sábado, 2 de enero de 2016

La guerra del gas en la historia ( 2008-2010 ) y en la novela ( 2011 )





                            RUSIA – BELARUS - UCRANIA
 LA GUERRA DEL GAS EN LA HISTORIA (2008-2010)
Y EN LA NOVELA ( 2011 el año de la lepra )

“ Después del accidente de Chernóbyl en 1986, Belarus atravesó una crisis energética. Es esta la época, cuando Rusia presionaba al presidente de Ucrania Yushchenko en la llamada “guerra del gas”. El gas utilizado por las naciones orientales de Europa llegaba hasta ellas por gasoductos que corren a través de Ucrania el país vecino de Belarus, poseedor de una poderosa industria pesada, productor de automóviles, autobuses, aeroplanos, coches de subterráneo y hasta naves para el espacio. Mientras Rusia y Ucrania se disputaban el aporte energético derivado del gas para su desarrollo industrial, Belarus, seguía siendo un país primariamente agrícola aunque comenzaba lentamente a industrializarse. Las vecinas naciones de la Europa oriental, Rumania, Hungría, Polonia y Bulgaria, padecían por las reducciones del suministro de gas natural, cuando llegó el momento para la compañía rusa Gazprom, y esta dejó de enviar gas natural a Ucrania. Moscú y Kiev iniciaron entonces una disputa donde Rusia esperaba convencer a los inversionistas de Praga, París, Berlín y Londres de que era Ucrania la culpable de la carestía del gas. En el fondo aquella “guerra del gas” se daba entre dos poderosas compañías, la rusa Gazprom y la ucraniana Naftogaz, pero la situación evolucionó hasta el mes de mayo del año 2009, cuando Vladimir Putin y Yulia Timoshenko resolvieron el conflicto con la creación de una firma intermediaria RusUkrEnergo, con sede en Suiza, cuya inversión era compartida a partes iguales por los poderosos rusos de Gazprom y por un grupo de oligarcas ucranianos. La necesidad de los bielorusos de entrar en la competencia petrolera comenzó a clarificarse luego. Sus hábiles negociadores políticos, especialmente su amigo Sheiman, pusieron en marcha los acuerdos con la nación caribeña más rica en hidrocarburos del hemisferio occidental. Un año antes de la aparente resolución del conflicto gasífero, fue justamente cuando Dimitri Yakolev llegó a enterarse a través de noticias de agencias de prensa internacionales, de que en aquel país caribeño existían grupos de investigadores que estaban desarrollando una vacuna para el mal de Hansen. Yakolev con el grado de teniente, ya siendo un eficiente funcionario de la KGB bielorusa desde muchos años antes se había interesado en esos tópicos médicos. Estando radicado en Afganistán acompañando a Viktor Vladimirovich Sheiman, para la época uno de los comandantes de las fuerzas rusas destacadas en aquella República, Dimitri conoció lo necesario para obsesionarse con una idea para él brillante. Tras un accidentado viaje por tierra desde Kabul hasta Peshawar en Pakistán, él se vio confinado, por motivos ajenos a su voluntad a residir durante un par de meses en aquella ciudad. Un accidente en la carretera, con un traumatismo sospechoso de una lesión del fémur, lo obligó a hospitalizarse en Peshawar. Allí conocería y se haría amigo de dos curiosos investigadores nipones, Shinji Masanori y Hiroaki Kashiwabara. Los amigos de Dimitri resultaron ser unos microbiólogos japoneses que estudiaban la lepra en muestras provenientes de diversos países del mundo. Los investigadores se habían radicado en aquella ciudad de Pakistán al haber determinado que en las muestras de lepra proveniente de los hospitales Lady Reading y Peshawar-Kai, de Peshawar, se producían mutaciones que alteraban las secuencias en diversos genes de las micobacterias. Shinji e Hiroaki le explicaron a Dimitri, excelente conversador quien mostraba mucho interés en el trabajo de sus nuevos amigos, como fue que hallaron estos cambios en los genes folP1, rpo B y gyrA de los bacilos de la lepra, y como éstas mutaciones, que ellos lograban desatar, habían modificado la estructura de la cubierta bacteriana que las hacía resistentes a los tratamientos. El agente de la KGB quien venía de estar presente en una larga serie de reuniones  y charlas dictadas durante tormentosos meses vividos en Kabul, donde los jefes del Ejército Rojo habían planteado y discutido con la KGB el tema del uso de armas biológicas para acelerar las acciones del conflicto local, comenzó a madurar una idea. Según el teniente Yakolev, Belarus necesitaba algo que ofertar, algo que les ayudase a reintegrarla a la Madre Rusia y ambas naciones, estaban obligadas a recuperar a la vecina Ucrania para borrar definitivamente los absurdos
sueños europeizantes de los ucranianos. Algunas de estas inquietudes las conversaría Dimitri con sus amigos japoneses, mostrándose interesado en el asunto de las mutaciones de los bacilos pues había surgido en él la idea de que pudiesen usarse algunos de aquellos extraños fenómenos de la Biología Molecular con propósitos bélicos. Bacilos leprosos que podían transformarse en un arma potencial por su agresiva conducta secundaria a las alteraciones inducidas en sus genes por las mutaciones. Esa era, para él, la sencilla razón de su interés, y a pesar de la absoluta negativa de los investigadores japoneses quienes tomaron a broma las propuestas del ruso blanco, él continuó empecinado en examinar todas las puntas de aquel espinoso tema, y en ese maremagnum estuvo sumido durante varios años. Al regresar a Belarus, lo había discutido con algunos superiores de la KGB de su país sin ningún resultado. Pasó la temporada larga de su preparación en España y casualmente, se había dado la afortunada conexión de su presidente con el país caribeño productor de gas y de petróleo. Allí, curiosamente habitaban un par de grupos de investigadores estudiando las corinebacterias responsables del mal de Hansen. Dimitri se empapó sobre todo lo concerniente a una cierta vacuna, cuya efectividad era discutible y pronto estuvo informado, no solo sobre la vacuna elaborada en la capital del país, sino también de cuanto habían avanzado las investigaciones del grupo dirigido por el profesor Arístides Sarmiento en la región occidental”.

Si quiere usted saber “de que va esto” ( como dicen los españoles ), trate de leer la novela “El año de la lepra”(elotro@elmismo Editores). La distribuye Edic Ven y se puede todavía hallar en algunas librerías (vg.Tecni-ciencia Libros, El Buscón, etc). 
Maracaibo, enero, 2016

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