Bien sabido es aquello de que cada región tiene su nombre, pero también además de Polar, todas las regiones resaltan por la calidad de sus frutas y en particular de sus mangos. Sobre los que se producen en Canchunchú nos habló Luis Mariano a los de Chacao los popularizo el cantautor chileno Cesar del Ávila. Gracias a dos hermosas piezas musicales recordamos a nuestra fruta tropical.
En agosto del año 2019 desde el Canadá, escribiría en este blog lapesteloca sobre la manga y sobre el anime de los japoneses… -“Mirá, decime, ¿vos sabéis que es el “anime”? Ah bueno, ahora voy ya en serio; no te hablo en maracucho… …Ajá, por ejemplo: manga… ¿Será la mujer del mango?, Entonces con más seriedad concreté el asunto, así: el mango es una deliciosa fruta tropical, y conocemos el manguito de hilacha y el manguito de bocado, “El manguito de hilacha, el manguito ‘e bocao’, se le quita la concha y se come pelao”… y además todos saben que las camisas tienen mangas, sino es franela recortada, y hay camisas de manga corta y de manga larga…
Se iniciaba el mes de diciembre del
año 2021 cuando actualice en el blog lo que era la manga japonesa y el 19 de
enero del año pasado (2023) (https://tinyurl.com/54rb7298 )
finalmente hablé sobre nuestra tropical fruta, la manga… Don Luis Mariano
Rivera, quien con su sensibilidad para captar la esencia de las cosas
cotidianas que terminan por transformarse en coloridas piezas musicales, le
cantó a su pueblo natal, a su Canchuchú florido, y tanto a la cerecita
silvestre que crece en el monte, como a la desventurada guácara que sirve de
alimento al desamparado niño, o a la bananita verde que acompaña al sancocho de
pescado, no dudó en cantarle también al provocativo mango.
Existe una versión
de Jesús Sevillano de El Mango y también se puede
escuchar la grabación de El Manguero que
realizara la agrupación larense Santoral junto a
el Ensamble Barquisimetal. Cesar
del Ávila le dedicó a
mediados de la década de los cuarenta del siglo XX un maravilloso merengue a
esos vendedores ambulantes que con su carreta tirada por mulas o caballos iban
recorriendo toda la ciudad improvisando ocurrentes versos con los que captaban
la atención de sus clientes.
“Cuando vendía los mangos con
su carreta por la ciudad
junto con su negrita le iba
gritando a la vecindad. Alegre
pregonaba ¡Llegó el manguero hay que aprovechar! ¡Verdes para jalea, son de Chacao, y se
acaban ya! … ¡Oiga que llegó el manguero! Traiga misia su canasta. A veinticinco
por medio, bien maduritos para las muchachas. Acérquese a la carreta, mira que son de
Chacao. Acércate aquí
mi prieta para ponerte los mallugaos”.
Los versos de la canción no sólo
hablan de los diferentes mangos que ofrecía este vendedor ambulante: verdes
para la jalea, maduros para jugos o las meriendas de las muchachas y los
“mallugados” seguramente regalados como ñapa para
los buenos clientes. También precisa el costo de los frutos, 25 mangos por
medio real, es decir, cada mango a tenía el valor de un céntimo del bolívar de
la época.
Agustín Codazzi da razón del
cultivo del mango en Venezuela desde el XVII. Alejandro de Humboldt testimonia
su presencia en la ciudad de Angostura hacia el año 1800, aunque la evidencia
más concreta de su llegada a nuestro territorio se encuentra en unas cartas
fechadas en 1789 en donde el comerciante Fermín de Sansinenea menciona la
siembra en Angostura, hoy Ciudad Bolívar, de plantas y semillas diversas, entre
ellas las de mango, traídas de la lejana isla de Ceilán.
Es amplia la variedad de mangos que
se cultivan actualmente en el país. Las variantes más comerciales son el
injerto o la manga de mayor tamaño. También se puede conseguir el mango Manila,
principalmente en el oriente del país o variedades menos conocidas y de
caprichosos nombres como el mango piña, mango de agua, perrito, paleta, olivo,
camburito, Tommy, pico de loro, entre otras variantes. Sin embargo, la mayoría
de los mangos cosechados los jardines o patios de las casas y los sembrados en
las vías públicas son los que popularmente conocemos como mangos de hilacha y
de “bocao’”
Hay un merengue venezolano que se
titula “El frutero” compuesto, letra
y música, por Cruz Felipe Irriarte que dice: Aquí llega el frutero con su pregón vendiendo las piñas… y suena
asi: “Aquí llega el frutero con su
pregón vendiendo las piñas/ Para las viejas para las niñas aquí sentado espero/
Si no puedes comprarme no vayas a quedarte teresa/ Sin saborear las ricas
cerezas yo te las puedo fiar/Cómprame alejandrina las mandarinas que aquí yo
vendo/ Las guanábanas, el coco y el gran jojoto también los tengo/ Las naranjas
sabrosas, las pomarrosas también las llevo/ Y el mango que a ti te gusta, la
lechosa traigo yo aquí/ Con la parchita y el melón, tomates grandes y el ají/ Cambur
y limón/ Cambur y limón...
Complementaré
este asunto frutal por ser primariamente musical con un personaje no tan
criollo, el señor Máximo Francisco Repilado Muñoz (1907-2003), un cubano
santiaguero conocido
por el seudónimo de Compay Segundo, popular compositor e intérprete, muy
conocido… ¿Dígame usted si acaso no ha escuchado aquello de… “¡Frutas!,
quién quiere comprarme frutas/ Mangos de mamey y bizcochuelo/ Piña, piña dulce
como azúcar/ Cosechadas en las lomas del Caney/ Vendo
rico mango del mamey y piñas/ Qué deliciosas son como labios de mujer”. -“Caney de Oriente, tierra de amores/ Cuna florida
donde vivió el siboney/ Donde las frutas son como flores/ Llenas de aromas y
saturadas de miel/ Caney de Oriente, tierra divina/ Donde la mano de dios echó
su bendición/ Quién quiere comprarme frutas sabrosas/ Marañones y mamoncillos
del caney”.
El 5 de
abril del año 2015 con el título de “Ictus”(https://tinyurl.com/2w79nb68)
publicaría en este blog lapesteloca un artículo extraído de mi novela
homónima La Peste Loca (1997) y hoy
he querido recordar aquel “conciliábulo introspectivo” de uno de mis
personajes, quien aquejado por un ictus (antes le decíamos “derrame cerebral” o
“accidente cerebrovascular”) cree escuchar lo que dicen alrededor de su cama
“los doctores”…
… Ellos conversan, debe ser sobre la hora, o sobre
la estación, ¿es el tren que parte o el que llega?, se irá pronto, huele a
mango, siento que están cerca los guayabales, los copudos aceitunos, los
cotoprices, sé que se aproximan los cientos de miles de matas, el bosque de
mangos y asoleados los rieles se pierden de vista. Absurdamente con un ronroneo
irrespetuoso ellos conversan, uno tiene el perfil de Coronado, otro de bigotes,
se parece, ¿a quién?, ¡ese olor!
Comerse un mango entero, ahora con esta falta de aire, bun dumm, bun dumm, llega ese son, el sonsonete ese, tralalá que tralalá, pero lo que más me gusta, bun dumm, bun dumm, ¿y dejar luego el reguero? Se escucha el silbato. Se acerca el tren y él está seguro de que es la hora señalada, a comerse un mango entero, él espera desnudo y embadurnado todo su cuerpo de mango, cubierto de hilachas húmedas, hebras anaranjadas, ¡Amiga de hacer favores!, desnudo y oliendo a trementina, dejar luego el reguero, con un frío estremecimiento en la piel, ¿por el viento será?, el que llega, ¿de dónde?, o por el alcoholado tropical, ¿es loción Marazul?, hasta cuando tendré que esperar por ese tren.
Antes de concluir esta multisápida
crónica, no quiero olvidarme de Lorenzo
Herrera (1896-1960) cantante y compositor venezolano de música
popular, fue uno de los más destacados en la primera mitad del siglo XX.
En 1931, regresó a Caracas para volver después a Estados Unidos. El 1° de
octubre de 1949, fue nombrado director artístico de la
radiodifusora caraqueña Radio Rumbos. En 1935 participó en el film Joropo.
Ese mismo año, ya en Caracas, además de interpretar música folclórica y
pasodobles, hizo popular al bolero mediante las radioemisoras de la época. Su
popularidad lo llevaría a convertirse en secretario del Sindicato
Profesional de Autores y Compositores, donde, con la compositora y pianista
venezolana María Luisa Escobar, emprenderían
una lucha por el reconocimiento de los derechos de autor.
Entre
las canciones de Lorenzo Herrera, destacan: Luisa, Josefina, Rosalinda,
El Bachaco, El Coletón, Mi Rancho, Compae Pancho, La Mula Rucia, Canta
Ruiseñor, El Primer Amor, Chupa tu Mamey, Ya no sufras corazón, etc. Una de
sus composiciones más famosas es el merengue Compae Pancho, aunque
en la mayoría de los discos aparece como Compadre Pancho, un tema, que ha sido utilizado como punto
de partida en la enseñanza de la ejecución del cuatro
venezolano.
Maracaibo, martes 23 de julio del año 2024
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