sábado, 7 de septiembre de 2024

Hablando sobre Jheronimus

 

Después de almorzar, casi a las dos de la tarde, Iñigo y Jacobo conversaban apoltronados en el apartamento del viejo vasco en la avenida Casanova. En un radio se escuchaba una cinta grabada con canciones de Serrat. Jacobo se la había traído a su amigo, no tanto por tomarle el pelo con ponerle a oír a un cantante catalán, sino porque sabía que sus baladas le traerían recuerdos de sus tiempos de fajador social. Iñigo aceptó escucharlo señalándole que aceptaba a cualquiera de la Península menos “a el Julito ese”... Tomado del Capitulo IX de “Para subir al cielo…”


- Maestro, usted se sorprendería al saber que la anamorfosis tiene que ver con el actual mundo de la informática. Son cosas novedosas para nosotros, se lo aseguro. Es decir, me refiero a esa especie de telaraña cibernética que rodea el mundo prendida de unos satélites artificiales con una increíble capacidad para crear espacios irreales, esa especie de áreas que podemos examinar desde afuera, entonces le permiten ubicarse en un punto y acceder al sistema, ¿me entiende? Es como cuando todo está en un disco compacto, y leemos el mensaje en estos sistemas llamados en inglés ci-di-rum. Es increíble como hoy día cada quien pude ser dueño de cierta información que esté protegida, codificada, resguardada y restringida y como para poder conocerla, cualquiera tiene que ubicarse en una perspectiva especial, tener ciertas claves, mirarla desde otro plano, situarse en un punto geométricamente, o espacialmente preciso, pero diferente al que poseen los demás. No sé si me capta la idea amigo Iñigo, le veo la cara amarrada.

- ¡ Joder Jacobo! ¡Como hablas de la tecnología moderna! Con cuanta emoción te expresas, pero esas mismas razones, estimado Jacobo, pueden esgrimirse para facilitar el estudio de la pintura antigua y la de hoy día. Desde puntos de vista diferentes, claro está, virtuales si así los quieres llamar. No me jodas llamándome Maestro, y dime, ¿acaso tanta tecnología no podría aplicarse para examinar las pinturas del Bosco? Podrán idealizarlas los surrealistas y darles miles de vueltas los esotéricos, el planteamiento de su obra no hay que buscarlo en anagramas ni en palindromas, no está en discos compactos, puede que parezca estar en claves, pero es más que eso, el significado de sus pinturas está codificado en la conciencia de cada uno de los admiradores o de los estudiosos de su obra.

- Acepto, si así lo quieres amigo Iñaki Macho, el que uno puede comparar la situación del Bosco y los cidi con el Aleph de Borges, con el punto vélico, o algo así, ¿me entiendes? Aunque ya veo por la sonrisa que despliegas que no te gustan mucho mis extrapolaciones.

- ¡Hombre Jacobito! Es, como decía el hombre aquel, ¡es todo lo contrario! Es que de la anamorfosis has saltado al Aleph, y de allí a las pinturas del Bosco, y es que…¡hombre!, entre todas hay un trecho muy largo. Puede que desde el ángulo de su visión un sujeto de antes o de ahora, vea monstruos en sus esmaltes, los detectarán en sus trípticos y puede que estas figuras susciten ideas confusas, pero sus obras son acabadas, precisas, plenas de simbolismos y sobre sus significados son concretos, te repito, las claves están en la mente de cada uno de nosotros. Desde allí, partiendo de ese ángulo especial que además es muy tuyo, si tú lo quieres, verás aparecer cosas que sólo podrán ver los poseedores de esa clave que tú tienes, la de tu imaginación o tu cidirum, como tú lo llames.

- Precisamente y esto viene a propósito de la anamorfosis, yo quería hablarle Maestro Iñigo sobre la creación artística. Usted es un estudioso de la pintura del Bosco. No es un disparate el que yo pretenda asociar la obra de este artista de finales del medioevo con lo que ahora pueden cuantificar las computadoras. Para mí, este tipo de manifestación artística, la pintura, cuando vale la pena, es siempre el producto de un mundo intimista, pero estos universos ya están siendo absorbidos por la cibernética y casualmente por eso, quiero referirme a la pintura, pero lo mismo puedo comentarle sobre la creación literaria. En todo está la cibernética. Fíjese que yo estoy empeñado en informatizar nuestro trabajo en la Medicatura Forense y nadie me da dinero para hacerlo. No salimos del marasmo, del pasado, del atraso. Así somos nosotros...

- Estimado Jacobo, comisario, galeno, investigador, amigo Guzmán, no me digas más Maestro, que me recuerdas la fobia que el difunto José Ignacio le tenía a ese título. 108 ¡Que maestro ni que ocho cuartos! Vamos, tú puedes tutearme, ¡hace ya tanto tiempo que nos conocemos! Así que no me vengas a joder con tus teorías escapándote por la tangente para disertar sobre la literatura, no vayas a andar buscándole una conexión literaria a la obra Bosquiana. Vaya amigo mío, tus escarceos de cuentista y de escritor en ciernes te llevan a lucubraciones brillantes. ¡Quién diría que te ibas a meter otra vez a policia! ¡Joder! ¿Porque no hablamos sobre “El jardín de las Delicias”? Te recuerdo que dejamos pendiente el tema hace más de un mes, y no me vengas ahora a salirte por la secante con la novelística, terminaré por creer que andas distrayéndome como un bachiller en exámenes intercalando la historia de los fenicios, ¿la recuerdas?, cuando eras estudiante...

-Un momento amigo vascongado gipuzkoano, ¡Iñaki de los Iñigos de San Ignacio de Loyola! Achanta un pelo, como dicen ahora los pavos. Estoy tratando de explicar o de explicarte, cual es la relación entre todo esto de las computadoras y cosas tan sutiles como la poesía o como el arte en general. ¿Cuántas veces hemos conversado sobre Neruda?, pero la poesía nunca antes la asociábamos con la computación. Amigo mío, los tiempos cambian, las cosas que se están viendo en ciencia son años luz de las que nosotros vivimos. De repente la cibernética encierra esfuerzos humanos por lograr un acercamiento a la naturaleza, y te digo como Ripley, que, aunque usted no lo crea, ella, la madre natura es increíblemente perfecta, es la mejor razón para creer en la existencia de un ser superior, pero cada día que pasa, el hombre está esforzándose más por lograr una aproximación, una búsqueda de sistemas microminiaturizados que nos alejen de la entropía. Por eso, el fenómeno de la creación humana, es algo tan especial, no es una copia de la naturaleza, es algo producido expresamente por el hombre. ¿No es acaso cierto que la gran diferencia entre nuestros complejos, perfectos pero previsibles sistemas y los de nuestros hermanos del reino animal, reside precisamente en la existencia en nosotros de eso que unos llaman el alma?

- Pues para ser animal y vaya que eres bien animal cuando quieres serlo, ¡policía!, para dártelas de ateo, amigo Jacobo le pones a tus teorías un palabrerío tal que más que médico y abogado y buen policía, deberías ensayar para meterte también a político. ¡Pues hombre que de gamberradas dices en un solo instante!

- Mire amigo vascuence, terco como mula, precisamente por eso insisto en el tema del dibujo, de la pintura, o de la literatura. Esas son las cosas que nos permitirán siempre explorar puntos virtuales del ser humano, esas vivencias servirán para penetrar en la quintaesencia de cosas que han existido dentro de la mente de seres humanos que han sido creadores, unos con más acierto que otros, ciertos poetas, algunos pintores, los escritores y todavía podemos ir más allá, porque hay cosas que están ahí frente a nosotros, ilusos, quienes creemos fielmente en su existencia, en su presencia real, pero pueden ser como los hologramas, estar allí para que hallemos en sus reflejos muchas más cosas de las que realmente existen. Así, muchas cosas, cuentos, son ficciones, son como la literatura, creaciones del espíritu humano... - Pues si que estaría bien que se plasmaran en holografías todas las inquietudes y tantas alegorías como las que encierran las pinturas de Don Gerónimo. Sería algo fantasmagórico, ¿no es cierto Jacobo?

- Déjame contarte algo Iñigo. Hace poco supe que sólo trece años después de haber nacido el Bosco, vivió en Europa un tal Palissy quien se ocupaba de la jardinería y escribió un libro denominado “La receta verdadera”. Este autor se internó en mundos insospechados y lo hizo indagando la naturaleza cosmogónica de ciertas visiones o ensoñaciones las cuales para esa época le permitirían conocer estratos muy diferentes a los de la vida común. Claro está que para ese tiempo, todo eso estaba más allá de la comprensión de sus semejantes y como era de esperarse, fue considerado por sus contemporaneos como un vil hereje, y lo liquidaron Iñigo!, sé lo peinó la Inquisición.

- ¡Ah bendita Santa Inquisición! Pues mira bien, con todo y sus pinturas el viejo brabanzón que era Don Gerónimo no fue nunca visitado por los inquisidores, no lo llamaron nunca a botón. Después de muerto, pues esa ya es harina de otro costal, pero en vida, ¡nunca! Puede que fuese porque sus ideales eran prístinos, puede que fuese por otra razón, quizás su mente fuese más pura y angelical de lo que creen tus contemporáneos. Posiblemente en aquel entonces tantos horrores eran del común y él no era tan mal interpretado, como ahora...

- Me figuro que así fue, y si alguno debe saberlo eres tú quien ha estudiado a fondo su obra, pero igual sabrás que son muchos quienes lo ha catalogado de hereje o de ser un morboso creador de tantas diabluras. Sin duda alguna que el dibujo y la pintura de cada época nos hablan de sus autores, nos cuentan sobre su tiempo, sus preocupaciones, pero además las creaciones artísticas pueden servir para sumergirnos dentro de las vidas de sus autores, de sus personalidades, fantasiosas o no. El escritor es igualmente testigo de su época. Lo cierto es que la irrealidad se mezcla con la vida misma en la obra de cada artista, por eso la literatura existe para inventar la vida. Pienso que el arte de la pintura no es meramente retratar, los artistas viven para recrearse, ellos no son meras cámaras fotográficas, ellos pueden bucear en universos extraños, los cuales, pueden haber existido en sus mentes desde niños, cosas quizás parecidas a las que habitan en la imaginación de muchos de nosotros, ¡desde tantísimos siglos atrás! De repente, hoy en día nos pueden parecer curiosas, disparatadas, difíciles o incomprensibles, pero tal vez sean tan solo expresiones de los problemas cotidianos.

Maracaibo, sábado 7 de septiembre de 2024

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