miércoles, 24 de enero de 2024

Matar a “El adversario”…


Un tipo llamado Johan Alexander Santana Araque (1979) quien ahora es un exbeisbolista; como si fuese yo, un pitcher profesional y venezolano como él, como quien comenzó jugando para los Astros de Houston y luego para los Mets de Nueva York del 2008 al 2012; se ganó dos veces el premio Cy Young y luego la Triple Corona del Pitcheo con los Twins en 2006, y sin tenerlo muy claro, vuelvo hoy en 2024 a recordar a Santana en mi blog lapesteloca

No es una idea que llegó a mi mente por el hecho de estar en Gringolandia. ¡No! Es por una situación que llaman “un changeup”; me refiero al llamado “cambio de velocidad”, y al cambiar de tema -con o sin curvas-, lo hago sin intenciones de confundir a mis lectores. Así es que hoy, me acordé de Santana el pitcher, al querer cambiar la temática pero no es sobre él de quien hablaré sino sobre Satanás, cuyo nombre según la versión griega de las Sagradas Escrituras significa “El Adversario”.

Aunque suene como si fuese a entrar en los terrenos de la política (al hablar del diablo parecería lógico), tan de moda en estos días, al menos directamente no lo haré. Utilizaré la figura de Luzbel, o Lucifer, el Ángel caído descrito por el Profeta Isaías en el Antiguo Testamento, el que fue castigado por intentar ascender al empireum y alcanzar el mismo nivel de Dios, para hablar de varios asuntos que resultan “medio endemoniados”. La teratología medieval (ya saben que soy fan del Medioevo) describió los Íncubos masculinos quienes tras penetrar a las mujeres las hacían parir hijos deformes y los Súcubos femeninos, hermosas y seductoras quienes como producto de la misoginia del catolicismo medieval llevarían a la muerte a muchas mujeres acusadas de brujería. Ellos pueden ser vistos como “El Adversario”.

Apoyándose en premisas como estas, la Iglesia persiguió a muerte a los cátaros, a los gnósticos, a los bogomilistas, a los moros y a muchos individuos a quienes posteriormente La Santa Inquisición remataría, pues se enfrascó durante siglos en la tarea de liquidar a cuantos individuos estuviesen señalados como “los enemigos”, o “los adversarios”, como si de el fiscal venezolano, “el amigo del puesto” se tratase; hasta que terminan por verse evidentemente controlados por “El Adversario”… Quiero hablar hoy de la “Licencia para matar”; el mismo título de un filme de Clint Eastwood del año 1975 repitiendo el título de una película británica de 1989…

Licencia para matar” (Licence to Kill) también era el título de la película británica de la saga de James Bond, dirigida por John Glen; fue la segunda y última protagonizada por Timothy Dalton y también era la primera película de Bond que no posee el título de alguna novela o historia de Ian Fleming, aunque estuvo basada en el cuento corto "El extraño Hilebrand" del libro Solo para tus ojos y es parte de su novela Vive y deja morir. Originalmente la película fue titulada como Licence Revoked (Licencia revocada) pero el nombre fue cambiado durante la posproducción y por eso la menciono aquí.

El archipiélago oceánico del Atlántico había sido descubierto por el explorador cartaginés Hannón, el navegante en su “Periplus”, en el año 570 a. C. El primer documento escrito con una referencia directa a Canarias se debe a Plinio el Viejo, que cita el viaje del rey Juba II de Mauritania a las islas en el 40 a. C., y se refiere a ellas por primera vez como islas de los Afortunados (Fortunatae Insulae). Fue a partir del siglo XV, cuando los europeos se interesaron en el archipiélago canario, cuya invasión había comenzado en 1402 con la expedición de los normandos Jean de Bethencourt y Gadifer de la Salle.

Echemos hacia atrás en la historia. En el año 1420 se hizo un ensayo de la práctica expuesta aquí como “hay licencia para aniquilar a los enemigos”, y habría de producirse la conquista de las islas Canarias en esos términos, siendo un terrible ejemplo de esta modalidad, que se ocupó de arrasar con los guanches… Judíos vs Palestinos, Rusos vs Ucranianos, y no sigo porque como ya lo cantó Felipe “la historia vuelve a repetirse”... Las terribles acciones del tristemente célebre Capitán Diego García de Herrera y Ayala, fueron ejecutadas en Fuerteventura y en las otras islas para lograr el total exterminio de los guanches, autóctonos habitantes de aquel archipiélago oceánico, y ha quedado el triste recuerdo para la humanidad.

Aquel exterminio duró hasta completar formalmente la tarea; desde el 21 de julio de 1464 cuando el rey Enrique IV de Castilla le otorgó a don Diego, la posesión de las Islas de Gran Canaria, Lanzarote, Fuerteventura, La Palma, Tenerife y Hierro, así mismo les otorgaría a él y su mujer, el título de reyes de dichas islas, título este, que le fue cedido junto con la soberanía de las mismas a los Reyes Católicos en 1477, y el Capitán García fallecería en Santa María de Betancuria, antigua capital de Fuerteventura, el 22 de junio de 1485.

El geógrafo hispanorromano Pomponio Mela situó aquellas islas por primera vez con exactitud en un mapa, y Plutarco fue informado por el general Sertorio de la existencia de las islas, a las que este último pensó en retirarse desde Hispania por sus problemas políticos. Durante mil años, entre los siglos IV y XIV, las islas parecieron desaparecer de la historia. Hay que entender que desde el siglo iii a. C., se dio la incorporación de la península ibérica al Imperio Cartaginés e inmediatamente después, finalizada la II guerra púnica, al Imperio Romano. Se convirtió la región en un espacio políticamente sometido y administrado en provincias romanas. Cuando en el siglo V, las invasiones germánicas destruyeron aquel vínculo imperial, el reino suevo de Braga y reino visigodo de Toledo fueron sustituidos por los reinos germánicos mientras el Imperio bizantino de Justiniano I en una difícil tarea denominada Recuperatio Imperii intentaba recuperar zonas del sur y del este peninsular. El único testimonio documental de esta época, es el viaje de san Borondón, cuya leyenda se extendió durante siglos por la Europa cristiana. Durante la Edad Media fueron visitadas por los árabes.

La conquista musulmana de la península ibérica ya en el siglo VIII produjo la división del espacio peninsular entre la España musulmana (al-Ándalus, término también equivalente a los de "España", "Hispania", "Iberia" o "península ibérica") y los reinos cristianos medievales peninsulares o hispano-cristianos surgidos a partir de los núcleos de resistencia cristiana en el norte tras aquel proceso denominado La Reconquista hasta que en 1492 terminaron por ocupar la totalidad de la península. Ramón Menéndez Pidal, acuñaría la expresión "España de los cinco reinos", para describir ajustadamente la situación política durante la Baja Edad Media: coronas de Castilla y de Aragón, reinos de Portugal y de Navarra y emirato de Granada.

La Monarquía Hispánica se configuró a partir de la unión dinástica de los Reyes Católicos en 1469, y la conquista de Granada en 1492 y de Navarra en 1512 se unieron y la herencia imperial de Carlos V (Carlos I de España, 1516), se transmitiría desde Felipe II (1556) a los llamados Austrias de Madrid, de modo que durante un periodo de sesenta años (1580-1640) el reino de Portugal formó parte de esa monarquía llamada también, el Imperio español del que estamos hablando alrededor del asunto de una “licencia para matar”

Así eran las cosas cuando se decidía políticamente acabar con quienes bastaba ser diferentes para calificarlos como “El Adversario” y se permitían estas y otras licencias alrededor de la muerte. Ergástulas repletas de “adversarios” caracterizan al actual “régimen criollo”, y de los militares, está como muestra la historia de Gilles de Rais, un Mariscal de Francia, quien en la Guerra de los Cien Años defendió su nación al lado de Juana de Arco y al jubilarse y retirarse a su castillo Champtocé en Bretaña fue acusado de adorador de Satanás por las atrocidades cometidas con sus amigos, con centenares de niños y niñas, tales que inspiraría a Charles Perrault para crear la historia de Barba Azul. Tras confesar sus horrendos crímenes derivados del satanismo, y decidida la sentencia, sería ahorcado pero sus restos curiosamente fueron enterrados con gran solemnidad en la iglesia de las carmelitas de Nantes. Se dijo entonces que “Ante tales hechos, se le solicitó”, que dijera donde sepultarlo, él le propuso el sitio a la iglesia “la cual aceptó”…

Esta breve frase en los prolegómenos de nuestra debacle nacional moral-sociopolítica y cultural, nos llega ahora como expresión viva de Satanás o El Adversario a hacernos guiños de la historia, quizás para que analicemos con mayor seriedad las cosas mientras, seguimos viviendo en un país saturado de “crímenes de lesa humanidad”, en el entendido de que aquí en pequeñas dosis o hijoeputivamente, existe “licencia para matar”.

En Miami, Florida, el día jueves 25 de enero del año 2024

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