Nalgas y puritanos
Recientemente y por internet nos
hemos enterado de que AnaTeresa Toro, periodista de El País (España), recordaba
cómo antes de las Kardashians, de Beyoncé, y de la propia
Jennifer López, en el Caribe tuvimos a una Iris Chacón, conocida como la
Vedette de América, una artista de Puerto Rico con escasez de tela y abundancia
de carnes quien se convirtió en el epítome de la figura femenina caribeña:
voluptuosa, sensual y sexual, con un caderamen capaz de demostrar como ante su
firme pero movedizo nalgatorio se caían las quijadas al suelo a Raymundo y todo
el mundo.
Ya el escritor boricua Luis Rafael Sánchez, en su famosa novela “La
guaracha del Macho Camacho”(1976), nos relataba… “La Madre quería transformarse en otra Iris
Chacón y perderse y encontrarse en las curvas sísmicas que tienen su kilómetro
cero en la cintura”... Ahora en el 2020, ante un nutrido grupo de
espectadores en el medio tiempo del espectáculo presentado por la Liga de
Football-Americano, uno de los “shows” más visto por la televisión
estadounidense, aparecieron la boricua-neuyorkina Jennifer
Lopez y a la colombiana Shakira bailando con el entusiasmo
característico de ellas. Supuestamente
miles de espectadores se sintieron ofendidos por los movimientos sensuales y
algunos gestos de las cantantes. El baile desataría una crisis entre
algunas mentes quizás “puritanísimas”.
Se dijo que la Federal Communications Commission recibió
1.312 quejas en relación a la actuación de Shakira y JLo en la Super Bowl 2020. Los comentarios sobre el
mismo tema, giraron en torno a que muchos lo vieron como un show completamente inapropiado con orgías
simuladas, y striptease; algo que parecía estar rozando la pornografía y
se insistió, según una de las críticas recibidas por un telespectador de
Indiana, que en un evento familiar como el Super Bowl, nunca debería haber
ocurrido algo tan grotesco. De modo que, no a todo el mundo le gustó la actuación de Shakira y de Jennifer López en el medio tiempo del Super Bowl.
AnaTeresa
Toro desde las páginas de El País, opinó que sí existía una sencilla razón para
explicar el desagrado provocado en algunos espectadores. Les incomodaron sus
redondos, rebotantes, vibrantes, sólidos y gloriosos culos, al ver por la TV
como lo mueven sin remordimientos, dos mujeres mayores de 40 años, madres e
íconos de la música latina que han llegado a ese sitial por sus propios
méritos. Ellas mostraron su arte donde
incontables artistas estadounidenses ya habían antes ocupado esa codiciada
plaza del espectáculo público, algunas con mucho menos ropa y sin haber
desatado ningún juicio adverso.
Shakira y Jennifer no incomodan
únicamente por ser unas reinas en el imperio contemporáneo de las nalgas, donde
hay quienes pagan miles de dólares por implantes para alcanzar un trasero
deluxe; las divas incomodan porque con su presencia sus nalgatorios hablan de
la música afrocaribeña y de muchas cosas que para algunos quizás es más cómodo
ignorar. Ellas incomodan porque sus caderas batientes, recuerdan la mezcla que
somos, la herencia árabe y la historia imperial, africana, esclavista y
dolorosa que les subyace.
Ambos culos bilingües, tal vez
molestan por una sensualidad que no es propia del mundo anglosajón y puede
resultarles ajena e intimidante al espíritu puritano supuestamente inscrito en
los cánones fundacionales de los Estados Unidos. Quizás incomodan al
recordarles que en Puerto Rico, la colonia más vieja y olvidada de La Unión, el
sueño americano ha sido para mucha gente, un fracaso. Posiblemente lo que más
les ha incomodado es que haya sucedido todo, ahí, en el epicentro de la
metáfora más elocuente de la mentalidad norteamericana, en el medio tiempo del
fútbol americano, donde llevándose todo por el medio, dos mujeres latinas
demostraron el poder de hablar en un lenguaje insoportable que muchos gringos
dicen no conocer, el lenguaje del Caribe.
Maracaibo, sábado 7 de marzo, 2020
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