domingo, 16 de julio de 2023

Anatomistas…


En su poema De la naturaleza de las cosas, Lucrecio expresó la doctrina atomista de Epicuro a partir de la física de Demócrito, el principio por el cual todo está compuesto por átomos cuyos movimientos se perciben a la luz del sol cuando “penetra en nuestras oscuras habitaciones y las partículas de polvo se agitan”… Este poema citado aquí fue escrito en el siglo I antes de Cristo.

Sería Robert Hooke (1635-1703), el científico inglés que observó al microscopio unos cortes de corcho y bautizó sus cavidades como células, y todavía queda otro tanto hasta que se esclareció que “Omnis cellula e cellulla” por el biólogo alemán Rudolf Virchow (1821-1902), precisando que cada célula proviene de otra célula, un concepto que afianzaría la idea de que las enfermedades son alteraciones celulares creando las bases de la anatomía patológica.

A finales del año 1536, Andrés Vesalio se trasladó a la Universidad de Padua, que formaba parte de la ciudad universitaria de la República Véneta, para inscribirse en su escuela médica. Muy pronto Vesalio brillaría; el dejaba de lado la cátedra, y descendía hasta la mesa donde yacía el cadáver e iba disecando y mostrando las partes anatómicas que completaba además con dibujos para señalar lo que en el cadáver era difícil de observar y asi el joven Vesalio iba a graduarse "magna cum laude" en diciembre del año 1537. Estas cosas, recuerdo que las relaté en este blog (lapesteloca) en Maracaibo, el 21 de agosto del año 2016 y están igualmente en mi novela “Vesalio el anatomista” editada en Astro Data y publicada en esta ciudad ese mismo año 2016…


En 1542 Andreas Vesalius (1514-1564) el padre de la anatomía moderna en el quinto libro de los 7 de su tratado De humani corporis fabrica da una descripción del páncreas, sin utilizar este nombre, y le otorga una función protectora sobre los vasos que pasan a su través, no mencionando en ningún momento su sistema ductal. Vesalius.

Casi 100 años más tarde, el 22 de agosto de 1643, en Padua, ciudad donde daba clases. el anatomista alemán Johann Wirsung (1589 -1643) quien cayó abatido por los disparos de un hombre en un callejón cerca de su casa; el hecho ocurrió y todo apuntaba a que el asesino era un alumno suyo llevado por los celos. A Wirsung se le recuerda por el descubrimiento del conducto pancreático conocido como "conducto de Wirsung" hecho que descubriría disecando el páncreas de un hombre que había sido colgado recientemente por asesinato. Conocedor de las dificultades existentes en aquellos tiempos, el recuerdo de Vesalio (https://tinyurl.com/5dfbkenw), sin duda estaría presente y en lugar de publicar los resultados de su descubrimiento, grabó un esbozo del conducto en una placa de cocer, de la cual hizo varias impresiones, y posteriormente las envió a los principales anatomistas de toda Europa.

Wirsung fue asesinado en 1643 por Giacomo Cambier, según se dijo fue el resultado de una discusión sobre quién era el descubridor del conducto pancreático y fuese o no cierto, a los cinco años de la muerte de Wirsung, un exalumno suyo, Moritz Hoffman (1622-1698) afirmó que fue él, y no Wirsung, ni Cambier, el descubridor real del conducto anatómico que drena las enzimas pancreaticas.

Como quiera que sea, en realidad, el páncreas debido a su situación retrogástrica y enmascarado por su aspecto similar a la grasa mesentérica fue durante siglos un órgano misterioso, oculto, sin embargo, ya Herófilo, Rufus de Éfeso y Galeno habrían captado su presencia e intuyeron su importancia. La historia del páncreas es, muy antigua y la primera descripción se le atribuye a los griegos Herófilo (325-280 a. C.) y a Erasístrato (304-250 a. C.) anatomistas y cirujanos griegos, pero sería Rufus de Éfeso quien le dio el nombre griego de páncreas a la glándula y años más tarde Claudio Galeno de Pérgamo (130-216 dC), médico de gladiadores y del emperador Marco Aurelio, sería el primero que intuyó su función digestiva.

Existen descripciones en el Talmud de Babilonia, un compendio de la cultura judía, a finales IV milenio a. C., en datos originarios de Sumeria (la antigua Mesopotamia) y recopilados entre el 200 a. C. y el 600 d. C., sobre astronomía, matemáticas, curaciones, magia, y otras donde se le da mucha importancia a la medicina y al páncreas se le llama “dedo del hígado”, considerado como un órgano accesorio del hígado, pero en Japón, la primera referencia sobre el páncreas no aparece hasta el periodo de Kouan Kuriyama (1727-1791) en un artículo anatómico que le escribe a su maestro Toyo Yamawaki (1706-1762)2.

A partir del siglo XVI dos científicos estudiaron el páncreas, Johann Georg Wirsung a partir de su descripción del conducto pancreático en 1642 daría inicio a la Pancreatología y Claude Bernard considerado el padre de la fisiología pancreática quien entre 1849-1856 describió la función exocrina pancreática. Además de estos 2 destacados prohombres existe una constelación de personalidades que han aportado los resultados de sus estudios al mejor conocimiento de esta enigmática glándula.

Fue Francis Glisson (1597-1677), profesor de anatomía durante 40 años en Cambridge, quien en 1654 publicó en su libro Anatomia hepatis el mecanismo esfinteriano que rodea la zona terminal del conducto biliar común2. No obstante, esta descripción quedó olvidada hasta 1887 en que Ruggero Oddi (1866-1913; Perugia, Italia) publicó en Archives Italiennes de Biologie, cuando aún era estudiante, la descripción de las fibras musculares circulares y longitudinales que rodean el extremo distal de los conductos biliar y pancreático, caracterizando, además, sus propiedades fisiológicas.

Anteriormente en 1720, Abraham Vater (1684-1751), profesor de anatomía y botánica, describió lo que posteriormente recibiría el nombre de ampolla o papila de Vater que consistía en una elevación de la mucosa de la segunda porción duodenal con la fusión de los 2 conductos, biliar y pancreático. Hay un desacuerdo en quién fue el primero que describió la papila, algunos, como Velasco-Suarez, apuestan por Giovanni Domenico Santorini, aunque ya la había descrito en 1685 Samuel Collins (1618-1710) en humanos y en perros. Incluso algunos atribuyen a Andreas Vesalius una vaga descripción de esta zona en 1543.

En 1724 Giovanni Domenico Santorini (1681-1737) publicó su libro Observationes anatomicae en el que describió el conducto pancreático accesorio que lleva su nombre. Posteriormente Johann Friederich Meckel (1781-1833), tercer miembro de una saga de médicos alemanes y profesor de anatomía y cirugía conocido por sus estudios de embriología, observó en 1812 la existencia de un doble conducto en los estadios iniciales del desarrollo embrionario del páncreas y le llamó la atención que, en algunas ocasiones, uno de estos no había desaparecido en el momento del nacimiento.

La primera noticia que se tiene de la descripción de páncreas heterotópico, la anomalía pancreática más común después del pancreas divisum, se remonta a 1729 y se atribuye a Jean Shultz que lo observó en el interior de un divertículo ileal. Pero fue Klob el primero que describió 2 casos confirmados histológicamente en 1859. En 1818 Friederich Tiedemann (1781-1861; Kassel, Alemania) realizó la primera descripción de un páncreas anular asociado a atresia duodenal, entidad esta última que había descrito el cirujano escocés Calder en 1733.

En 1869, Paul Langerhans (1847-1888; Berlín, Alemania), alumno de Rudolph Virchow en el famoso Instituto de Patología de Berlín, publicó su tesis «Contribución a la anatomía microscópica del páncreas» en la que describió, mediante estudios de tinción y trasiluminación, la estructura de lo que a partir de 1893 se llamaría islotes de Langerhans. Epónimo dado por el histólogo francés Gustave Édouard Láguesse (1861-1927) quien postuló que estas células producían una sustancia que influía en el metabolismo de los hidratos de carbono. Sin embargo, esta sustancia no recibió el nombre de insulina hasta 1909 por el belga Jean Meyer (1878-1934), aunque algunos lo atribuyen al fisiólogo escocés Edward Albert Sharpey-Shafer (1850-1935).

En 1921 Frederich Grant Banting (1891-1941), un joven cirujano ortopédico pediátrico, y Charles Herbert Best (1899-1978), un estudiante de medicina, que trabajaban en la Universidad de Toronto, aislaron, la insulina y la ensayaron una vez purificada primero en perros y, finalmente, en el paciente Leonard Thompson con diabetes tipo I desde los 13 años y que gracias a este tratamiento sobrevivió 14 años, falleciendo de neumonía, complicación surgida después de un accidente de moto, a los 27 años.

Maracaibo, domingo 16 de julio, del año 2023

 

 

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