El
intestino y el Parkinson…
Puede sonar sorprendente, pero comentaré una
conexión entre la enfermedad de Parkinson y el tracto gastrointestinal. He
leído recientemente, lo publicado por la periodista Diana Kwon en el mes de
mayo del 2018 en la revista Scientific American, y no es cuento; ella regresa al trabajo
del cirujano inglés James Parkinson en 1817, quien había señalado que los
pacientes con “shaking palsy”, el
temblor característico de la enfermedad que llevaba su nombre, padecían de
constipación y que al menos en algunos casos, el tratamiento de estos síntomas
mejoraba el tremor de la enfermedad.
La
investigación sobre esta enfermedad se centró siempre en el sistema nervioso
central y se hablaba de pérdida de neuronas productoras de dopamina, y más
recientemente se le dio atención a la proteína alfa synucleine, hasta
que en el año 2003, Heiko Braak, un neuroanatomista de la Universidad de Ulm en
Alemania, propuso la teoría de que el Parkinson se originaba en el intestino y
desde allí iba al cerebro. Apoyándose en el estudio de autopsias en pacientes
con enfermedad de Parkinson, demostró los cuerpos de Lewis y acúmulos de alfa-synucleina
en las células nerviosas de cerebro y en las que regulan el funcionamiento del
tracto gastrointestinal.
En 1961
Okazaki describió los cuerpos de Lewy en el neocortex de pacientes con demencia
de Pick y a mediados de la década de los ochenta mediante inmunohistoquímica
(ubiquitina y alfa sinucleina) se logró una mejor identificación de los mismos.
Se ha examinado la
relación entre la pérdida de células dopaminérgicas en la sustancia negra, en
Parkinson y la distribución y densidad de cuerpos de Lewy inmunorreactivos a
alfa-sinucleína. Los
cuerpos de Lewy son el sustrato anatomopatológico de la demencia de Pick y se
forman por la proteína alfa-sinucleina (14 Kda),
El doctor
Braak y sus colaboradores sugirieron que los estadios característicos de la
enfermedad son predecibles y que ella se origina en el tracto digestivo para
luego detectarse en el cerebro, lo cual podría sugerir la intervención de un
agente patógeno “aún no identificado”. Existen numerosas evidencias de que los
agregados de alfa-synucleina, se mueven del tubo digestivo hasta el cerebro
a través del nervio vago, sugiriendo que quizás productos de la destrucción
bacteriana, o por mecanismo de tipo inflamatorio, acceden al sistema nervioso
central y por consiguiente, los pacientes “vagotomizados” tendrían menor riesgo
de padecer la enfermedad de Parkinson,
Michael Zasloff, un profesor de la Universidad de Georgetown ha demostrado niños sanos que no han padecido
una infección viral, ya tienen alpha-synucleina capaz de atraer y
estimular las células del sistema inmune. Todo esto, a propósito de las infecciones con Norovirus, que producen
crisis severas de vómito y diarrea por un virus que es muy contagioso, y
se adquiere a través de la ingestión de alimentos o del agua contaminada o por
contacto con personas ya infectadas..
Hoy
día, en pandemia, vemos que las precauciones que se han adoptado para la
infección con el SARS-CoV-2 usadas para prevenir el COVID-19, son similares a
las indicadas en la
enfermedad por Norovirus, una “intoxicación alimentaria”, o “gripe estomacal”,
pues su prevención se basa en el lavado de las manos
y la desinfección de las superficies contaminadas con jabón y alcohol., y se ha
destacado de manera similar que no existe una vacuna para prevenir esta
infección. Las imágenes de cuerpos de Lewis y del Norovirus, no quieren aparecer, por lo que dejo este artículo sin imágenes.
¡Ya va! No es
igual la gimnasia que la magnesia. Lo sé: estábamos hablando del Parkinson y
ahora caemos en un virus que se conoce también después de una epidemia el año 1968, por llevar el nombre de la ciudad de Norwalk, en Ohio, Estados
Unidos(EUA). Los Noroviruses
(NoV) son virus ARN de cadena simple de la Familia Caliciviridae, del Género Norovirus,
y su Especie se denomina virus Norwalk y no tiene nada que ver con el SARS-CoV-2 por muy de moda que esté hablar del
COVID-19… Esto, que afirmo, mejor será que lo refrende José, mi estimado
virólogo maracucho. Como recordatorio, tan solo les muestro una foto.
El asunto viene a cuento, debido
a que se ha dicho que los “microbios”, léase bacterias, virus u otros bichos,
pueden valer para que en el intestino se promueva la producción de alfa-synucleina.
Investigaciones realizadas en animales han podido demostrar que la alfa-synucleína
puede incrementarse en el intestino y en el cerebro de ratones, y como
proteína cuyo origen es bacteriano ella forma filamentos, cuya forma se parece
a los agregados de proteínas que se han descrito como priones responsables de la enfermedad de “las vacas locas”.
Robert Friedland, un neurólogo de la Universidad de Louisville, ha relacionado estas
alteraciones de las proteínas con la producción de alfa-synucleina. De
manera que si regresamos a la investigación sobre el Parkinson, el interés en
“el microbioma” intestinal sigue en pie y se describe un incremento de los
síntomas en roedores predispuestos a la enfermedad, que empeoran post
transplantes de microbios fecales, y todo ocurre paralelamente al incremento de
alfa-synucleina
.
Sarkis Mazmanian, microbiólogo
del Instituto Tecnológico de California considera que los responsables de los
hallazgos con la alfa-synucleina son los metabolitos producidos por las
bacterias, y en particular ciertos ácidos grasos de cadena corta capaces de
activar la microglia y las células del sistema inmune en el cerebro. Estos
experimentos en ratones señalan que bien sea a través del vago, o de la sangre,
se provocarían los resultados comentados. Por otra parte, las investigaciones de
Inga Peter una genetista epidemióloga de La Escuela de Medicina Icahn del
hospital Monte Sinai señalan cada vez más conecciones entre enfermedad de
Parkinson y enfermedad intestinal inflamatoria en los humanos. Comparando a
144.018 pacientes con colitis ulcerosa o con enfermedad de Crohn con 720.090
controles sanos, han determinado que la enfermedad de Parkinson es 28% más
frecuente en los enfermos con enfermedad intestinal inflamatoria y que el uso
de medicamentos que reduzcan la inflamación como los inhibidores del Factor de
Necrosis Tumoral (TNF) reduce las enfermedades neurodegenerativas hasta en un
78%.
La patogénesis del Parkinson,
según Madelyn Houser, del Laboratorio Malú Tansey de la Universidad de Emory,
los hallazgos con TNF apuntan hacia una asociación entre la enfermedad
intestinal y el Parkinson sobre una base primariamente inflamatoria. A pesar de
que no todos los pacientes con Parkinson tienen enfermedad inflamatoria del
intestino, la idea del microbiólogo Mazmanian es que la mayoría de los estudios
en años recientes apoyan la idea de que la enfermedad de Parkinson y la enfermedad inflamatoria del
intestino tienen un origen común.
Maracaibo, martes 19 de mayo, 2020
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