La batalla del Hato Juana de Ávila en Maracaibo
El General Francisco Tomás Morales,
tras salvar parte de su caballería en Carabobo, se dirigió hacia Puerto
Cabello, donde estuvo esperando ayuda desde España para proseguir la guerra.
Morales siguió rumbo al noreste por la costa, llegaría a Coro y
tomaría la ciudad. Continuaría su marcha y acercándose a las poblaciones del
norte de la costa oriental del lago de Maracaibo, asaltaría las villas de Altagracia
y de Santa Rita. Los realistas fueron luego sobre las poblaciones de
Cabimas y Lagunillas, apoderándose de vituallas y pertrechos, con las que
pronto regresaron a los poblados del norte frente a Maracaibo. Morales se
estableció en Los Puertos de Altagracia, desde donde ordenó despachar hacia la
ciudad de Maracaibo dos columnas de tropas, comandadas por el Coronel Lorenzo
Morillo y el Capitán Juan Ballesteros, mientras él se hacía fuerte en
Altagracia a la espera del resultado de la operación militar sobre la ciudad.
Morales parecía estar dispuesto a embarcarse con el grueso de sus fuerzas
militares sobre la capital zuliana.
El almirante patriota Lino de
Clemente, en conocimiento de la llegada de Morales a Los Puertos, desplegaría
sus soldados hacia la Cañada del Manglar y cuando se inició el desembarco de Lorenzo
Morillo, recibirá la noticia de una invasión semejante por Bellavista.
Entonces, le daría órdenes al Coronel José Rafael de las Heras quién ya se
había distinguido al servicio de Bolívar, para hacerles frente con el batallón
Maracaibo, mientras se recrudecía el combate en la cañada del Manglar. Los
realistas lograrán desembarcar pero serán vencidos y en desbandada escaparían
hacia Perijá. El comandante patriota de Las Heras, un cubano que vivía en
Maracaibo desde hacía varios años, ubicará las posiciones enemigas, y ordenará
la carga con un formidable asalto donde las tropas del imperio español, aunque
se comportan con bravura no logran disparar sus cañones, y deciden hacer
cerradas descargas de fusilería. En medio de una nube de humo y polvo, se abrirá
paso la carga patriota calando sus bayonetas, sables y cuchillos. El capitán
Ballesteros se crece en audacia y resiste temerariamente el certero ataque de
los patriotas en un sangriento combate donde la infantería y la caballería
pelean en muy poco espacio, y entre el humo y el polvo se va creando una
terrible confusión.
La batalla del Hato Juana de Ávila
comenzó a las tres de la tarde y transcurrida media hora, los frentes no cedían
terreno. En una segunda etapa, el coronel José Rafael de las Heras, espada en
mano decidirá apartarse y tomar distancia, para lanzarse montado sobre su
brioso corcel, señalando a sus tropas hacia donde estaba el comandante
realista, pretendiendo concentrar el ataque sobre el punto de mayor poder de
fuego, pero su caballo cae en una trinchera y el prócer saldrá proyectado
estrellándose contra una gigantesca piedra, inmolando allí mismo su vida. La
otra columna española estaba desplegada en tierra por el hato de La Hoyada con
el Capitán Juan Ballesteros al frente y buscaría un lugar propicio para plantar
combate. En ese empeño estuvo y penetraría monte adentro hasta llegar al hato
de Juana de Ávila, ubicando sus tropas en mejores posiciones, parapetados
detrás de cercas de curarire a pique, y de enormes piedras de ojo. Los Oficiales
que acompañaban a Heras, sucesivamente fueron ocupando la línea de mando
mientras otros caían muertos o heridos. Manuel León, fue sustituido por Paredes
y éste por Ochoa, de manera que en estas circunstancias los sargentos Carlos,
Bruno y Fermín Mas y Rubí, comandando sus compañías, con ejemplar heroísmo
cumplirán la última orden de su comandante que acababa de morir delante de
ellos y arrasarán con un denodado esfuerzo al resto de las tropas realistas.
Los valientes fueron arrollando y envolviendo a sus contrarios, entre quienes
se halla el mismo capitán realista Ballesteros, que fue herido de muerte, y
mientras sus hombres, unos huyen y otros se rinden ante los patriotas.
El General Francisco Tomás Morales
al tener conocimiento de la derrota de su ejército en Maracaibo, regresó a
Puerto Cabello para darle las malas noticias a La Torre, quien lo esperaba para
hacerle entrega del cargo de Capitán General de España en Venezuela, pues según
trascendió diría que él no quería ser el sepulturero del Imperio español. Una
vez obtenidos suficientes pertrechos y hombres el General Francisco Tomás
Morales como Capitán General y Comandante del ejército realista en tierra firme
venezolana, y después de que el mariscal Miguel de la Torre fue transferido a
la isla de Puerto Rico, se embarcará el 24 de Agosto de 1822 rumbo a la
Península de la Guajira a continuar su guerra contra los patriotas.
Como recuerdo de esta gloriosa
batalla de Juana de Ávila, en los terrenos de un hato, que originalmente era de
un señor llamado José Joaquín de Ávila y le cambió el nombre al antiguo hato de
“El Caujaro” a “Juana de Ávila” en honor a su esposa, años atrás se colocó
entre rejas decorativas, una dedicatoria escrita sobre mármol blanco sobre un
enorme pedestal labrado en piedra de ojo que dice “A los valientes soldados
muertos en este glorioso campo de Juana de Ávila el 24 de Abril de 1822.
Homenaje de admiración que les tributa la Junta Central del Distrito en el
primer centenario del Gral. Rafael Urdaneta, 24 de Octubre de 1888”. En el
Municipio Sucre del Estado Zulia, al sur del Lago de Maracaibo existe un
pueblo, fundado en 1682 como Santa María, e históricamente vinculado al antiguo
Cantón Gibraltar con la intención de servir como puerto para las poblaciones de
Mérida y Trujillo en los Andes. Después de la Guerra de Independencia decayó su
importancia como puerto, y hoy día lleva el apellido del prócer zuliano José
Rafael de Las Heras, como recuerdo de un teniente coronel enviado por el
General Rafael Urdaneta que en 1821 se encargó de defender la región de los
ataques realistas. Existe, también una estampilla, timbre fiscal cubano de
1983, conmemorativo del patriota de Las Heras muerto en la batalla de Juana de
Ávila… Al menos algo quedó para el recuerdo…
El monumento, piedra mármol y su
cerca cayéndose, está allí, en un terreno, olvidado desde hace muchos años. Mi
padre me enseñó el sitio en Maracaibo cuando yo era aún niño, señalándome que
era para recordar una importante batalla... Ahora, acostumbro a pasar por un
lado de “la piedra de Juana de Ávila”, usualmente tras cruzar la avenida Rafael María Baralt, cerca del
antiguo Rectorado de la Universidad del Zulia, y al mirar buscando la piedra,
siempre pienso en quienes inocentemente creerían que la piedra valdría para no
olvidar la batalla ganada por los patriotas el 24 de abril de 1822. Ahora en un
terreno repleto de chamizos entre cujíes retorcidos con algo de basura, todo
permanece muy al estilo de nuestros tiempos donde la historia y sus próceres no
parecen vivir ni en el recuerdo. Entonces me quedo pensando en la frase de
Jorge Luis Borges… “Sólo una cosa no hay. Es el olvido”.
Toronto,
15 de diciembre de 2016
7 comentarios:
Excelente esto deberia ser enseñado al menos en las escuelas de Maracaibo
Muy importante,que conozcan esta parte de nuestra historia La piedra esta al lado de la Facultad de Ingeneria
Excelente recopilación y reseña histórica.. estuve presente en el monumento y se lo descrito a mi familia
Gracias a Dios lo visite y lleve a mi hijo hace varios años. Interesante relato.
Ese es el comportamiento del Venezolano pues por naturaleza es indolente, inculto, lo arrastra la desidia. Estudie en la facultad de Ingeniería de la Universidad del Zulla y ni los mismos profesores (algunos ufanos con pretensiones de eruditos) no conocen la historia de su propio entorno, del piso donde pisan.
Muchas veces pase caminando al lado de la piedra, y la curiosidad me llevo a leer la inscripción tallada en el mármol. Es un espectáculo dantesco ver como la basura envuelve todo, perros muertos, vegetación seca, la inseguridad propia del lugar y la protección metálica de la piedra cayéndose a pedazos.
Por eso somos lo que somos, el país es el reflejo de la gente que lo habita. Quien quiere ver la estatua de Miranda en el campo de Orly donde sello su reconocimiento por el ejercito republicano de Napoleón al frenar a las tropas prusianas al norte de Francia? Comparemos los dos retratos, Orly y el monumento a Juana de Avila. Es lamentable, pero lo trágico de esta comedia es que nos sentimos ofendidos cuando en el exterior nos dicen indígenas, tercermundistas o subdesarrollados, los arranques de indignación solo pasan a ser una de las tantas escenas burlescas que sirven de deleite para el que critica con la suficiente razón.
La historia de Venezuela se hundió en un pantano de lodo maloliente, es curioso ver como a un portero cercado con alambre se le pueda otorgar el reconocimiento como país en el mundo civilizado. Estamos a la altura de regiones (si es que pueden llamarse países) como Chad, Sierra Leona, El Congo y Liberia...pero eso si, que no nos digan atrasados porque nos rasgamos las vestiduras y reclamamos delante de las superpotencias la dignidad que nos corresponde como "pueblo"....perdón, quise decir "pais".
Rectifico la nota, Miranda fue reconocido en el campo de Batalla en "Valmy", región al norte de Francia, bajo el comando de Charles François Dumoriez, quien se convirtio en un acérrimo enemigo de Miranda.
Cuando paso por ese lugar, imagino las luchas que allí hubo,guardo un minuto de silencio por los caidos
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