¿Se imaginan que existiera un animal que
no tuviera sistema respiratorio ni circulatorio, que no contara con ojos, que fuera
hermafrodita, tuviera la capacidad de regenerar las partes del cuerpo que perdiera y por lo tanto,
que pudiera tener el potencial de ser
inmortal? Ese ser vivo se trata
de la planaria, animalito que con todos los misterios que esconde
en su pequeño cuerpo es un
verdadero enigma para los científicos.
La planaria es un pequeño gusano plano
que al mismo tiempo posee un sistema orgánico muy sencillo y a la vez complejo.
En su pequeño cuerpo no cuenta con demasiadas cosas, aunque su estructura se encuentra tan bien
ensamblada que funciona como un reloj. Las planarias están consideradas como “el animal inmortal”, pues es capaz de
volver a hacer crecer órganos que
ha perdido, bien sea por un depredador o por su necesidad de
reproducción.
Las planarias son gusanos acuáticos
y presentan como una de sus características más destacadas que cuando son
seccionados, cada una de las partes es capaz de regenerar un animal entero. Son
capaces de regenerar todos los tejidos, desde el músculo a los intestinos e
incluso el sistema nervioso. ¿Qué tal? Su nombre científico es Turbellaria, y la Dugesia subtentaculata es la especie más representativa.
Filogenéticamente el estudio de su
origen presenta la dificultad de que no existen fósiles debido a que su cuerpo
es blando por lo que -se encuentran entre el origen de los platelmintos y de
los “animales bilaterales”. La hipótesis
actual expone su origen en una forma larvaria, de los cnidarios hidrozoos, que
mantuvo esta condición genética e histológica, por bloqueo de los mecanismos de
diferenciación, en las planarias adultas, lo cual explicaría su capacidad de
regeneración de tejidos y órganos.
En el proceso de regeneración
intervienen dos tipos de células: los rabditos y los neoblastos. Los primeros
son células secretoras del epitelio y protegen la herida con una secreción
mucosa, que contiene “substancias immunológicas”, y debajo de la herida se
reconstruye un epitelio transparente y provisional denominado blastema. Hacia
este blastema migran los neoblastos que son, células madres de unos 10 um con
núcleo, ribosomas y mitocondrias, capaces de producir, por diferenciación, los
nuevos tejidos.
El mecanismo de regeneración de los
órganos no es inespecífico. Las planarias mantienen intactos los telomeros y a
la vez, disponen de dos genes (smed-Bcatetin y Wnt) además de contar con la
secreción de un factor de crecimiento de los fibroblastos, y del ganglio
cerebral, que se expresan de forma diferente según el lugar del cuerpo donde se
ha producido la herida, pudiendo originar en consecuencia diferentes tipos de
células según las necesidades del individuo herido, incluidas las del sistema
nervioso.
Su cara
cuenta con dos características no demasiado comunes en el mundo animal:
tiene dos pequeñas manchas
oculares, que son las que utiliza a modo de fotorreceptores para poder
ver, y, lo más curioso, es que su
boca no se encuentra en el lugar esperado..., sino en mitad del
estómago. De hecho, se encuentra más cerca de la cola que de la cabeza, lo que
permite que los animales que absorbe como comida lleguen de la faringe al
intestino gracias al movimiento de sus músculos.
La
digestión se lleva a cabo en las células cercanas al intestino, desde donde se
distribuyen los nutrientes hacia el resto del cuerpo. Por el contrario, todo
aquel desperdicio que es necesario eliminar sale del cuerpo a través de las
células excretoras con las que cuenta, sin necesidad de almacenarlas. Y otra
serie de poros se encargan de soltar
una película de moco, a través de que la desplaza su cuerpo con un
movimiento ondulado gracias a las contracciones de su musculatura. Aunque no
cuenta con sistema respiratorio, sus células su capaces de absorber oxígeno,
liberando por el mismo conducto el dióxido de carbono innecesario.
Todas las planarias son hermafroditas, lo que
significa que en su sistema reproductivo tienen tanto órganos sexuales
masculinos como femeninos. Pero, su capacidad reproductiva va mucho más allá,
pues lo pueden hacer tanto de
forma sexual como asexual. En la reproducción sexual, cada planaria es
capaz de dar y recibir esperma, pero, al contrario que otros animales, los huevos permanecen en su interior,
hasta que semanas después, antes de que eclosionen, son expulsados en cápsulas.
La reproducción asexual es la más espectacular, pues los animales separan literalmente su cola del resto de
cuerpo y el motor celular comienza a regenerar las partes perdidas, por
lo que en realidad “crea” dos cuerpos de uno mismo.
Esta capacidad de las planarias es denominada “regeneración celular”, y funciona gracias a los neoblastos que son células madres pluripotentes, las cuales pueden analizar las estructuras corporales que se han perdido para volver a generarlas. Además, la memoria celular con la que cuentan les permiten crear tejidos de exactamente el mismo tamaño de los que han perdido, por lo que en la reproducción asexual en realidad se generan dos animales de las mismas características.
La
planaria tiene el potencial de ser inmortal ya que estos pequeños
animales se regeneran indefinidamente gracias al crecimiento de nuevos
músculos, piel, vísceras e incluso del cerebro. Cuando se reproducen, renuevan
su nivel de reserva de una enzima clave, llamada telomerasa, que es la encargada de proteger
al ADN de envejecer. Por ello, los expertos creen que
podrían tener en su interior el secreto de la vida eterna, aunque aún estemos
lejos de poder comprenderla.
Esta
impresionante característica ha provocado que numerosos científicos de todo el
mundo hayan tratado de estudiar
las planarias, para comprender cómo funcionan, con el objetivo de poder
implantarlas en aplicaciones clínicas y biotecnológicas gracias a su enorme
potencial. La planaria es “el animal inmortal”: una verdadera joya de
la evolución animal.
Veníamos hablando ayer de los Nudiviridae (Nidoviridae) y destacabamos
que estos virus infectan insectos y crustáceos marinos de los cuales, son sus
huéspedes naturales. Los genomas de virus ADN mucho más grandes, quedaron
eclipsados al conocerse el tamaño del genoma de un virus ARN en las planarias y
en algunos moluscos. Un nidovirus de 33.5 kb es mucho más
grande que el tamaño usual de los genomas virales de ARN que es de 10kb, y la
explicación de este gran tamaño tiene que ver con la ARN polimerasa pues los nidovirus codifican una
exoribonucleasa que permite la existencia de genomas de mayor tamaño. Aunque el
tamaño de estos genomas grandes de ARN es mucho más pequeño que el genoma de
ADN más chiquito que es de 200 kb, la importancia de estas diferencias tiene
que ver con la fragilidad de las moléculas autoreplicantes de ARN que existen
desde antes de que evolucionara el ADN y sus proteínas.
El
examen de los nidovirus de las
planarias ha mostrado genomas de ARN de 41.103 nucleótidos en las células de su
sistema secretor. En los nidovirus
de las células secretoras de las planarias, han sido identificandas estas
partículas virales como PSCNV sin que se hallan aislado ni se hayan infectado
otros animales con ellas. Este genoma de ARN codifica un marco de lectura
abierta (ORF) de 13.556 aminoácidos, siendo el más largo de los ORFs
descubiertos y cuyo análisis filogenético comparativo con otros nidovirus sugiere que estos virus
tienen multiples ORFs después de que un ORF inicial comenzó a crecer en
tamaño.
Como un
dato adicional, otro nidovirus de
genoma gigante se ha detectado en el molusco Aplysia californica que posee un sistema nervioso sencillo con
20.000 neuronas. Se ha denominado
AcNV con un genoma ARN de 35.900 nucleótidos con ORFs que codifican dos poliproteinas.
Hasta
aquí llegamos y es suficiente para hablar de planarias inmortales y de virus
gigantes…
Maracaibo, domingo 14 de julio
del año 2024
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