viernes, 12 de julio de 2024

Sugerencias


Se me ocurre ofrecer algunas opiniones, o claves, que a mi modo de ver puedan serle útiles a quienes se inician en la escritura como oficio. Consideremos sin rubor alguno, que voy a tratar de dar ciertas pautas o detalles para mostrar lo que “el escritor” enfrenta (particularmente el escritor de novelas) desde el momento que decide “sentarse a escribir”…

 

Usualmente cuando el escritor se sienta a escribir, tema capital si se atiende a lo que alguna vez García Márquez dijo sobre escribir novelas “es un asunto de nalgas”, sentarse y escribir mientras trata de centrar toda su atención en una sola historia, en esa que él viene acariciando mentalmente desde hace tiempo… Sin embargo, sabemos que muchos escritores, Cortázar, García Márquez, Sampedero, Vargas Llosa y muchos otros, han terminado diciendo que ellos no escogen las historias que han escrito, sino que son las propias historias las que los escogen a ellos.

 

Ellos mismos dicen no saber explicar cómo es que las historias aparecen y permanecen dentro de sus cabezas. Dicen que son como una especie de moscardón fastidioso que va dando vueltas y allí, sin querer irse, sigue en sus mentes, fastidiando a veces, casi exigiéndole al escritor que les de vida, y se transforman en seres fantasmagóricos que en su cerebro terminarán por empoderarse de las ideas hasta percibir el propio autor como es que va hallando los pasos a seguir, pues ellos van controlando su mente a través de las letras, a veces cada uno va exigiéndole al escritor que les de vida. Es de esta manera como el escritor seguirá las indicaciones que veladamente sus personajes le dicen, le señalan, o le susurran...

 

Suena a cuento ¿verdad?, pero lo cierto es que quien escribe, debe tener un oído muy fino para escuchar, a veces escudriñar lo que sus personajes quieren contarle. En ocasiones, esas ideas son como relámpagos que duran tan solo unos instantes y el escritor debe retenerlas, no dejar que escapen… Es necesario entender que el escritor tiene que ejercer su oficio a tiempo completo. Cualquier idea en algún instante, puede valerle y abrirle un camino o señalarle un recodo donde quizás sea necesario detenerse, para buscar otra senda o para echar hacia adelante.

 

Puede que existan muchas conexiones autobiográficas solapadas en lo que se escribe y es evidente puesto que será en la mente del escritor, donde nacerán las ideas; allí fluyen en su subconsciente o residen más profundamente en su inconsciente, pero allí se activarán, quizás ante estímulos de lo cotidiano que le salpicarán con nuevos detalles a ser aprovechados o desechados por los genios que conducen la madeja de hilos que van desenvolviendo o enredando como ovillos en la mente del escritor…


Pero hay algo que han descrito y que puede presentarse; existe el fantasma de “la página en blanco”, este es uno que precisamente puede en ocasiones transformarse en fiero dragón que desestabilice lo que antes fluía adecuadamente y el escritor tenga la sensación de ser víctima de estar padeciendo lo que llaman un “bloqueo literario”. En algunos casos se corre el peligro de padecer algo que denominan la procastinacion que no es otra cosa que querer retrasar el trabajo que el escritor ya había antes programado. Todo esto se relaciona con esa presencia de la página en blanco que lo paraliza…

 

El secreto para vencer a este monstruo tiene que ser, atacar al trabajo, sin temor alguno, entrarle nuevamente de frente y con placer, sin pensar en premuras aspiradas, en resultados rápidos, sino por el contrario, el escritor deberá “tomarse su tiempo” y en estos casos puede ser de gran ayuda fragmentar el trabajo, partirlo en secuencias, aun sabiendo que pueden ser provisionales, pero especialmente adquirir con ello firmeza y confianza en que si funcionará, y que se saldrá del aprieto en un plazo menor del que se sospechaba.

 

Recordemos que el escritor, siempre cree saber hacia dónde se dirigen sus ideas, aunque ellas residan en su inconsciente y dependerá de ciertas motivaciones que pueden no estar muy claras en su conciencia y estarán sujetas a algo que es difícil de percibir, un algo que se ha llegado a comparar con una esquizofrenia transitoria o pertinaz, mal que se dan como resultado de la necesidad de meterse en la piel de sus personajes, de vivir con ellos, sentir sus pulsiones y deseos, sufrir, amar y si es necesario, hasta morir con ellos.

 

Casi que finalizo estas “Sugerencias” que son como especie de recomendaciones para quienes se meten en este negocio mal pagado que significa “escribir como oficio”… Desde 2014 he venido escribiendo y escribiendo, le he hecho a través de internet en mi blog lapesteloca – y desde el año 2019 lo hago TODOS los días. O sea que son cerca de tres páginas diarias en un año suman 4.380 paginas, que desde 2019 suman unas 21.900 páginas y si les añadimos unas 2.200 de este año llegarán a 24.100 páginas escritas en los pasados 5 años y medio -sobre muchos temas diferentes- ciertamente... Pero es un ejercicio diario, este es un oficio, que siento puedo denominar, “el oficio de escribir” … literatura.

El escritor suele tener ciertos rasgos que le caracterizan y será primariamente de esa, su capacidad para expresar sinceramente lo que sus personajes sientan, piensen y deseen, en gran parte, de lo que va a depender su éxito. Finalizaré este tema con las palabras textuales de mi maestro, el escritor Eduardo Liendo…

 

“Lo que más me fascina de la literatura es la posibilidad de ser otro, de ser yo y múltiple. Ser zorro y pez, nube y cometa, héroe y ratero, espuma y roca, eco y silencio... El escritor, por muy desamparado que se encuentre, por suicida que sea, es el amante preferido de la existencia. Por eso quizás su mayor desafío es vencer a la muerte con el filo de la palabra”.

Maracaibo, viernes 12  de julio del año 2024

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