miércoles, 4 de septiembre de 2024

Klingsor

 

Después de recordar las crueldades del camarada Stalin leyendo El hombre que amaba a los perros de Padura (https://tinyurl.com/4hxeuwzf) aprovecharía la oportunidad para hablar en el blog lapesteloca de las maldades del contemporáneo de Iosif, el Fürher, sobre quien comenté hace ya algunos años, una de las novelas de David Alizo (1941-2008) Nunca más Lili Marleen que trataba de (https://tinyurl.com/rkchkrw7) de un criminal de guerra de la SS regentando un hotel de la Mesa de Esnujaque, en los Andes, venezolanos.

También hablamos en lapesteloca sobre dos jóvenes escritores mexicanos nacidos el año 1968 (Ignacio Padilla y Jorge Volpi), y de sus novelas premiadas, ambas el mismo año 2000 por las famosas casas editoriales españolas Espasa Calpe y Seix Barral. Sin el brillo de Los niños del Brasil de Ira Levin, e intentando quizás proseguir la ruta de “best-sellers” latinoamericanos iniciada por El anatomista del argentino Federico Andahazi (1997), la novela de Padilla, Amphitryon conlleva el interés de su singular nacimiento simultaneo con En busca de Klingsor de Jorge Volpi, su compañero mexicano de la generación del crack.

Quisiera conversar en esta oportunidad sobre la novela de Jorge Volpi que coincide, en este país, con un militar que se ha encargado del Ministerio del Interior, quien, ¡ocupa el mismo cargo, que le tocara a CAP en los tiempos de Betancourt!  Pero la novela del mexicano va más allá de nuestro complicado país, y trata de una incursión en la historia de la Física en la Alemania nazi y de personajes que paralelamente desarrollaban la bomba atómica en los Estados Unidos. Esta novela que fue premiada en Seix Barral el 2000, es “En busca de Klingsor” y puede ser analizada hoy, en estos tiempos críticos con nuestros ciudadanos padeciendo “por estas calles”, así que regresemos pues a recordarla… 

La novela nos habla sobre verdaderos científicos como Heisenberg, Stark, Einstein, Von Neumann, Bohr, Links, y de otros personajes que son históricamente reales y quienes intervinieron en los proyectos para el diseño de una bomba atómica. De esta manera, en el fondo de las personas, nazis o estadounidense, subyacería la cuestión moral sobre el papel de los científicos en un tiempo cuando los descubrimientos conducían a una probable destrucción de la humanidad. Sigue siendo un poco como si hoy día, pudiésemos novelar sobre las responsabilidades de algunos personajes de la política mundial al tomar decisiones que acarrean la muerte de cientos de ciudadanos en el mundo. A veces, “no es fácil”… 

Jorge Volpi el autor de la novela, nos habló de la conspiración militar y del atentado contra el Führer, mientras se debaten las acciones entre aventuras amorosas paralelas a una intriga político-criminal, donde Klingsor  o  Klingsohr -un personaje del folclore germánico alto-medieval- es el mismo que aparece de manera destacada en el Parzival de Wolfram von Eschenbach como el villano de la historia, donde es un caballero caído y convertido en hechicero que se opone a los progresos del héroe. Todas estas coincidencias incidentales también forman parte de la leyenda del Sängerkrieg.

Klingsor funge como villano en el Sängerkrieg, y aparece como un trovador y a la vez como un hechicero proveniente de Hungría, quien por medio de artes oscuras, aliado con Heinrich von Ofterdingen, derrota a una cincuentena de oponentes durante un torneo de trovadores celebrado en el castillo de Wartburg. Esa es la leyenda, pero en este artículo destacamos la hipótesis de que el escritor mexicano Jorge Volpi lo utilizaría en su novela En busca de Klingsor usando un formato policial híbrido y posmoderno con una determinada intención.

En el primer capítulo, Volpi expone brevemente su concepto de la realidad cercano al de los filósofos y escritores existencialistas que la consideran inasible, contradictoria y caótica. En el segundo capítulo se analiza la inversión posmoderna del esquema policial clásico haciendo fracasar la búsqueda de un dúo detectivesco-científico -Francis Bacon y Gustav Links- quienes presentan al final dos versiones distintas y contradictorias.

Luego, al estudiar los antecedentes biográficos, el perfil psicológico, la conducta moral y el método de investigación de los dos detectives, nos muestra a un joven norteamericano inteligente pero inseguro y sexualmente dependiente de su amante, y a su ayudante y guía, un alemán, de edad avanzada, pero educado en los valores de disciplina, austeridad y nacionalismo, quien va a romper con otras virtudes importantes como la fidelidad, sinceridad y el compromiso, actuando ambiguamente en los diversos ámbitos.

Las novelas de Volpi, revelan, un concepto de la realidad que es cercano al de los filósofos y escritores existencialistas, quienes consideran el bien y el mal, la verdad y la mentira, con todas sus derivaciones, como relativas. En este mundo donde todos, los escritores y los científicos estamos cumpliendo una especie de rol, en el mismo papel de "detectives, científicos", o de amanuenses, o intérpretes de “la realidad". La literatura es para Volpi, una manera de saciar su curiosidad en la búsqueda del conocimiento como forma de descifrar el mundo, o quizás de "de investigar” sus realidades y de atreverse a confrontarlas y traducirlas en lenguaje literario.

En busca de Klingsor, alude al proceso de una búsqueda, una investigación, usando el formato policial confirmado por todos los críticos literarios y por Volpi mismo, quien reconoce la utilidad de llevar adelante un paralelismo científico-policial sin abandonar el método inductivo de sumar pruebas. En la novela hay dos detectives, el primero un joven norteamericano inteligente pero inseguro, y su ayudante, el guía alemán, educado en los valores de la disciplina y nacionalismo, que rompe con las virtudes de fidelidad, sinceridad y el compromiso, actuando ambiguamente en el momento cuando que le toca decidir…

Como en Los detectives salvajes (1998), la quinta novela de Roberto Bolaño, donde el diario del joven estudiante Madero -mientras el mundo se agita en dictaduras y gobiernos totalitarios- nos lleva al México del año 1975 y al desierto de Sonora del año 76 con los poetas Arturo Belano y Ulises Lima, cuando “el meollo de la cuestión es saber si el mal (delito o crimen) es casual o causal” y “si es causal estamos jodidos” diría Bolaños. Volpi, como un Borges posmoderno, llega al convencimiento de que el mundo exterior no se puede representar ni comprender y así transforma su novela en una búsqueda detectivesca, especie de laboratorio científico como ya en los años cincuenta, la haría Michel Butor (1916-2016) en La modificación, aquella su nueva novela del Nouveau Roman francés.

Con el formato policial confirmado por los críticos literarios y por Volpi mismo, de este modo, la trama central de En busca de Klingsor va en el intento de Francis Bacon, joven físico y militar estadounidense quien guiado por el físico alemán Gustav Links, buscan apresar al criminal Klingsor, un supuesto asesor científico de Hitler, experto en experimentación eugenésica en los campos de concentración o en la construcción de la bomba atómica. 

El resultado de la pesquisa de este dúo detectivesco-científico, que interrogará a varios connotados físicos alemanes, de los que sólo dos son sospechosos: el resentido G. Links, y el mismo investigador-detective Bacon, quien, influenciado por su amante Irene -quien al final se revela como espía rusa- opta en contra de su mismo colaborador Links y lo entrega a los rusos.

Volpi, al no presentar al final una solución del enigma, sino dos versiones distintas y contradictorias, hace fracasar la búsqueda del criminal, es decir, el esclarecimiento de la verdad de los hechos y deja persistir la duda hasta el final de la novela. Al "negarse al restablecimiento del orden social "el escritor invierte el esquema convencional del género policial y como ya hemos dicho, escribe una novela con formato policial posmoderno en la tradición paródica de un Robbe-Grillet, o de Jorge Luis Borges, mostrando lo que habría sido el siglo XX, según Volpi  el ‘Siglo de la Incertidumbre’…  

¿Qué nos quedara para este siglo XXI? Ya lo estamos viviendo. Como decía Ernesto, “quien tenga ojos, que vea… 

Maracaibo, miércoles 4 de septiembre del año 2024

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