martes, 22 de diciembre de 2015

"Solo una cosa no hay, es el olvido" JLB




SOLO UNA COSA NO HAY, ES EL OLVIDO

El 2011 fue denominado, el año de la lepra en la novela del mismo nombre. He repetido en ocasiones algo que no debemos olvidar; en las novelas, los escritores tienen “patente de corso” para mentir e inventar cuanto disparate se les ocurra. En la misma tónica, también he recordado lo que el brillante novelista español, Javier Cercas ha dicho: “el novelista está autorizado para engañar”

Aquí va para mis re lectores, una parte del Capítulo 16 de la novela, “El año de la lepra” (elotro@elmismo Edts, 2012).

“Gorkas Aspiazu conoció a la joven Irina en el Club ItaloVenezolano de San Félix, en el territorio mágico de la Guayana y pensó que era una italianita con años en el país. Irina representaba menos edad de la que tenía. Él, cuando la vio por primera vez no sospechaba que ella había nacido el año 1958, ni menos aún que supuestamente Irina era hija de Nadja Kovac y de Silvester Korzeniowski. Cuando se casaron, Gorkas e Irina, lo harían con el auspicio de la colonia ítalo-venezolana de San Félix y Puerto Ordaz y tres años más tarde ya tendrían dos hijos, Aitor nacido en 1986 y Maite en 1988. Gorkas invitó a la boda a su amigo Cubillas Toscano, un vasco gipuzkoano nacido en Donosti, quien había llegado a Venezuela muy joven huyendo de los escuadrones de la muerte creados por el gobierno socialista de Felipe González. Desde siempre, el amigo de Gorkas fue considerado como una conexión entre ETA y las FARC, relaciones estas que se consolidarían más adelante hacia el año 2003 cuando Rubén Zamora, del Frente 33 de las FARC se conectó con Cubillas quién para esa época ya estaba ubicado como un personaje conocido en el Ministerio de Agricultura y Tierras de Venezuela. La amistad de Cubillas con Gorkas Aspiazu, quien aparecía como un emprendedor joven comerciante también gipuzkoano, se remontaba a la década de los ochenta, cuando Aspiazu había vivido en Trinidad y comerciaba por los ríos del Delta y por el Orinoco. Por ello le invitó a su matrimonio con Irina Grudzinsky en Ciudad Bolívar”. 

“En lo que a nuestra historia compete, el 16 de marzo del año 2010, en los días cuando se dio la visita del presidente Lukashenko al país petrolero más importante de América, ese hecho coincidió con la acción del juez Eloy Velasco de la Alta Corte de España quien dictó 12 órdenes de detención a nivel internacional para terroristas de ETA y señaló que existían evidencias sobre la cooperación entre el gobierno venezolano y grupos terroristas. Cubillas Toscano resultaría ser uno de las vascos señalados por el juez, pero para el momento era nada menos que el Jefe de Seguridad del Ministerio de Agricultura y Tierras, por lo que el presidente del país petrolero visitado por el presidente de Bielorrusia, apareció para señalar ante la prensa que Cubillas y otros supuestos etarras, eran venezolanos y con hijos venezolanos, por lo que no serían deportados nunca para responder ante la justicia española. La conexión de Cubillas con el vasco Gorkas había sido providencial para el agente de ETA y resultó importante en la consolidación de algunos proyectos expansivos de la revolución bolivariana. Para la época, Aspiazu fungía como un próspero comerciante que viajaba todo el año por el Orinoco, y poseía varias embarcaciones con las que desde el Alto Apure acarreaba mercancías. En ocasiones el vasco Gorkas había ayudado al tráfico de armas para las FARC. Cuando nació Maite, su abuela Nadja quien también había emigrado a Venezuela y vivía en la población de Upata en el Estado Bolívar, estuvo unos días visitando a su hija en Puerto Ordaz y conoció a su primer nieto, Aitor. En esa oportunidad le expresó a Irina que quería para su nieta otro nombre menos vasco que Maite, a ella le hubiese gustado que se llamase Matilda como su madre, pero Gorkas no aceptó la propuesta de la abuela y desde entonces nunca se llevaron bien. Nadja también le sugirió a su hija que tratase de ubicar a su padre. Le comentó que Silvester era un conocido investigador y profesor universitario en el otro extremo del país, en Maracaibo, una ciudad muy calurosa. Al fin y al cabo, le dijo a Irina, que ella y sus hijos, mudados a Puerto Ordaz en la zona del hierro, vivían en una tierra igualmente hirviente y si se iban a vivir a la región petrolera quizás así podría ella desprenderse de su marido Gorkas a quien la suegra juzgaba un individuo peligroso pues le habían comentado que el vasco andaba en negocios de contrabando”.

“Después de estar establecido en el país, Cubillas Toscano se había casado con Goizder Lavailler Odriozola quien para aquel momento era la Directora de Relaciones Interinstitucionales del Ministerio del Poder Popular para la Alimentación. Ya durante el año 2007 la situación de Cubillas era envidiable. Bajo el amparo de las instituciones locales, estaba encargado del adiestramiento del personal para actividades guerrilleras en suelo venezolano. Específicamente actuaba en un Curso de adiestramiento muy conocido ya que en éste intervenían cuatro activos militantes de ETA expertos en la fabricación de granadas y de morteros. En el mes de agosto de ese mismo año 2007, sus actividades se complementaron con un Curso Teórico Práctico dictado en una finca cercana a Guasdalito en el cual dedicaron la mayor parte del tiempo a la preparación de explosivos con C4. Siete miembros del Frente Bolivariano de Liberación, organización muy activa en el occidente del país, llegaron para unirse a 13 miembros de las FARC. El Curso resultó ser un éxito tal que el llamado “Bloque del Caribe” de las FARC planteó repetirlo. En enero del año siguiente 2008, otro entrenador de ETA, fue descrito por uno de los informantes de la CIA, como “un catirrucio” apellidado Shumatcher, e información cruzada sobre todas estas actividades circulaba sin que se produjesen interrupciones pues mientras el suministro de petróleo estuviese funcionando, el gobierno norteamericano y la CIA preferirían siempre hacerse de la vista gorda. En enero de ese mismo año ya la mujer de Cubillas había ascendido a Directora de Información de la Vicepresidencia de la República a cargo de Elio Jauja Milanés. Con esas ventajas, los guerrilleros seleccionados por las FARC viajaron hasta el norte de Colombia y se encontraron en Barranquilla desde donde, vía Santa Marta pasaron por la frontera con la protección del DIM y de tres militares venezolanos que estuvieron dirigiendo la operación. Uno de los 60 alumnos del Curso, de nombre Rubén, describió en detalle las andanzas del “Frente del Caribe” y señaló la presencia de varios personajes clave, no solo de Cubillas, también de dos hombres gordos, uno de ellos, un español bigotudo, y el otro, un moreno cuya apariencia coincidía a la perfección con la descripción de Germán Pinilla, el agente que a finales del año 2010 contratarían los bielorusos para ayudar a Nicolai Martinovic en las gestiones indagatorias del teniente Yakolev sobre los investigadores de la lepra en la “ciudad de fuego”. El responsable del Curso dictado por las FARC en esa ocasión fue Luciano Martin, alias Iván Márquez quien un par de años después, fuera denunciado por el gobierno de Colombia por sus actividades terroristas cumplidas desde suelo venezolano, una denuncia que apoyada en diversas evidencias, en particular con datos obtenidos de las computadoras confiscadas tras la muerte de Raúl Reyes, los cuales valdrían para que “el vecino país” formulase ante la ONU una denuncia concreta, la cual llevaría a la ruptura de relaciones diplomáticas entre Venezuela y Colombia al final del gobierno del presidente Uribe Vélez en julio del año 2010. Sería en el mes de septiembre de ese mismo año, ya siendo el doctor Santos el nuevo presidente de Colombia, cuando en un bombardeo el ejército colombiano acabaría con la vida de “el mono Jojoy”, uno de los principales cabecillas de las FARC y luego a finales de ese año 2010, Cubillas Toscano de nuevo fue reclamado por el gobierno de España y la prensa comenzó a tratar públicamente sus andanzas como terrorista por lo que el gobierno que había recurrido a una tretas electorales para no perder la mayoría en las elecciones para la Asamblea Nacional en septiembre, se encontró nuevamente enfrentando una desagradable situación en el ámbito internacional. No obstante el dinero que le entraba al país a raudales como consecuencia de la subida de los precios del petróleo en medio de un crudo invierno, lograría como siempre con los petrodólares comprar conciencias y silenciar personas. Hasta un ex agente del gobierno, quien se había enriquecido en asuntos de aduanas con el apoyo de muchos y muy conocidos Generales, comercializando úrea para el narcotráfico, fue capturado en Colombia, y su caso también fue aplacado con billetes de los verdes, del verde verde limón...”

Epígrafe de la novela: Sólo una cosa no hay. Es el olvido.
                                                                 Jorge Luís Borges          
                                                                            “Everness”


Maracaibo, 22 de diciembre, del año 2015

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