecido algunas defensas. Los virus también parecen estar perdiendo su
capacidad de transmitirse sin la ayuda de la avispa. “He probado alimentar a las moscas con una gran cantidad de virus y no
parece que se infecten de esa manera”, dice Coffman.
El sistema poxvirus es apasionante, añade Kelsey Coffman, y explica que es porque se sabe muy poco sobre cómo y cuándo comienza la domesticación de los virus. “No podemos retroceder en el tiempo y saber cómo empezó. Pero este sistema es nuevo. Tenemos esta instantánea de, se podría decir, el eslabón perdido”. Aunque nadie sabe con certeza por qué se siguen domesticando los virus en las avispas parásitas, los investigadores sospechan que está relacionado con su estilo de vida. Los parásitos internos viven en las entrañas de sus huéspedes, unos entornos peligrosos que intentan matarlos activamente. Desde el punto de vista de las avispas, los virus son como paquetes cargados de herramientas para resolver este gravísimo problema.
“La avispa tiene que encontrar una forma de
controlar ese virus para que no la infecte y la mate” ha señalado Kelsey Coffman, entomóloga de la Universidad
de Tennessee quien se siente respaldada por una
investigación realizada en 2023 en la que se analizaron los genomas de más de
120 especies de avispas, hormigas y abejas, cuando los investigadores buscaron
en estos genomas indicios de los tipos de virus que tienden a domesticarse y
dedujeron la presencia de virus domesticados, detectando genes de virus que se
han mantenido en un estado funcional a lo largo del tiempo evolutivo,
conservación esta que no sería de esperar a menos que los genes ayudaran a las
avispas a sobrevivir o a reproducirse.
Los insectos no
parásitos han mostrado pocos indicios de tener estos virus domesticados. Lo
mismo ocurría con los parásitos que se desarrollan en el exterior del cuerpo de
sus huéspedes, donde el sistema inmunitario no puede atacarlos. Pero en los
parásitos que se desarrollan en el interior de otros insectos (los llamados
endoparasitoides) los virus domesticados parecían ser mucho
más comunes.
Julien Varaldi,
biólogo evolutivo de la Universidad Claude Bernard Lyon-1, en Francia, es uno
de los autores de un estudio, donde él cree que: “Existe una conexión especial entre los virus y estos –endoparasitoides-
la cual “sugiere que esos virus
desempeñan un papel importante en la evolución de este modo de vida”. En
conocimiento de que existen cientos de miles de especies de avispas e
incontables cepas de virus, hay muchas posibilidades de que ambas entidades
formen equipo. Es, como dice Strand, “una
caja de arena evolutiva llena de oportunidades”.
Los Nudiviruses (Nudiviridae)
son virus ARN de doble cadena de apariencia tubular que infectan a varios
ordenes de insectos Dipteros, Lepidopteros, Coleopteros y, Orthopteros y
también a crustáceos marinos. En la filogenia Nudiviral y para clarificar sus
diferencias genómicas y patogénicas se han publicado infecciones con
baculoviruses (Baculoviridae) y bracoviruses (Polydnaviridae).
Los Nudiviruses o Nidovirales es
un orden de virus ARN capaz de infectar vertebrados e invertebrados,
organismos que incluyen mamíferos, aves, anfibios, reptiles, peces,
artrópodos, moluscos y helmintos. Este orden viral incluye las familias Coronaviridae, Arteriviridae, Roniviridae,
Tabaniviridae y Mesonivriridae.
Los Nudiviridae (Nidoviridae) como se ha
señalado, infectan insectos y crustáceos marinos los cuales, son sus huéspedes
naturales; estos virus matan las larvas, o producen enfermedades crónicas en
los adultos. Este
orden contiene los virus de ARN con los genomas más grandes conocidos. El
nidovirus de las células secretoras de las planarias, es miembro de la familia Mononiviridae
y tiene el genoma más grande conocido de 41,1 kb entre los virus de ARN y su
huésped: las planarias.
Desde 1965 cuando June Almeida,
fue quien ultraestructuralmente describe el primer cornavirus
(https://bit.ly/34N5wx9), tras la pandemia, ha sido posible llegar a comparar
a escala molecular este virus con otros, y definitivamente todo hace pensar que
el SARS-CoV-2 parece surgir por selección natural a partir de otros virus del
género Betacoronavirus, dentro de la familia Coronaviridae.
Los Arteriviridae (https://tinyurl.com/ycxb6myp) también son extraordinariamente hábiles para
engancharse a la versión humana de CD163, introducirse en las
células humanas y hacer rápidamente copias de sí mismo. Al igual que el VIH y
su precursor, el virus de la inmunodeficiencia simia (VIS), los arterivirus
simios también parecen atacar a las células inmunitarias, desactivando
los principales mecanismos de defensa.
El genoma de estos virus presenta la misma estructura que el ARNm eucariota de los virus y las avispas de las que
hemos venido hablando. Por lo tanto, el virus puede utilizar
algunas proteínas de la célula huésped durante la replicación y expresión
genética que se produce en el citoplasma.
A diferencia de muchos otros virus, el virión no
contiene ninguna polimerasa puesto
que su genoma puede leerse directamente cuando entra por primera vez en la
célula huésped como si fuese ARNm.
Este grupo de virus, codifica una proteasa principal
y entre una y tres proteasas accesorias que están principalmente involucradas
en la expresión de los genes replicasa y que también son responsables de la
activación/desactivación de proteínas específicas en el instante correcto del
ciclo vital del virus para garantizar que la replicación se produzca en el
momento oportuno. Todavía hay un gran número de proteínas que han sido
identificadas en los genomas de los nidovirales y mañana sobre este tema
mostraremos el extraño caso de las planarias “animales inmortales”
Maracaibo, sábado 13 de
julio del año 2024
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