martes, 6 de diciembre de 2016

La historia de César Cuello en cuatro partes (II)


La historia de César Cuello en cuatro partes.

SEGUNDA PARTE

Todo eso fue en un principio, pues ya a la edad de dieciocho años, César Cuello se había transformado en otro activo agente viajero de la afamada Casa Blohm. Desde esa época, la cual César siempre asociaba a la muerte de su tía Aminta, todo comenzaría a cambiar en el Zulia. El 14 de Diciembre en La Rosa de Cabimas, el pozo “Barroso Número 2” haría erupción y pautaría el inicio de la explotación petrolera. Este hecho vendría a modificar el comercio de la región y la vida toda del país, para siempre. Inicialmente él iba a visita los recién fundados campos petroleros de la Paz y La Concepción en compañía del señor Hamman, esperando en ampliar las ventas de Blohm. Luego iniciaría sus viajes por los Andes y las tierras del sur del lago donde comenzaron todos a conocerle como, el compañero del alemán, mister Hamman, y muy pronto como, mister Cuellio.
César no aparentaba la mocedad de sus años, y comenzó a viajar solo de manera que en pocos meses sería el portador de los encargos más importantes de los alemanes, él llevaba las encomiendas de mayor responsabilidad y en unos años pasó a ser un joven de gran valor para los enlaces comerciales de la Casa Blohm. Con un bozo poblado sobre su delgado labio superior, César se transformó en un personaje conocido de todos. Él había adquirido por su propio interés y su constancia, durante el curso de las largas noches en sus viajes, las nociones de inglés y de alemán que lo capacitaban para hacerse entender por los musiues y los maifrenes en sus propias lenguas. En las piraguas y sobre el lomo de las mulas, leía todo el tiempo y muy pronto aprendió a conocer a su gente, los marineros, los pilotos, los caleteros, los trujillanos, los corianos, los merideños o los tachirenses. Conocería de la idiosincrasia de los mestizos e indígenas, de los recolectores de caña y de café, de los mulatos y los negritos de Gibraltar y de Bobures. Sabía de pendencieros y tramposos, de tontos y de vivos, a quién debía y a quién no debía tratar y sobre todo como escurrir el bulto para evitar problemas con Jefes Civiles, con policías de peinilla y con camorristas profesionales. Pronto aprendería cuándo darse a conocer y como engatusar a los Presidentes de Estado.
Su habilidad personal le había granjeado la amistad de mucha gente y siendo aún un joven y eficiente viajero de Blohm, comprendió muy pronto la importancia del petróleo. Presto se ofreció para servir de enlace como mensajero, entre Los Andes y Maracaibo, para la Caribbean Petroleum Company y luego para la Standard Oil Company. En poco tiempo la amistad con los americanos y su inglés cada vez más perfeccionado lo llevó a introducirse en el comercio de vehículos automotores y en la venta de repuestos que estaba en manos de las casas comerciales Sosa Altuna Company y El Automóvil Universal y Sucs. En el año 1926 la llegada al poder en la presidencia del Estado del General Vicencio Pérez Soto contribuiría a mejorar su situación. A César le costó poco esfuerzo el montar su negocio propio. Era una especie de venta de neumáticos, de piezas automotores y de ferretería. Gracias a sus estrechos vínculos con los agentes aduanales progresó rápidamente, sin pasar apuros durante la grave recesión económica que azotó al mundo por aquellos años. Él estaba abastecido y además con su trabajo próspero, ayudaba a su familia y a muchos amigos y clientes, quienes gozaban de un excelente servicio de ferretería y repuestos para los maracaiberos y los interesados de varios Estados vecinos.
El 18 de Octubre de 1929, César Cuello con solo veinticinco años de edad era ya un floreciente empresario privado, miembro de la Cámara de Comercio de la ciudad capital del Estado. Le tocó a él, ser uno de los organizadores del homenaje que la municipalidad le ofreciera al benemérito General Juan Vicente Gómez para conmemorar la efemérides libertadora. La recepción constituyó todo un éxito y demostró cómo César había adquirido las habilidades necesarias para moverse en la sociedad marabina. A pesar de su origen humilde, el dinero lo estaba levantando como pompa de jabón. En esos años frecuentó el Club del Comercio y comenzó a tener una activa vida social. Su galantería y conocimiento de las gentes lo llevaron muy pronto a contraer matrimonio con una de las hijas del señor Rosell Estrada, familia de origen hebraico, venidos de Curazao, quienes eran dueños de casi todo el comercio de importación de telas así como de todas las farmacias de la ciudad. Cuando comenzó a tener familia pasó a ser conocido entre la gente bien como el señor don César.

Fin de la Segunda parte.

DesdeToronto, y como regalo, “La historia de César” que es sencillamente un relato dentro de la novela “LaPesteLoca”;  6 de diciembre del año 2016

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