Geopolítica y el Covid-19
Este año 2020, coincidiendo con
la terrible pandemia que azota al planeta, vemos exacerbarse, y hacerse cada
vez más virulento, el conocido discurso pregonado por quienes defienden las
denominadas “ideas de izquierda”, destinado
a sostener sus teorías sobre la crueldad del sistema capitalista. La arremetida
parecería consecuencia del fracasado “Socialismo del siglo XXI” o de que la
indigencia cruel es inocultable en naciones como Cuba, Nicaragua o Corea del
Norte, cuyos logros sociales están a la vista de la humanidad entera. Sin
embargo, con preocupación se puede percibir un cada vez más un acentuado
deterioro de las libertades individuales en muchas naciones, particularmente si ellas están asediadas por
la pobreza, y curiosamente las democracias liberales parecieran estar amenazadas
por corrientes políticas cercanas al totalitarismo.
Tras la caída del Muro de Berlín, los
movimientos políticos populistas denominados “de izquierda” se vieron en la necesidad de reagruparse buscando
distintas coaliciones. Hace años ya que Fidel Castro convocó al líder sindical
Lula da Silva cuando este era futuro presidente de Brasil, y entre ambos
crearían el Foro de São Paulo, que pasaría a ser un organismo clave para estimular
movimientos políticos nacidos y robustecidos en su entorno, que han cumplido su
objetivo desestabilizando sistemáticamente la paz y el orden en los países
latinoamericanos. Esto no lo digo yo, son hechos históricamente irrefutables,
tanto como saber a ciencia cierta que estos avances fueron alcanzados gracias a
las millonarias sumas de dinero nacidas del petróleo venezolano autocrática y
servilmente manejado por Hugo Chávez.
Hasta aquí, aunque Fidel y Chávez se murieron, y
Lula pasó a estar condenado, parecían ser hechos consumados. Entretanto, en el
mundo entero, nadie se atrevería a dudar que naciones comunistas como China,
Cuba, Corea del Norte, Nicaragua y Venezuela, son crueles dictaduras que controlan
el poder por la fuerza, estimulando el desarrollo de movimientos guerrilleros
apoyados por el narcotráfico. Hasta una connotada mujer “de izquierda” como Michelle Bachelet “alta comisionada de la ONU
para los Derechos Humanos”, tuvo que revelar en detallado informe las torturas y más de 6.800
ejecuciones extrajudiciales provocadas por la represión ejercida contra el
pueblo venezolano, muestras
de la infame crueldad del narco-régimen actual. No obstante, el proyecto
desestabilizador del foro de SaoPaulo sigue adelante en América, y quien no quieran
aceptarlo tan solo debe mirar a los recientes excesos destructivos de sus
agentes, notoriamente desatados en Chile. Con estos comentarios, tan solo intento
llamar la atención sobre la necesidad de evaluar cuanto, cuándo y cómo, la tragedia del
Covid-19 puede estar siendo planificada o ya ya utilizada con propósitos
políticos.
En tal sentido, me atreveré a repetir textualmente
lo declarado en Pan-Am-Post hace unos
días por Emmanuel Rondón: “…detrás de este virus, los hilos del poder
se mueven sigilosamente con la clara intención de expandir el control del
Estado y lograr el cambio cultural para que la ciudadanía no solo lo acepte,
sino que lo exija fervientemente”. Es necesario mirar con atención como
se han movilizado figuras de renombre internacional quienes sobreviven felices mientras
dicen ser representativos de “las fuerzas progresistas” del mundo, contando con
el apoyo de muchos políticos, artistas, intelectuales, líderes y personalidades
trasnochadas, muchas de ellas fanáticas del populismo mediático quienes dicen
compartir ideales socialistas.
Es por demás evidente que la mirada tiene que estar
puesta en los Estados Unidos como meca del malvado capitalismo. Ya en el año
2018, el Instituto Sanders creado por
Jane Sanders, esposa del líder socialista ex candidato presidencial del Partido
Demócrata estadounidense Bernie Sanders y el Movimiento Democrático Europeo 2025 (DIEM 25) se fijarían la meta
del año 2025 para alcanzar una supuesta “democratización” de los movimientos
políticos europeos. El sueño es la esperanza de consolidar el poder del Estado,
enseñando a los ciudadanos la conveniencia de aceptar su ordenamiento eficiente,
resignadamente. En su país, Sanders y muchos líderes del Partido Demócrata, no
ocultan sus ideas de un socialismo “protector” con un Estado interventor, y no
niegan sus aspiraciones de llegar al poder este año 2020 para imponer sus ideas
frente a la cada vez más deteriorada imagen de presidente Trump ante sus
dislates y el embate de Covid-19. Está claro que el Partido Demócrata aspira
implantar otro experimento socialista y ese desafío está planteado sin tapujo
alguno. Solo faltan varios meses.
El ejemplo de la “Venezuela socialista” puede
servir para usar aquel refrán de “para
muestra un botón”. Después de 21 años de remacharle a la población por
todos los medios audiovisuales totalmente cooptados desde hace18 años que hay
que separar los buenos de los malos, los negros de los blancos, los pobres de
los ricos, los verdaderos patriotas de los escuálidos-apátridas, los
revolucionarios de los traidores, y tras haber ido paulatinamente destruyendo
el aparato productivo, y tras despedir 21000 empleados ya preparados de un
plumazo arrasar con la principal industria de una nación que fuera un país
petrolero de renombre; de esta manera el presidente con su nueva Constitución generaría,
polarización, resentimiento y hambre buscando siempre el enfrentamiento social.
Chávez, asesorado por los Castro de la isla de Cuba, culminó su obra maestra y
les permitió invadir y conquistar taimadamente, una nación que había sido la
más rica del continente americano. Ya sabemos cómo ha evolucionado “el proceso”
y cuanto apoyo ha recibido a través del G2 de Cuba heredero de la KGB rusa y
del apoyo al narcotráfico, las FARC o el ELN. Finalmente, hoy se recuerda el
beneficio de las conexiones del régimen con otras dictaduras comunistas o con
el fundamentalismo islámico de Turquía, Irán y el Hezbollá. Las tiranías de
Cuba, Nicaragua y Venezuela, parecen organizar ahora su centro logístico en
México con Andrés Manuel López Obrador, materializado en el Grupo de Puebla.
Si
bien Cuba está padeciendo por el fenómeno del “asesinato de la gallina de los
huevos de oro” y no le bastan los alientos que pueda recibir de “la madre-patria”
donde ahora se consolidan “los izquierdistas”. Hace tan solo un par de días, la
marquesa
Cayetana Álvarez de Toledo, tras destacar
los vínculos de Pablo Iglesias líder máximo de su partido “Podemos” nacido de
las fructíferas conexiones con el difunto Hugo Chávez, defensor de
los ayatolás iraníes y otros regímenes totalitarios, le dijo a Iglesias,
connotado “fan” del narcorégimen venezolano, que parecía ser un “burro de
Troya” para la democracia española. Sus
declaraciones me obligan a coincidir con Mamela Fiallo, otra destacada
periodista de Pam-Am-Post, sobre la
importancia de recordar a George Orwell quien decía que “en tiempos de engaño universal,
decir la verdad es un acto revolucionario”. En la España de
hoy, gobernada por la coalición socialista-comunista, Cayetana Álvarez de
Toledo se atrevió a decir la verdad, aunque ya Pablo
Iglesias asegura, que no le saldrá gratis el atrevimiento de haberle
recordado su pasado.
En
el complejo entramado de la geopolítica mundial, no conocemos aun con precisión
cuándo, cómo y por cuales vías se dará el formal uso y control político de la
pandemia de Covid-19. Muy pronto se destaparán más evidencias que señalarán cómo
evolucionará el manejo de la misma, adaptado a satisfacer las aspiraciones de los
fanáticos aspirantes a dirigir el control de la gente a través del fomento de un
Estado totalitario y socialistoide. Finalmente habrá que ver si lograrán llevar
adelante sus planes, quienes dirigiendo las redes gubernamentales aspiran
imponer finalmente la hegemonía comunista para controlar la libertad de los
ciudadanos.
Maracaibo, sábado 30 de mayo, 2020.
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