lunes, 12 de diciembre de 2016

Parahelio al atardecer


Parhelio al atardecer

Dentro de La Guerra de las dos Rosas, mientras la reina Margarita de Anjou viajaba por el norte de Inglaterra con su hijo Eduardo de 16 años, permitiendo a los ejércitos logrados con el apoyo de Escocia pagarse con el saqueo de los pueblos del reino, Eduardo, nuevo duque de York, tras la muerte de su padre Ricardo en la batalla de Wawefield, se enfrentaría con el ejército de Pembroke que venía llegando de Gales. Lo sucedido en aquel momento de la historia de Inglaterra dentro de la cruenta Guerra de las Dos Rosas, le da su título a este relato. El denominado parahelio se dio en la llamada Batalla del Cruce de Mortimer en Herefordshire. Eduardo inspiró a sus soldados con la supuesta visión de tres soles al atardecer (fenómeno conocido como “parhelio”) quien les dijo antes del combate a sus guerreros, que los soles representaban a los tres sobrevivientes de la Casa de York: él y sus hermanos, Jorge duque de Clarence y Ricardo duque de Gloucester. La resultante victoria seguramente influenciada por esta visión provocaría la adopción del sol en su esplendor como su emblema personal. Después de haber sido derrotado los York en la segunda batalla de San Alban, Eduardo reunió sus fuerzas con las de Warwick y pudieron entrar a Londres donde fueron aclamados con entusiasmo con gritos y hurras al “Rey Eduardo”. El Parlamentó no hizo sino confirmar la opinión popular, logrando coronarlo como Eduardo IV en la Abadía de Westminster entre escenas de júbilo.  Dentro de mi trabajo como dibujante de “La historia del Mundo en la Edad Media”, la escena de lo sucedido en la Guerra de Las Dos Rosas está representada por un solo dibujo… Que se incluye en este curioso relato, no importa el foco!

La palabra parhelio proviene del griego (para-helios) y se puede interpretar como "semejante al Sol". Los parhelios son fenómenos atmosféricos causados por el Sol, por lo que también se pueden considerar como fenómenos de origen astronómico. En realidad es un fenómeno óptico asociado con la reflexión/refracción de la luz. Se trata de dos pequeños resplandores que se forman a ambos lados del Sol cuando hay un cierto tipo de nubes o como producto de una gran cantidad de partículas de hielo en las nubes cirro, que son esas nubes con aspecto de "filamentos" o de "copos de algodón". Estas nubes contienen cristales de hielo que actúan como pequeños prismas que refractando los rayos del Sol, es decir, desviando parte de esos rayos a otro lugar, formando así los parhelios. Los parhelios aparecen exactamente a 22° del Sol, debido al ángulo con que son refractados los rayos luminosos. Estos se ven entonces como si fuera otro Sol tras las nubes, aunque menos brillante que el Sol real.

En el planeta Mercurio, curiosamente, se sabe que existe el fenómeno de los amaneceres dobles, donde el Sol sale, se detiene, se esconde nuevamente casi exactamente por donde salió y luego vuelve a salir para continuar su recorrido por el cielo; esto solo ocurre en algunos puntos de la superficie del planeta Mercurio, y ocurre por el mismo procedimiento. En el resto del planeta se observa que el Sol aparentemente se detiene en el cielo y realiza un movimiento de giro. Este fenómeno se debe a que aproximadamente cuatro días antes del perihelio, la velocidad angular orbital de Mercurio iguala a su velocidad angular rotatoria, lo que hace que el movimiento aparente del Sol cese; justo en el perihelio, la velocidad angular orbital de Mercurio excede la velocidad angular rotatoria. De esta forma se explica este movimiento aparentemente retrógrado del Sol. Cuatro días después del perihelio, el Sol vuelve a tomar un movimiento aparentemente normal, pasando por estos puntos. El avance del perihelio de Mercurio fue notado en el siglo XIX por la lenta procesión de la órbita del planeta alrededor del Sol, la cual no se explicaba completamente por las leyes de Newton ni por perturbaciones por planetas conocidos y se supuso entonces, que otro planeta en una órbita más interior al Sol era el causante de estas perturbaciones. El éxito de la búsqueda de Neptuno a consecuencia de las perturbaciones orbitales de Urano le dieron mucha fe a los astrónomos para esta hipótesis, y a este planeta desconocido se le denominaría planeta Vulcano. Sin embargo, a comienzos del siglo XX, la Teoría General de la Relatividad de Albert Einstein explicaría perfectamente la precesión observada, descartando al inexistente planeta.

Toronto 13 de diciembre del 2016

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