A mediados del Siglo XVII, Delf era una próspera ciudad de los Países
Bajos a medio camino entre Rotterdam y La Haya. Este momento histórico está
considerado como la Edad de Oro de La Pintura Holandesa. Aquí es donde nace en
1632, Johannes Vermeer y hay muy pocos datos
acerca de su vida. Sabemos que se casó a los 19 años y vivió siempre en la casa
de su suegra María Thins, que fue también una especie de agente para sus Obras.
Johannes Vermeer (1632-1675) perteneció al Gremio de Pintores
de San Lucas, y aunque tampoco
sabemos quiénes fueron sus Maestros, en sus primeros trabajos se advierte la
influencia de los Caravaggistas de Utrecht. Fue desarrollando luego un estilo que
reflejaba intimidad y calma. “Los caravaggistas de Utrecht” fueron
pintores holandeses de esa ciudad quienes, en un viaje de estudios por Roma,
como era habitual, conocieron a Caravaggio y quedaron tan deslumbrados que, al
volver a Holanda entre 1620 y 1630, pintarán y difundirán el estilo del maestro
italiano.
Durante la década
de 1620 renació en la persona de pintores como Hendrick ter Brugghen, Gerrit van Honthorst, Andries Both y Dirck van
Baburen. En la siguiente generación, el caravaggismo influyó en
varios pintores, como Peter Paul
Rubens, Rembrandt Harmenszoon van Rijn y hasta
en Diego Velázquez, quien durante su estancia
en Italia tuvo la oportunidad de conocer y estudiar sobre el arte de
Caravaggio.
Al regreso de
Vermeer a su ciudad, esta tendencia no duró mucho, A diferencia de los
caravaggistas italianos y españoles, en los que la luz tiene un foco de origen
indeterminado, los de Utrecht a veces presentan un foco de luz artificial
definido e identificado en la pintura, cosa que precisamente distinguiría la
pintura de Vermeer, quien nunca abandonó su ciudad y murió en la ruina en 1675 a
los 43 años. Es sabido que debido a sus deudas, su esposa no
tuvo acceso a ninguna herencia.
Johannes Vermeer solo pintaba una o dos obras
al año, de los que nos han llegado unas 35. Aún así, es considerado, después de
Rembrandt o de Jacob Ruysdael, como el más famoso pintor holandés, por su
maestría en la representación ilusionista de la realidad, y la enigmática
quietud y misterio que emanan sus obras, en un estilo que suele ubicarse dentro
del Barroco Centroeuropeo, aunque podemos decir en términos actuales que se
trata de una Pintura Hiperrealista.
Vermeer casi nunca
pintaba al aire libre, y la mayoría de sus trabajos, están realizados en el
interior de su estudio. Es por eso que siempre aparecen en varias de sus obras,
una ventana a la izquierda. Son escenas simples de la vida cotidiana, íntimas y
domésticas, pero que demuestran su total dominio del color y la luz, que crean
una atmósfera casi atemporal. Sobre la luz y Vermeer ya escribimos una vez en
este blog lapesteloca (https://bit.ly/3CG9vOz)
señalando que la tradición lumínica de la
escuela veneciana, destaca en Johannes Vermeer quien imprimía a sus obras -en espacios interiores- una
luminosidad pálida en unos ambientes plácidos y sosegados.
Vermeer se diferencia de otros pintores de su época, en que no quiere contarnos historias particulares ni quiere expresar ideas moralizantes, su intención es la búsqueda de la belleza en lo cotidiano, lo banal, lo que hacen sus vecinos, pinta sobre lo que viven los habitantes de aquella región bañada por una luz que refulge en sus cuadros, que baña la superficie de las cosas, y realza los colores. Lo de él, es luz diurna, luz natural y sus tonalidades no obstante son frías, no tienen la calidez e intensidad del sol, son colores fríos como el azul, el gris, el blanco y el amarillo pálido con tonos que nacen frecuentemente de la luz que penetra por una ventana que está de cara al norte. Es esa luz difuminada en sus pinturas la que será capaz de revelar las texturas de las telas, del pan, de todo cuanto aparece en sus lienzos.
La Joven de la perla (hacia 1665) es su
obra más conocida y no es un retrato propiamente dicho. Se considera “un
tronie” del francés antiguo trogne
que significa cabeza o rostro. Los tronies se hicieron muy populares
durante la Edad de oro de la pintura neerlandesa y no pretendían ser retratos,
sino más bien estudios de expresión y fisonomía de un modelo de personaje, un
anciano, un soldado, una mujer oriental. Aunque la paleta de colores es limitada,
de trazos simples y, en apariencia, poco trabajados, el lienzo está llenó de
trampantojos que crean una ilusión visual que no existe. La misma perla, los
ojos, y boca, son en realidad efectos ópticos que nuestro cerebro completa para
crear un cuadro lleno de vida.
La bella y
enigmática modelo, recorta su busto de perfil ante un oscuro fondo neutro,
girando la cabeza para dirigir su intensa mirada hacia el espectador. Su boca
se entreabre ligeramente, como si deseara hablar, dotando así de un mayor
realismo a la composición. Viste una chaqueta de tonalidades pardas y
amarillentas en la que sobresale el cuello blanco de la camisa, y cubre su
cabeza con un turbante azul del que cae un paño de intenso color amarillo,
creando un contraste cromático de gran belleza. La misteriosa mirada, es
lograda mediante una especie de sfumato.
Vermeer no pintó
cejas ni pestañas y dejó el contorno de los ojos sin definir. Así, también
permite una interpretación personal, algunos ven melancolía, otros ven tristeza,
y otros alegría. De alguna manera es como si existiese casi una joven distinta
para cada espectador. Lo más sorprendente del cuadro, es el efecto que
le da nombre. Si observamos bien, el pendiente son apenas dos pinceladas
blancas sobre el cuello que nuestro cerebro interpreta como un círculo.
En 2016 hablamos en este blog de la joven de la perla y de Vermeer como personaje, que se ha utilizado en obras de ficción escritas. Susan Vreeland publicó el libro La joven de azul Jacinto donde habla de un cuadro ficticio de Vermeer, Niña con costurero, que mostraría a la hija del pintor. En el relato de la escritora Vreeland, el pintor Vermeer solo aparece al final del libro. El pintor Vermeer llegará también a la literatura infantil con un libro de Blue Balliett que trata de los cuadros El geógrafo y Dama en amarillo escribiendo, donde este último aparece en la historia de Balliett como robado, señalando con ello, que algunos cuadros han sido atribuidos por error a Vermeer. Recientemente en el año 2005, Luigi Guarnieri escribió otra novela, La doppia vita di Vermeer («La doble vida de Vermeer»), relatando la historia Han van Meegeren, un pintor famoso por sus falsificaciones de las pinturas de Vermeer.
La novela La joven de la perla del escritor Tracy Chevalier desarrollando una historia ficticia alrededor de una criada de nombre Griet, quien supuestamente hace de modelo para Vermeer se popularizó a través del cine cuando el año 2003, el director británico Peter Webber adaptó para el cine el libro de Tracy Chevalier. La protagonista, Griet, la criada, fue interpretada por Scarlett Johansson y Vermeer por Colin Firth en la película La joven de la perla fue nominada a tres premios Óscar.
Maracaibo, jueves 5
de septiembre del año 2024
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