La definición moderna de epigenética es “el estudio de cambios, posiblemente heredables, en la expresión de los genes que no son debidos a variaciones en la secuencia del ADN” (Richards, 2006). Cuando el año pasado (https://bit.ly/3W6eTmh) hablamos del cromosoma Y y de su gen DMRT1, dijimos que ya en 1990 se había descubierto otro gen, el SRY (del inglés sex-determining región Y), de determinación sexual que estaba localizado en el brazo corto del cromosoma Y, y que iba a ser el gen que determinará si el embrión se desarrollará como macho (XY) o como hembra (XX).
En 1993, Hamer había examinado 114 familias de hombres homosexuales en Italia y encontró una conexión entre homosexualidad y la región cromosómica Xq28. Mustanski et al., en 2005 realizó en examen del genoma completo (no solo del cromosoma X) en individuos y familias estudiadas previamente por Hamer et al. (1993) y Hu et al. (1995), y hallaron una conexión algo menor que en el del estudio de Hamer et al., para el Xq28, pero encontraron otros marcadores en el 7q36 y una probabilidad en 8p12 y en 10q26. En 2014 Sanders publicó un estudio con 908 individuos, señalando la existencia de genes que pueden influir en la orientación sexual del varón localizados en el cromosoma 8 y en el Xq28.
Hay estudios que sugieren un vínculo entre la estructura genética de la madre y la homosexualidad de sus hijos varones; las mujeres tienen dos cromosomas X, uno de los cuales está desactivado. La inactividad del cromosoma X sucede al azar durante el periodo embrionario, por lo que las células forman un mosaico respecto a qué cromosoma está activo. El proceso de inactivación del cromosoma X fue descubierto por la genetista británica Mary Lyon y en algunas ocasiones lo llaman lionización en su honor. En algunos casos, la desactivación puede ocurrir de una forma no azarosa. En esta inactivación del cromosoma X, el cromosoma X se compacta, para formar una estructura pequeña y densa llamada cuerpo o corpúsculo de Barr.
El cuerpo de Barr es una masa de heterocromatina condesada que se observa en el interior de las células somáticas femeninas de los mamíferos y de otros animales. Generalmente es fácil de observar durante el estadio de la interfase mitótica. Esta región se tiñe intensamente durante los análisis citológicos debido a la gran cantidad de heterocromatina que contiene. La mayoría de los genes en el cuerpo de Barr están inactivos, lo que significa que no se transcriben. Muchos científicos atribuyen la inactivación de uno de los dos cromosomas X, a esta gran concentración de heterocromatina.
El proceso de inactivación del cromosoma X requiere de cinco pasos: 1ro-el conteo; 2do-la escogencia; 3ro-la iniciación; 4to- el mantenimiento, a través de las divisiones celulares de las marcas epigenéticas del proceso de inactivación, y; 5to-El silenciamiento transcripcional del X. un locus que transcribe varios ARNs no codificantes necesarios para la regulación de la inactivación, entre los cuales se encuentran el disparador de la inactivación conocido como Transcripto específico del X inactivo XIST (Xist en el ratón) y TSIX, un ARN antisentido que regula la expresión de XIST. Bocklandt et al. (2006) registraron que, en las madres de los varones homosexuales, el porcentaje de inactivación asimétrica extrema del cromosoma X era significativamente más alta que en las que no tenían hijos gays. El 13% de las madres con un hijo gay y el 23% de las madres con dos hijos gays mostraban inactivación asimétrica extrema, en comparación con el 4% de las madres sin hijos gays.
Se han registrado diferencias de la estructura del cerebro según la orientación sexual. En 1990 Swaab y Hofman encontraron diferencias de tamaño del núcleo supraquiasmático entre los hombres homosexuales y heterosexuales. En 1992 Allen y Gorski informaron sobre una diferencia de tamaño de la comisura anterior relacionada con la orientación sexual. Anteriormente se demostró que las INAH2 y INAH3 tenían diferente tamaño en hombres y mujeres. El tercer núcleo intersticial del hipotálamo anterior (NIHA-3 o INAH-3 por sus siglas en inglés) es el núcleo sexualmente dimórfico del área preóptica medial en humanos. Esté núcleo tiene un mayor tamaño en hombres que en mujeres independientemente de la de edad y es más grande en hombres heterosexuales que en hombres homosexuales y mujeres heterosexuales.
Se ha demostrado que en monos rhesus, codornices, ovejas y ratas, hay núcleos homólogos al NIHA-3 que tienen una función directa en el comportamiento sexual. Un estudio publicado por Simon LeVay en la revista Science sugirió que NIHA-3 es un importante sustrato biológico para la orientación sexual. Este estudio encontró que el NIHA-3 que es aproximadamente del mismo tamaño en hombres homosexuales y mujeres heterosexuales, tiene menor tamaño de media en hombres homosexuales en comparación con hombres heterosexuales.
Simon LeVay nació en Oxford, Inglaterra, en 1943, pero creció en Londres, y se graduó como especialista en latín, griego e historia antigua en Dulwich College. Posteriormente, obtuvo una maestría en ciencias naturales de Cambridge y un doctorado en Neuroanatomía de la Universidad de Göttingen en Alemania. Destacó como deportista, en especial en ciclismo. En 1971, se trasladó a Harvard, donde trabajo con David Hubel y Torsten Wiesel, quienes ganaron un Premio Nobel en 1981 por su trabajo sobre el sistema visual del cerebro. En 1984, se mudó a la costa oeste para dirigir su propio laboratorio en el Instituto Salk. Simon LeVay reconoció su homosexualidad entre los 13 y 14 años de edad, a pesar de que, en aquella época, el tema era por demás controvertido en Inglaterra...
LeVay estudió cuatro tipos de neuronas del hipotálamo, denominadas INAH1, INAH2, INAH3 y INAH4. Para entonces, era imposible explorar esta posibilidad en modelos humanos vivos y LeVay usó el cerebro de 41 personas muertas (19 hombres homosexuales, 16 hombres heterosexuales y 6 mujeres). Su estudio se realizó bajo un esquema a ciegas; es decir, inicialmente no sabía si su donante era heterosexual o era gay. LeVay examinó en casos de autopsias por SIDA, los cerebros de 41 pacientes hospitalarios fallecidos. Los pacientes con SIDA del grupo heterosexual, según constaba en los informes médicos eran consumidores de drogas intravenosas o habían recibido transfusiones de sangre, aunque solamente dos hombres de este grupo habían negado específicamente haber mantenido relaciones homosexuales.
Los informes de los demás sujetos asignados como heterosexuales no contenían información sobre su orientación sexual y se les supuso la orientación heterosexual por la proporción mayoritaria de esta en la población masculina. El estudio, titulado “Una diferencia en la estructura hipotalámica entre hombres heterosexuales y homosexuales” se publicó en agosto de 1991 en la prestigiosa revista Science, y recibió mucha atención. Tras años de trabajo básico, LeVay había logrado impresionar a la comunidad científica con un hallazgo polémico e interesante. Sin embargo, la atención no solo implicaba aplausos, sino también críticas y una de ellas fue que quizás al haber usado sujetos homosexuales que habían muerto de SIDA podría haber introducido algún sesgo. LeVay, muy seguro de sus hallazgos, calificó esto como “muy poco probable”, ya que incluyó también seis cerebros de heterosexuales que habían muerto por la misma razón y estos no mostraban diferencias en los patrones de tamaño de INAH3 respecto a otros fallecidos por otras causas.
Más tarde, LeVay examinó el cerebro de un hombre gay negativo para VIH que había muerto por cáncer de pulmón, y este mostró la misma tendencia que los de los homosexuales incluidos en su estudio. LeVay no encontró pruebas de diferencias de tamaño de las INAH1, INAH2 o INAH4. Aunque el grupo INAH3 parecía ser el doble de tamaño en los varones heterosexuales que en el de los varones homosexuales que sería de un tamaño similar al INAH3 del cerebro de las mujeres heterosexuales. El estudio fue criticado porque las diferencias podían deberse a la enfermedad… El tamaño de las INAH3 de los varones homosexuales parecía ligeramente menor que la de los heterosexuales, pero mayor que la de las mujeres heterosexuales, aunque ninguna de ambas diferencias tenía significancia estadística. El recuento de neuronas INAH3 también encontró diferencias entre hombres y mujeres, pero no encontró una tendencia relacionada con la orientación sexual.
La trágica historia de Alan Turing (http://tinyurl.com/237j3uuf) nos demostró que los prejuicios y tradicionalismos pueden más que los aportes que alguien puede proporcionar a la sociedad. Sin embargo, la historia parece estar cambiando. Aunque el proceso parece ser muy lento, muchas personalidades de la comunidad LGBT+ se están integrando y destacando en el ámbito científico actual. Simon LeVay no es el personaje más novedoso ni representativo de este siglo, pero es una muestra de lo importante que es aceptarse y mostrarse como tal al mundo. Su orientación no necesariamente sesgó los resultados de su estudio pero LeVay reconoció que no encontró genes que explicaran la homosexualidad, cosa que, hasta ahora, ningún estudio ha hecho. Su hallazgo fue significativo en su momento y sigue siendo citado en nuestros tiempos.
Desde Miami, en La Florida, el día domingo 14 e enero del año 2024
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