A finales de 1974 me llegó una oferta interesante de los neurocirujanos
del hospital Vargas de Caracas. Estaban
iniciando trabajos de cirugía estereotáxica, los Drs Del Corral y Galera neurocirujanos
de Caracas, cuando me invitaron a conocer todo un aparataje en una gran
habitación donde en el futuro se operarían los enfermos de Parkinson y se
lograrían avances para operar las lesiones de Sistema Extrapiramidal.
Inicialmente habían comenzado a hacer cirugía experimental en animales, y el
planteamiento era que me fuese a trabajar con los neurocirujanos y los
neurólogos del hospital Vargas.
Ya hemos comentado en otras ocasiones que al pasar el Sanatorio Antituberculoso
de Maracaibo a Hospital General, los fondos que recibía el Laboratorio de
Microscopía Electrónica (ME) se habían reducido considerablemente por lo que pensé
que en el año 1975 gozando de mi año sabático correspondiente de la Facultad de
Ciencias Veterinarias de la Universidad del Zulia, pudiese ser admitido como neuropatólogo
en el Instituto de Patología del hospital Vargas de Caracas con el compromiso
de poner a funcionar un ME que estaba paralizado y de organizar reuniones para
neurólogos y neurocirujanos.
En aquel entonces, el Director del Instituto, estaba encargado de
Ministerio de Sanidad y Asistencia Social y me toco ingresar a su Instituto
donde tuve la suerte de conocer personalmente al doctor Pedro Luis Ponce
Ducharne, cuando él era el Jefe del Servicio de Neurología del hospital Vargas
quien me impresionó por su amable personalidad.
Aprovecho estos recuerdos para hablar de este médico, un brillante
neurólogo quien tuvo gran influencia en la medicina nacional, y contribuyó al
desarrollo de la electroencefalografía, de la electromiografía y los estudios
de potenciales evocados; igualmente utilizaría novedosas técnicas de
angiografía, así como el Doppler carotideo y la medición ultrasónica cerebral
en sus pacientes. El doctor Pedro Luis Ponce Ducharne era quien tenía que “amansar”
semanalmente los ánimos usualmente caldeados en las reuniones clínico
patológicas de los neurólogos y los neurocirujanos, que iniciaríamos todos los
viernes en el pequeño auditórium de Anatomía Patológica del hospital Vargas de
Caracas.
Me tocaba conversar con el doctor Ponce y con su esposa Celina ambos
neurólogos, para preparar los casos que presentábamos todos los viernes en la
mañana, y lo hacíamos después de haber cortado y examinado previamente los
hallazgos de los cerebros de las autopsias. En aquellas reuniones alternaban
los casos clínicos con casos quirúrgicos del destacado grupo de los
neurocirujanos del doctor Martínez Coll (los residentes hablaban de “Don Gato y
su cuadrilla”) quienes sostenían con los neurólogos médicos, pugnaces
discusiones de lo más animadas que hacían de todos los viernes unas reuniones espectacularmente
inolvidables.
Muchas veces terminaban acusando al doctor Jaime Boet, el adjunto de
Neurología de averiguar los diagnósticos que yo llevaba para desvelarlos en la
reunión, con inviolable secreto, y hablaban de que Jaime sabía los diagnósticos
para supuestamente chalequear los planteamientos de los neurocirujanos. Siempre
la mesura del doctor Ponce Ducharne aplacaba los ánimos encendidos, y así lo
recuerdo con cariñosa admiración.
Potra parte, confiando en mi preparación, el doctor Ponce Ducharne me
asignaría un residente de Neurología para que estuviese conmigo en Anatomía
Patológica y fue para mí una inolvidable experiencia docente de mutuo
aprendizaje con pasantes neurólogos que estaban formándose; recuerdo
especialmente a Freddy González Merlo, a Douglas Barrios, y una pequeñita doctora
que parecía una muñeca y cuyo apellido se me eclipsa ante el recuerdo de su
belleza.
Tras una corta enfermedad aguda, en 2020 a los 93 años fallecería doctor
Ponce Ducharne. El doctor Rafael Muci Mendoza, ha relatado como le escribió
a la doctora Elvira Ponce León una de sus hijas, médica y antigua
alumna, pidiéndole algunos datos acerca de la vida de su padre el doctor Pedro
Luis, para lo cual, ella le enviaría un hermoso escrito cuyo texto lo publicó
el doctor Muci Mendoza el 12 de enero del año 2020, tal como fue escrito por su
hija.
Lo más extraordinario fue que su padre, aún saludable y con excepcional
claridad mental, había tenido la ocasión de leerlo y manifestarle con lágrimas
en los ojos, lo hondo que había llegado aquel documento de amor de una hija a
su progenitor… Yo, en este Blog, lapesteloca, me atreví a
trascribirlo en enero del 2020 como una muestra conmovedora de cariño y en
homenaje a quien fuera un verdadero Maestro.
Celina León y Pedro Luis Ponce Ducharne tuvieron la fortuna de conocerse
cuando eran instructores de la Cátedra de Anatomía de la Facultad de
Medicina de la Universidad Central de Venezuela, cuando Pedro Luis, le daba
demostraciones a Celina en la sala de disecciones. Con el correr de los años el
Dr Ponce Ducharne fue fundador y jefe del Servicio de Neurología del Hospital
Vargas de Caracas y de la Cátedra de Neurología Clínica de la Escuela José
María Vargas en el Hospital Vargas en las cuales profesó con pasión y
muchas veces con financiamiento personal, con desprendimiento absoluto y sin
aspavientos, el ejercicio de su profesión. Con un grupo de prominentes
especialistas también emprendió el desarrollo de Hospitales privados tales como
la Clínica Rafael Rangel y el Instituto Diagnóstico donde ejerció su práctica
privada innovadora en neurología.
El final de aquella, mi gestión como neuropatólogo, fue inesperado. No
logré reparar el ME del hospital, pero conseguí a través del CONICIT la
donación de un ME Hitachi H500 de alta resolución, que me otorgaron para
proseguir investigando con la colaboración del IVIC sobre el virus de la
encefalitis equina venezolana. Hace un par de días hablábamos de que asumiría el
compromiso de decir verdades sin pelos en la lengua y cumpliré mi cometido.
Lo sucedido, fue que el Director del Instituto de Patologia del hospital
Vargas, hasta pocos días antes también era el Ministro de Sanidad, y el Dr
Bruni regresó de su cargo Ministerial Le pareció entonces que un ME nuevo
habría de ser un compromiso muy complejo, pues su interés estaba en mejorar la
inmunofluorescencia en su Institución para los estudios de nefrología, por lo
ya dicho, me sugirió que me regresara a Maracaibo -donde ya me conocían bien-: “es
mejor ser cabeza de ratón que cola de león” me dijo, y tras unos
cuantos días muy tensos, de común acuerdo, fui admitido en el Instituto
Anatomopatológico (IAP) de la UCV que de momento dirigía el Dr Pedro Grases, a
donde llegaría como Profesor Asistente con el aporte del ME Hitachi H500.
En el IAP de la UCV ascendería a Profesor Titular, y estaría al frente
de la dirección desde 1984 a 1995. Jubilado en 1988, mi permanencia en el IAP
se extendería desde 1976 hasta el año 2005. I colorín colorao, hasta aquí ya he
“acabao” este cuento que es historia patria.
Maracaibo, viernes 31 de octubre del
año 2025
No hay comentarios:
Publicar un comentario