La endometriosis es una enfermedad en la que, en la parte exterior del
útero, crece un tejido similar a la mucosa interior del útero que puede causar
un dolor intenso en la pelvis y dificultar que se consiga un embarazo. Es una
enfermedad crónica que cursa con un dolor intenso durante la menstruación, las
relaciones sexuales, al defecar o al orinar que afecta en gran medida la vida
de quien la padece; además, provoca dolor pélvico crónico, distensión
abdominal, náuseas, fatiga y, en ocasiones, depresión, ansiedad e infecundidad.
La endometriosis provoca una reacción inflamatoria crónica que puede dar
lugar a la formación de tejido cicatricial (adherencias, fibrosis) dentro de la
pelvis y en otras partes del cuerpo. Se han descrito varios tipos de lesiones:
-endometriosis superficial, cuando las lesiones se presentan principalmente en
el peritoneo pélvico;- endometriosis quística de ovario (endometrioma), ubicada
en los ovarios;- endometriosis profunda, ubicada en el tabique rectovaginal, la
vejiga y el intestino;- en casos muy poco frecuentes, también se han hallado
lesiones de endometriosis fuera de la pelvis.
Recientemente un equipo internacional
de científicos utilizando técnicas avanzadas de biología molecular y
aprendizaje automático ha creado un mapa celular detallado de el endometrio,
que no es otra cosa más que una delgada capa de tejido que recubre internamente
la cavidad del útero. Este estudio ha sido un logro, cuyos resultados se publicaron en
la revista Nature Genetics
y sirven para examinar una enfermedad de
la que se conoce poco aunque afecta a más de 190
millones de mujeres en todo el mundo, la endometriosis.
Roser Vento-Tormo una investigadora de 37 años quien es una de las científicas que firma la publicación y trabaja en el Wellcome Sanger Institute de Reino Unido. Ella explica que existen varias razones por las que el estudio del endometrio está “históricamente postergado” y una de ellas, quizás la principal, es que “por lo general se invierte poco dinero en todo lo que tiene que ver con la salud de la mujer”, asegura Roser. También es cierto que el endometrio es uno de los sistemas más dinámicos y complejos del cuerpo humano, por lo que estudiarlo implica una serie de retos.
Imagínense ustedes a “un tejido que cambia su composición cada
cinco días y se regenera por entero cada mes de
forma perfecta y sin cicatrices”, dice
Roser. Durante el ciclo menstrual, el endometrio se engrosa y prepara al útero
para un posible embarazo, si este no ocurre, el tejido nuevo se desprende y
sale a través de la menstruación. Ese proceso depende de millones de células
que van cambiando su identidad y su función dependiendo del tipo de hormona con
la que interactúan en cada momento del ciclo, afectando no solo sus propias
características, sino también las de otras células, lo que genera un efecto en
cadena que para los científicos es difícil de rastrear.
El nuevo mapa del endometrio funciona como una brújula. “Fue como crear
un Google Maps del endometrio con el que podemos saber dónde está cada célula,
de qué está compuesta y qué tipo de interacción tiene con las células que la
rodean”, detalla Vento-Torno. Para lograrlo, los científicos recurrieron a la secuenciación de célula única, una
técnica que permite analizar el material genético del ARN célula a célula. “Es
como tener un pasaporte para cada unidad en el que se puede leer su
composición, qué función cumple dentro del cuerpo y qué puede hacer a gran
escala cuando interactúa con otras células”, detalla la autora.
Esta herramienta
resulta ser particularmente útil para el estudio
del endometrio porque se puede observar cómo las
células van cambiando su identidad a lo largo de los días y cómo se afectan en
el desarrollo de anomalías, como resulta en la endometriosis. En esta
enfermedad, las células del endometrio salen del útero y desarrollan tejido
fuera de él. Puede ser en los ovarios o en las trompas de Falopio, y en la
mayoría de los casos provoca quistes y una inflamación crónica que se
manifiesta en un dolor
abdominal tan severo que resulta inhabilitante y
otras complicaciones, como la infertilidad.
En el estudio, se analizaron más de 313.000 células endometriales
colectadas de 63 mujeres en edad reproductiva. A las muestras obtenidas de
participantes de estudios anteriores se sumaron 16 nuevos donantes. Del total
de participantes, 30 tenían endometriosis y 14 estaban usando medicamentos
hormonales, para el control de la natalidad o para el tratamiento de la
enfermedad. Las hormonas, y los antiinflamatorios, son las dos medicinas para
combatir los síntomas ya que la endometriosis, hasta el momento, no tiene cura.
El mapa va a ayudar a los científicos a entender mejor el sistema reproductivo
femenino para desarrollar tratamientos personalizados. “Lo que produjimos fue un vocabulario común para integrar todos los
datos del endometrio que existen y los que se produzcan en el futuro”,
apunta Vento-Torno.
Estela Lorenzo, especialista de la Unidad de Endometriosis del Hospital
12 de octubre de Madrid, asegura que: “La
revolución médica en la salud de la mujer tiene que venir a través de este tipo
de exploraciones”. El atlas va un paso más allá de publicaciones
anteriores, añade la experta, porque “habla,
no solo del tipo de células que componen el endometrio, sino de cómo se
desarrollan dentro de uno de los tejidos más peculiares y curiosos del cuerpo
humano”.
Francisco Carmona, es un ginecólogo presidente de la Sociedad Española
para el Estudio de los Miomas y la Endometriosis y especializado en
endometriosis que lleva décadas indagando sobre la enfermedad y es optimista
sobre el nuevo mapa. “En un futuro va a
ser una herramienta a partir de la cual se va a poder generar un montón de nuevo
conocimiento”, opina. Para los médicos, el endometrio es un rompecabezas de
diez mil piezas. “Ahora, al menos”, -dice
el Dr Carmona- “la medicina tiene un
modelo común para, entre todos, intentar montar ese puzle”.
El mapa del endometrio es parte del Human Cell
Atlas, una iniciativa
internacional que pretende hacer un mapa celular de todo el cuerpo humano. Si
lo logran, los científicos tendrían una base fundamental para diagnosticar,
monitorizar y tratar una enorme variedad de enfermedades cuyos tratamientos hoy
son inciertos y complejos.
Vento-Torno explica que: “La mayoría de los cambios en personas
enfermas se dan en ciertas células secundarias que, en teoría, son para dar
soporte. Al no dar soporte, no dan las señales correctas a las células
estructurales y terminan afectando su función”.
Maracaibo, martes 24 de septiembre del año 2024.
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