miércoles, 2 de febrero de 2022

Detalles

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Mi novelaLa Peste Locafue editada por la Secretaría de Cultura de la Gobernación del Edo Zulia en la Editorial ARS Gráfica de Maracaibo, el año 1997. Con un prolegómeno, y en 8 capítulos, la trama se desarrolla durante buena parte de la vida en el sistema democrático. En negrillas hay unas reláficas a lo largo de la obra y he reunido “detalles” de algunos de esos juegos de palabras, de cada capítulo. Espero sepan excusar mi atrevimiento.

PROLEGÓMENOS - De La Habana llegó un barco... ¡A la jaiba sigue la guachafa! ¿Continúa el jueguito? ¡Ve pues! Llegó cargado de intenciones, solo con ellas dicen que no basta ni tan siquiera para empedrar el camino del infierno. Los asesores y los comunicadores, casi siempre mienten, se lo dicen en la oreja a los Presidentes, ellos siempre se dejan, per secula seculorum, así es y así ha de ser, desafortunadamente... Pero tranquilos, no existirán grandes inconvenientes.

CAPÍTULO I  - Mambrún se fue a la guerra, que dolor que dolor que pena, Mambrún se fue a la guerra y no sé cuándo vendrá, que do re mí, que do re fa, no sé cuándo vendrá. Tal vez vendrá mañana, quizás, no sé, repican las campanas, ¿que hor es?, ¿las diez?, murió Juan Veintitrés. ¿Entramos en acción?, sonrió Carlos Andrés, somos revolución. Año sesentaitres, viva la insurrección, vamos a la ucevé, ¿a qué?, te lo diré, un pelo achanta, ¿La Planta?, oposición, ¿Junquito?, evacuación, no resiste un pelito… Mambrún ya está bien muerto y lo llevan a enterrar. Venimos al sepelio, lo tienen en capilla, tras luchas y batallas y guerra de guerrillas, combatir hasta el fin, abrazar con pasión la justicia, tomarla como causa, después de aquella afirmación, los ideales revolucionarios consolidados… El Presidente ratificó en su cargo al ciudadano Ministro de la Defensa. Atención, ¡Firm! Presenten armm. Aplausos, abrazos, besos, también consternación, suspiros y gemidos. A discreeeción... Envuelto como un tequeño en el pabellón nacional, el duque de Malborough ensordeció ante la retumbante presencia de las autoridades…

CAPÍTULO II - Dónde están las llaves, matarile rile lero, dónde están las llaves, matarile rile ró; en el fondo del mar, matarile rile lero, ¿los aviones a volar?, matarile ya les dieron, ¿aeroplanos en el cielo?, matarile rile ró, palestinos en el suelo, ¿es un sueño?, ¡inación!, ¿quién los va a buscar?... ¿Dónde están las llaves?, en el fondo del mar, ¿quién las va a buscar?, yo que sé, ¿qué se yo? Tendréis vos que emigrar, ¿te engañas?, te irás a las montañas, ¿te evades?, tú corres, tú huyes, tú buscas tu mañana, ¿escapas del pasado? Golpe de estado, ¿dónde están las llaves?, ay mijo, Omar Torrijos, tomó el gobierno de Panamá, ¿era acaso un infierno?, na nai na ná. ¿Las llaves o el candado?, golpe militar, golpe de Estado, ¿Quién las va a buscar? Estado civil, casado, ¿capado?, de sitio, no no, soltero, ¿qué es este vainero?, ¿de dónde es pues?, ¿es cuál? El del canal, no hay exclusa posible, es un golpe de estado, ¿de ebriedad?, estado lamentable… A propósito de las llaves chico, ¿vos supiste que en el Brasil promulgaron la pena de muerte? Ya me vais a venir a decir que te me vais a meter en una de llanto y tragedia. ¡De muerte lenta! ¿De suerte? De muerte chico, de muerte. ¿El escuadrón? No chico, muerte a los subversivos. Creo que esos son algunos poetas de sótano, vesificadores underground, o es algo como eso, ¿no es así?

CAPÍTULO III - Estaba el Señor Don Gato sentado en su silla de oro, cuando vino misia Gata, a decirle con decoro, que se acomode y se apreste, ¡se puede meter la pata! Mi gato se está quejando, ciclo inclemente, se ríe la gente, se está quejando, quemando etapas, nadie se escapa, hasta que todo queda consumado, ¿mi gato se ha chamuscado? Estaba el señor Don Gato, sentado en la silla ansiada, le pusieron en un plato la solución del conflicto, la nación pacificada mejorará, si liberan los convictos... Corría el año setenta y el país comenzaba a conocer la paz, el clima afortunado, el Presidente era un hombre muy culto, un ser engominado, un tanto acartonado, ciertamente, él siempre encorbatado, empaltosado, muy ilustrado, ni sádico ni cojo, afortunado sencillamente, un tipo persistente, su inaccesible ilusión al fin se había realizado, ¡ser Presidente! Estaba el Señor Don Gato en silla de oro sentado y se puso tan contento, puesto que estaba tomado, que se fue de a paratrás y se quedó desmayado. Llamaron a siete médicos y a otros siete cirujanos, dijeron que estaba muerto, no era que estaba rascado, lo puyaron, lo auscultaron y por muerto lo dejaron, a todos impresionó la opinión del más versado, por comer arroz con leche, de perfil se había pintado, estirando su patita, el gatito había panqueado, sin darse cuenta siquiera, era un gato intoxicado... Se fue Don Gato pirado, salió corriendo de un modo, realmente desesperado y por irse calle arriba se embaló en la cuesta abajo, tropezando con un perro que le arrancó medio rabo, le echó las tripas al aire, ¡Don Gato despanzurrado!, en la punta del bigote, la sangre se ha coagulado, cara al cielo, pobrecito, ciegos sus ojos rayados, entonces quedó bien muerto, como en la guerra el soldado.

CAPÍTULO IV - Estaba una pastora, larán, larán, larito, estaba una pastora cuidando un rebañito. Discurso, después de brincar tres pozos, barrizales, charcas, con emotivos impulsos, habla y logra estremecer a la nación. De frente, dando la cara, de lo más convencido, el Presidente se expresa. Compañeros, combatiremos la corrupción, irrupción, ción, nación. En estos días la denuncia señala a algunos militares, los han cachado, no pasa nada, escandalosa negociación es destapada, el affair de la chatarra reciclada, ¡qué cosa!, aparece entre escombros de retorcidas vigas y de metal virutas, la hasta ha rato impoluta rectitud de las Fuerzas Armadas... Si vas a juicio por un queso, estás seguro de escucharle decir al juez, ¿cuánto hay pa eso? Y dijo la pastora, larán larán larito y dijo la pastora yo tengo un rebañito, no tengo miedo a nadie, me cuidan soldaditos, me basta mi petróleo, me ayuda un pastorcito... Una pastora estaba, larán larán larito, una pastora estaba cuidando el rebañito. ¡A la jaiba! Que motrenca. Otra vez con la regorgalla de la pastora. ¿La remolleja del gavilanes?, será más bien el jueguito, ¿el del rebañito?, ¡vesajaibachico!, reba, baño, bañito, pequeño baño, tequeño, año, baba, balan, las cabras del rebaño, ¿balan o balas?, ¡bolas!, ¡hala!, alas, órales pues... Habrá queso parrato, ¿para ratas?, y ¡palosgatos!, ¿Don Gato?, ¡zape gato!, los gatos en la menguada hora son muy felinos y desde luego, miraban todo el taim a la pastora, ¿acaso los mininos le están haciendo ojitos? El gato era ladino y la miraba con ojos golositos. ¡Ah! Los gatos le miraban morbosos sus quesitos.

CAPITULO V - Se oyen aplausos, escuchen, aunque sean de uñita, son ensordecedores, acudan los estamos esperando. Te cortaré el rabito, le dijo y se cuadró, con los brazos en jarra, con porte militar. Firme, uarrr, como los de la chatarra, para ponerse a pensar, ellos saben de logística y de estrategia, las fragatas eran misilísticas y la compra jue regia, donde manda capitán no manda marinero. Le hicieron como hace años les sucedió a los hermanos Pinzón, les cortaron, la retirada, y ahora al señor que los tenía bien puestos, le quitaron, el cambur, una maniobra orquestada. La uña se la hincó, larán larán larito, la uña le clavó y el rabo le cortó. Y dijo el señor don Gato al verse en tal situación, me cortaré la coleta, como torero corneado, si me tienen de veleta y con el rabo mochado, ¿qué me queda? ¡qué jareta!, la pregunta de las cincuentamil lochas es. ¿Qué dijo el gato cuando le picaron el apéndice posterior? Answer. El félido musitó, ¡me cortarán la cola pero me quedan bolas! De penitencia techo, larán larán larito, de penitencia te echo que me des un quesito, ¿que reparta el quesito?, andate, ese pecado ya está castigado deme su perdón. Si, ¿y entonces?, ¡toma tu tomate! ¿Quesitos o besitos? ¿No te sirven ponquecitos? ¿Sí?, ¡mordeme aquí!, quesitos de coco nena… Con firmeza, con coraje o con la bola untada. ¡Cómo se progresa en esta nación! ¿Verdad que nos gusta el cambur y el queso? Ya nadie se asusta, ¡vainación! La consigna parece ser clara. ¿Cuánto hay pa eso?

CAPÍTULO VI - La manzana se pasea de la sala al comedor, el setenta y siete, es año de manzanas, la cifra expresa, nuestro sabor, ¡es que somos machete! Venite y vela, estamos en la gloria, considerá el asunto: "Venezuela vive el mejor momento de su historia". No la piquéis con cuchillo, picala con tenedor. ¡Los numeritos mi amor!, son muy sencillos, nos bebimos de un solo tanganazo en ese año, treinta millones de litros de escocés, ¡conste que no te engaño! Cálate esta belleza, nos tomamos al año setecientos millones de litros de cerveza y pensaréis que la botamos de jonrón cuando te cuente que ingerimos veinte millones de litros de buen ron. El refranero popular ha conquistado a Miraflores. Las manzanas señores, ahora se preparan horneadas, se cubren con azúcar moscabada y de pronto, súbitamente, o sea de repente, se reparten Torontos. Con el país hipotecado y todo cuento, se pasará un buen rato, dirán ¡ay!, lo lamento, pero nos lloverán los cobres, vos no te preocupéis es un diluvio calculado, ni te lo imaginéis, el tipo lo ha afirmado, yo acabo con los pobres. ¡Diosito! el tipo es buena gente, él, sobre todo es de lo más consecuente, tiene una runfla de amigos y además es más joven que el Páez del billete de a veinte. ¿Quiere otro tequeño? Es que son mis hermanos los amigos larenses y los portugueseños, compañeros pedropabloherrereños. ¿Cómo no alimentarlos? Impulsaré las artes, siempre he sido amigo de los curas. Para mí, con mi arte ya me basta y tengo suficiente, esto se pone de locura.

CAPITULO VII - Cucurrucucú paloma, un oscuro viernes de Febrero, el signo monetario fue devaluado, entonces el país se encontraba hipotecado, se encuentra, ¿no?, más bien, se halla, anda perdido, ¿desorientado?, ido, hip, ¿hipotecado dices?, hip, hipócritas, jalamecates, hipódromo, me encanta, por eso, hip, me gusta, es mi oportunidad, soy como un padre, soy un amor, soy como tú, sí, de gallo mamador, sonrisita meliflua, rosagante, facie de bambino, soy como un bebé, ¡jodas!, bebedor, hip, empedernido, no, tanto no, ¿empecinado?, no mejor digamos jodedor, pero eso sí, muy enamorado, ¡ay ríquiti! Se pone de pie el diputado y dice: Un punto de paloma, perdón, un punto de orden, palometarios, esquiusmi, parlamentarios, pido una palomita, perdón, pido la palabra. Blanca paloma de gentil plumaje. Perdón, ejem... Señores, ya yo no soy el negro congo que bailaba en el manglar, ¿o era en el palmar?, no más pelar, ahora soy un negro fino, fisno, refinado, como el azúcar. Al que parte y reparte siempre le toca la mejor parte y está clarito, ¡blanco está ese bollo!, mientras más lechéis más blanco se pone, basta una sola paloma, blanca de gentil plumaje, ahora, fuera cacho, achanta un pelo que aquí todo se puede y el que bien lo arrecueste, mejores dividendos cotiza, chancleta si queréis, como me dijera un amigo de Beto y de Ana Luisa o del jodido Mestre. ¡Papo habemus!

CAPÍTULO VIII - El rubicundo hijo de Esculapio, con su sonrisa estereotipada, disfrazado de dios Baco, por gordo, obtuso y concañero de partido, se iba de frente en una rumba mitológica. Decime, vos acaso sabías que Mercurio. ¿El que tiene alitas en los ñames? Si ese, pero no me interumpáis. No, es que te iba a preguntar si era de la familia Cromo. ¡Bírtica!, vai cristiano, ¡dejate hablar! ¡Ajá! Bueno ve, figurate vos que Mercurio era jalabolas de Zeuss. ¿Zeuss es el mismo Presidente Júpiter, verdad? ¡A vaina chico, me vais a chalequear el cuento! Oíme. Mercurio era como te dije el alcahuete de Zeuss y andaba a que Vulcano poniéndole unas curitas en sus cauchos, los de él no, los neumáticos, okey, entonces, ¿a qué vos no sabéis lo que le pasó? Soñar no cuesta nada, eso mismo dijo la Comisión. ¿La de la Educación? Sí. Atraso de décadas fue el dictamen. Pero Zeuss cerró el informe, le puso su rolliza mano, casi pata de elefante y ¡closed! Les dijo, cerrado está, y muéranse que chao, ¡se me van pal Callao! Los mandó a cerrar el pico. Los escogidos dijeron entonces. Ay, ¿y que va usted a hacerle? Así somos los jefes pana, los presidentes, los caudillos, los gerentes y los hijoeputivos, eso lo han aprendido todos los escogidos, hasta los sindicaleros cuando fungen de dirigentes, todos los parásitos perféricos de la riqueza y del poder. ¡Así, la pájara pinta paradita en el limonero, queda de pinga! Bueno, ella pica y pica y pica hasta acabar con la guarandinga... Picando o pecando. Pica pica, ¡chico! ¿Cómo las sardinas?

La novela finaliza así: “Se puso los lentes y sus manos temblorosas acariciaron las hojas de papel, entonces tomó asiento frente al abultado manuscrito. El cielo comenzaba a impregnar las motas algodonosas con un tinte rosado purpurino”. FIN

Maracaibo miércoles 2 de febrero del año 2022

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