lunes, 3 de julio de 2023

David Alizo


“Mi querida muerte” es una novela de David Alizo la cual puede verse ahora reflejada en la sombra del chavismo que habrá de pesar siempre sobre este país. En la novela que transcurre en diversas ciudades, sórdidamente entran y salen personajes de diferente estirpe, y podremos ver al colaboracionista con sus contactos entre malandrines de la empresa petrolera, al argentino con su filosofía trascendentista, al ricachón de la cuarta república dizque aprendiendo a manejarse con el poder chavista, y a otro cualquiera que hasta dice ponerse gago cuando se ve en situaciones difíciles, Cecilia, una nudista doméstica, y Longino quien tenía algo por dentro “que liquida a las mujeres”…


Todo ese mosaico de personajes premonitoriamente descritos por David Alizo, como si conformasen parte del sainete nacional, eran personajes anárquicos y veleidosos, algunos de ellos con un amigo bandolero, el tal Berrío, probablemente un bolichico, o esa clase de mutantes que se repiten y no aparentan ser ni criminales ni policías, híbridos entre ambos… En la Venezuela actual sobrará quien los conozca, y es que los hay -“como arroz picao”-; son personajes envilecidos a la sombra de la mal llamada revolución bolivariana o socialismo del siglo XXI, y hasta puede cualquiera sentirse traspasado por una profunda desazón, como probablemente le sucediera a David Alizo cuando escribió esa novela, que dejó lista, con el título ya puesto, en una gaveta…

El legado literario de David Alizo -narrador, diplomático, promotor cultural y ex miembro de la República del Este (https://tinyurl.com/4ax8r99n), nacido en el estado Trujillo en 1940 y fallecido en Caracas en 2008- lo administra Cesia Ziona Hirshbein, quien fue su última mujer. Ella le presentó a Ezra Hirshbein, su padre, quien le dio, al principio por mera casualidad en una conversa, los datos y las historias para escribir la que probablemente habría de ser su mejor obra, la novela Nunca más Lili Marleen (Ediciones B, 2008). En agosto de 2008 la Editorial Mondadori publicó la novela de David Alizo, una novela de 647 páginas sustancial, sin nada sobrante. David murió en noviembre de aquel año, y esta novela, por tanto, iba a resultar su obra postrera, magníficamente escrita, un texto que cautiva al lector con el encanto de un thriller trepidante. Nunca más Lili Marleen representó una de las grandes novelas inaugurales del siglo XXI en Venezuela.
Cesia Ziona Hirshbein iba a las reuniones de la República del Este cuando supo que David había ganado el premio de cuentos de El Nacional con “No sé cuántas cervezas en una noche” (1970). Lo había visto y le pareció guapo y elegante, por ello era natural que se conociesen pues tenían un círculo de amigos en común. Cesia recuerda haberse reunido con académicos o escritores fueran o no de la República del Este, como Héctor Mayerston, José Ignacio Cabrujas, Carmen Mannarino de Mazzei y Domingo Miliani. Todos ellos iban a La Vesubiana, en Sabana Grande.

Cesia y Alizo se reencontraron tiempo después, un día cuando ya existían el Trasnocho y la librería El Buscón, y seria en aquella librería donde se saludaron y él le propuso tomar un vinito. En efecto, se encontraron cuando ya David se traía entre manos Mi querida muerte, aun en manuscrito. Quería editarlo. Pero al entrar en relación con Cesia encontró cosas en la biblioteca de su apartamento que le llamaron mucho la atención y luego, conocería a Ezra, el padre de Cesia…

En cierto momento, David le anunció que tenía otra novela en su cabeza. Ella lo recuerda asi: “Eso era todas las mañanas: se encerraba y escribía como loco. Hasta que no la terminó no se levantó de su escritorio. Como que se le hubiese metido un duende en el cuerpo. Me enseñó el primer capítulo, de cincuenta páginas, y ¡qué le podía decir, me pareció una maravilla!” Alizo le daba los capítulos para que se los corrigiese. Le quitó muchas páginas, al principio eran casi mil y se redujeron a unas seiscientas. Teodoro Petkoff vio el texto y dijo que había que publicarlo. Oswaldo Barreto, su amigo y colaborador en TalCual, la leyó y dijo “aquí hay un monumento de novela”. Petkoff, quien llamó directamente a la imprenta para apurar el asunto, pero David Alizo fallecería en 2008. Muy poca gente sabe lo difícil que puede resultar llegar a publicar una novela en este país…

Tras su fallecimiento quedó pendiente el manuscrito de Mi querida muerte. El original se lo dio Cesia a sus amigos José Tomás Angola y Krina Ber, les preguntó su opinión y ellos le dijeron que estaba muy bien. Pasó el tiempo y tuvo el compromiso fallido de cierto editor que no le cumplió. Una mala experiencia. Le había entregado con sus mayores ilusiones Mi querida muerte pero no le dio ninguna respuesta. Antes, también se había comprometido a reeditar Esta vida del diablo (1973): el mismo David Alizo le había entregado en sus manos, su único ejemplar a un editor irresponsable. El tipo se quedó con Esta vida del diablo y nunca hizo nada.

Cesia lo lamentaba: tenía aquella edición una portada hecha especialmente por el pintor Alirio Palacios. Ella lo que tiene hoy en día es una fotocopia que le consiguió un amigo. Nunca falta buena gente y, Carlos Pacheco tuvo la idea y la voluntad de recoger todos los cuentos de Alizo y editarlos en un volumen para Equinoccio, la editorial de la Universidad Simón Bolívar. Cesia hizo el prólogo.

En 2018, David Malavé, de Editorial Kalathos, leyó Mi querida muerte ya viviendo Cesia en Madrid y decidió su publicación. En palabras de Cesia: “es una novela extraordinaria. David es un gran narrador. No sé si se le ha dado el lugar que tiene en la literatura. Es una denuncia de la dictadura actual”… Ahora la novela se consigue en España y, en Caracas, se vendió en la librería del Centro cultural Los Galpones. Otros títulos que se suman a la lista de publicaciones de David Alizo y que le han valido premiaciones y un lugar destacado como gran narrador son: Nuestros presidentes (1998), Safo de mil amores (2005), así como cuentos y relatos premiados e incluidos en antologías diversas.

Maracaibo, lunes 3 de julio del año 2023

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