En el campo de la
longevidad hay quienes están preocupados por extender la vida, pero la mayor
parte de la gente, más bien se plantea el modo de ralentizar el inicio de las
enfermedades y de los trastornos neurodegenerativos, de las enfermedades
cardiovasculares o algunos tipos de cáncer que llegan con la edad. Coleen
Murphy, investigadora de Princeton, en los Estados Unidos, ha publicado un
libro sobre la ciencia de la longevidad en el que repasa lo que se sabe sobre
cómo mantener con vida y sana, a la gente durante el mayor tiempo posible.
En 1974, Sydney Brenner publicó un artículo dedicado
a la genética de un gusano, el Caenorhabditis
elegans, un animalito, que mide tan solo un milímetro de longitud y que se
convirtió en un modelo sorprendentemente fiable para comprender la regulación
genética de muchos procesos, incluido el envejecimiento. La investigadora
estadounidense de Princenton Coleen
Murphy, se interesó por el gusano Caenorhabditis elegans, cuando conoció
el trabajo de Cynthia Keyson quien había descubierto cómo era que una sola
mutación genética, en el gen daf-2,
doblaba el tiempo de vida de estos gusanos.
Cynthia Keyson había podido comprobar que muchos de los mecanismos observados en este gusano
están también conservados en las moscas y en los ratones, por lo que desde que ella
era estudiante de doctorado y después cuando se encargó de la dirección del Instituto
de genómica LSI Genomics Institute en
Princeton (EUA), ella ha utilizado los mencionados gusanos para entender cómo
el envejecimiento afecta al aprendizaje, la memoria o la reproducción. La FDA (el organismo que regula la
aprobación de fármacos en Estados Unidos) no considera el envejecimiento como una
enfermedad, y por ese motivo, el progreso en el desarrollo de fármacos contra
el envejecimiento ha sido muy lento. Recientemente, Cynthia Keyson ha publicado
un libro que repasa con detalles los últimos avances en la ciencia de la
longevidad: How we age: The science
of longevity (Cómo envejecemos la ciencia de la longevidad”), donde
plantea cómo prolongar la vida saludable, no solo en los gusanos, sino también
en los humanos.
Otra forma de afrontar el problema de hacer un
ensayo de un fármaco contra el envejecimiento es utilizar las enfermedades
relacionadas con ese proceso como un indicador del envejecimiento. Eso ayuda ya
que se puede probar si un fármaco es seguro o si tiene un efecto sobre alguna
enfermedad y es más rápido que poner a prueba los efectos en la longevidad. Hay
varias compañías que están utilizando este enfoque, con enfermedades como la
osteoartritis o la degeneración macular.
Nir Barzilai dice que al no ser médico no puede dar consejos
médicos, pero afirma que un médico de ese campo le dijo que quienes trabajan en
longevidad están tomando metformina que se prescriben a sí mismos. La
metformina, dice Nir Barzilai que está muy probada como fármaco antiguo pero algunas
compañías están haciendo ensayos clínicos y decidiendo si funciona o no, lo que
nos va a dar información interesante. Es importante que las compañías que hacen
ensayos clínicos informen si los fármacos funcionan o no, dice Nir.
Ante la pregunta de si el
envejecimiento es algo que hay que combatir desde muy temprano, Barzilai cree importante comprender que, durante mucho
tiempo se hacían experimentos en ratones jóvenes y miraban si prolongaba su
vida, pero la pregunta es si podemos empezar a tomar un fármaco cuando tenemos
60 o 70 y tener aún efectos positivos. Es algo que al final habrá que probarlo.
En el laboratorio de Cynthia
Kenyon, descubrieron que se pueden
modificar los genes mitocondriales y prolongar la vida de los gusanos, pero esto
solo se podía conseguir cuando eran larvas, básicamente es como si tratas a adolescentes
pensando en ellos ya muy mayores. Si lo haces demasiado tarde, no había efecto
positivo. Pero cuando hacían el mismo tipo de experimento, reduciendo la
actividad de la vía de señalización de la insulina, se podía conseguir efectos
en la longevidad hasta mucho más tarde. Ese es un ejemplo de una vía que, en
una situación análoga en humanos, podrías tomarse un fármaco y cambiar el
metabolismo en la parte final de la vida y tendría efectos positivos en el
envejecimiento.
Han logrado incrementar la esperanza de vida
cambiando cosas, como la mortalidad infantil o el saneamiento, pero estas son
cosas que no tienen que ver realmente con el envejecimiento. Pareciera haber un
límite a la esperanza de vida sin asistencia. La pregunta no es tanto cuánto se
va a conseguir que viva la gente, sino cuánta gente va a poder vivir muchos
años con salud, también en la parte final de la vida. Vamos a ver a más
personas de 85 años muy sanas que no estarán en el hospital.
Si podemos aprender sobre los genes relacionados con
su longevidad y si son los mismos genes que vemos cuando estudiamos C.
elegans, la vía de señalización de la insulina, y de el gen FOXO, estarán
modulados de una forma particular en los centenarios, en la forma que también
vemos en los gusanos.
Hay cosas que sabemos que ralentizan el envejecimiento,
o la aparición de problemas que llegan con la edad, pero son cosas que la gente
ya conoce. La gente quiere que les dé un truco mágico, como que se coman doce
arándanos al día, pero no existe tal cosa. Cosas más sencillas como no comer
demasiado o la dieta mediterránea son positivas y el ejercicio puede ser lo que
más se pasa por alto porque la gente se centra en la dieta. El ejercicio tiene
muchos efectos beneficiosos que ahora estamos empezando a entender y posiblemente va a ser lo que más ayude a la
gente.
El libro da un dato interesante sobre las dietas de
ayuno más extremas, que por cada 21 hombres que las hacen, solo hay cuatro
mujeres. En estas diferencias no se puede ignorar la química cerebral. Oprah
Winfrey ha contado que siempre pensaba que tenía la culpa de su sobrepeso, y es
interesante que la gente que ha tomado fármacos cuentan cómo cambian la forma en
que piensan sobre la comida. Es más fácil para algunos comer menos y esto no se
trata de una decisión moral ya que los nuevos fármacos para la obesidad no
cambian solo el metabolismo, cambian los impulsos por la comida. No debemos
olvidar este importante detalle.
Maracaibo, lunes 16 de septiembre del año 2024
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