miércoles, 8 de octubre de 2025

Italo Calvino


Pin es un niño que crece en la Italia convulsionada por la Segunda Guerra Mundial y busca clientes para su hermana, quien se prostituye para la supervivencia de ambos; un día le roba un arma a un militar alemán y la esconde en lo que él llama “el nido de araña”, pero la encuentran y lo llevan a la cárcel, pero se escapa con ayuda de otros quienes eran parte de la resistencia. Desde una infancia atravesada por las miserias humanas, comenzará una búsqueda de identidad que nunca estará libre de tensiones.

La historia del niño Pin, se parece demasiado a la trama de un italiano nacido en Cuba, el 15 de octubre de 1923, quien luchó en aquella misma guerra, y cuya experiencia tomó forma en su primera novela, El sendero de los nidos de araña. El autor, hasta el momento de su muerte en 1985, era el escritor más traducido de Italia y se llamaba Italo Calvino.

Italo Calvino fue un escritor que luchó contra los fascistas durante la Segunda Guerra Mundial y con un estilo único muy personal, escribió novelas, cuentos y ensayos, que oscilaron siempre entre el realismo y lo fantástico. Se casó con una traductora argentina, y es uno de los autores italianos más leídos en el mundo. Italo Calvino es considerado uno de los grandes autores italianos del siglo XX, siendo autor tanto de novela como de relato y ensayo.

Hijo de un ingeniero agrónomo y de una botánica y profesora universitaria, quienes estaban en Cuba, pero ya dos años después del nacimiento de su hijo, ya vivían en Italia, en Turín, donde Italo ingresó a la Universidad para seguir los mismos estudios que su padre. Completó su formación en agricultura, pero su vocación estaba en la literatura. Sin embargo, al estallar la Segunda Guerra Mundial, abandonó los cursos que había empezado y se integró a los partisanos contra el fascismo. Todo aquello dejó una marca a fuego de la que no se desprendió jamás.

Al finalizar la Guerra, Italo retomó sus estudios y se graduó de la carrera de Letras, con una tesis sobre Joseph Conrad y comenzó a escribir profesionalmente en diversos diarios donde colaboraba. Fue durante esos años cuando conoció al escritor italiano Cesare Pavese, quien lo ayudó a ingresar a la editorial Einaudi, con la que mantuvo una fuerte relación laboral y de amistad con sus miembros, de manera que fue gracias a la ayuda de Pavese, que Calvino, con 24 años, publicó su primera novela, inspirada en la Resistencia contra los fascistas.

“Todo lo que escribo y pienso, es parte de la experiencia de la Resistencia. Sólo las revoluciones, los grandes movimientos renovadores, ponen en movimiento la conciencia y dan el derecho a decir”, expresó una vez Calvino. Luego, comenzó a escribir relatos que se alejaban de la perspectiva realista y se acercaban a lo fantástico y como muestra existe la trilogía “Nuestros antepasados”, integrada por El vizconde demediadoEl barón rampante y El caballero inexistente.

Esta trilogía de Calvino marcó un importante giro en su evolución literaria, y dejando a un lado sus inclinaciones neorrealistas, consiguió reinventar magistralmente el conte philosophique del siglo XVII. Con un refinado juego de acontecimientos emblemáticos, que acercan el estilo del libro a la fábula, en El vizconde demediado (1952) se propuso analizar y denunciar la realidad contemporánea, así como la soledad y el miedo implícitos en la condición humana. La misma problemática continuará en El barón rampante (1957) y en El caballero inexistente (1959), obras que según comentan sus biógrafos Elena Tamaro y Tomás Fernández, muestran su conciencia de vivir en un mundo en el que se niega la más sencilla individualidad de las personas, reduciéndolas a una serie de comportamientos preestablecidos,

Notable fue también su interés por los problemas de la sociedad industrial contemporánea y la alienación urbana, que quedó plasmado en otra especie de trilogía compuesta por La especulación inmobiliaria (1957), La nube de smog (1958)y La jornada de un interventor electoral (1963). Gracias a su labor de crítico literario en la revista Il Menabo, que codirigía junto a Elio Vittorini, entró en contacto con la obra de Raymond Queneau y del grupo experimental francés Oulipo, a cuyos planteamientos literarios, se acercó.

En 1953 publicaría Marcovaldo (1963), combinando la narrativa realista y fantástica, Tamaro y Fernández opinarían que: “su poética se abrió a un nuevo clima cultural, moral y estilístico, determinado por el interés hacia argumentos científicos o matemáticos y hacia la experimentación literaria, pero en el que pervive claramente su característica actitud irónica y deformadora con respecto a la realidad”.

Cosmicómicas (1965) y Ti con zero (1967) forman parte de un nuevo momento en su producción literaria, donde intenta mediante la ficción una visión del mundo distinta, en la que el pensamiento humano y la noción de la verdad se expresan con un estilo único y personal. La editorial Einaudi –fundada en Turín en 1933 por Giulio Einaudi– fue decisiva en la carrera literaria de Calvino. fue uno de sus grandes colaboradores y como asesor del sello, impulsó la publicación en Italia de escritores argentinos como Julio Cortázar. A Cortázar lo conoció en París, en 1961, mientras Calvino promocionaba su novela El caballero inexistente.

El cronista Demian Orosz, comentaría: “Fue en el círculo de argentinos radicados en París donde Calvino conoció a ‘Chichita’, su futura esposa, y a Julio Cortázar y Aurora Bernárdez la mujer de Cortázar, quien se convertiría en la traductora al castellano de las obras del escritor italiano. Calvino y Cortázar se leyeron recíprocamente con mucha admiración e intercambiaron guiños. Tenían en común el amor por la literatura fantástica y el deseo de llevar la creación literaria al campo de la experimentación”,

Orosz agregaría: “El otro gran escritor argentino al que se lo vincula, es Borges. Según Martín Caparrós, Las ciudades invisibles es ‘el libro más borgeano que Borges no escribió’. ‘Yo no estaría tan de acuerdo con Caparrós en este punto’ –precisa Juan Kolasinki–. ‘Basta con leer la poesía de Borges y la poesía en Las ciudades invisibles para notar una diferencia de estilos que no es fácil de conciliar. Sin embargo, podría estar de acuerdo en el punto en que ambos escritores tienen una fascinación por las estructuras. En Borges están dentro del relato. En Calvino, esa estructura desnuda y a la vista no está dentro del relato, sino más bien en la organización con otros relatos’”.

Durante los años sesenta, Calvino volvió un tiempo a Cuba y fue en La Habana, en 1964, donde se casó con su mujer, la traductora argentina Esther Judit Singer, a quien apodaban “Chichita”. Chichita formaba parte con Julio Cortázar y Aurora Bernárdez del grupo de argentinos intelectuales que vivían en Francia y se habían conocido dos años antes en París. Luego de la boda, se fueron a vivir a Roma y, un año después nació su hija, Giovanna. Esther fue la principal traductora de la obra de Calvino y fue quien difundió la obra de su marido por distintas partes del mundo.

En los años setenta y ochenta, produjo sus últimas novelas –la famosa Las ciudades invisibles (1972), Si una noche de invierno un viajero (1979) y Palomar (1983)-. Entre 1984 y 1985, Calvino estaba trabajando en una serie de conferencias a dictar en Estados Unidos, invitado por la Universidad de Harvard (publicadas como Lezioni americane o, en español, Seis propuestas para el próximo milenio). Se trataba de los valores literarios que para Calvino eran más relevantes y que, según él, deberían conservarse en el nuevo milenio que se acercaba.

Calvino nunca las impartió: sufrió un derrame cerebral, el 6 de septiembre de 1985. Lo internaron en el hospital de Santa Maria della Scala (Siena), y falleció dos semanas después, el 19 de septiembre, con 61 años de edad. Las conferencias se editaron de manera póstuma, igual que otros títulos como Por qué leer los clásicos.

Maracaibo, miércoles 8 de octubre del año 2025

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