En el mes de diciembre del año 2019 escribí en este mi blog (lapesteloca) un artículo rememorando anécdotas personales sobre algunas de mis colegas, profesionales anatomopatólogas a quienes tuve la suerte de conocer mientras eran residentes del Curso de Postgrado de Anatomía Patológica en el Instituto Anatomopatológico (IAP) de la Facultad de Medicina en la Universidad Central de Venezuela (UCV). Hoy, en 2023, es cada vez más triste la situación socio política y económica del país; el deterioro de la asistencia pública sigue en una sostenida crisis y la mayoría de los ciudadanos tratan de sobrevivir con sueldos de hambre en medio del hambre y las enfermedades... Puede parecer un contrasentido recordar vivencias de colegas quienes ya son desde hace más de 25 años especialistas en Anatomía Patológica, pero quiero rendir les tributo por su tesonera labor como especialistas pues seguro estoy de que no desmayan en sus esfuerzos por ser cada vez mejores patólogas.
Nuestra especialidad médica se ha reducido en número por la migración de muchos brillantes colegas hacia otras latitudes en busca de mejores oportunidades y en muchos países de Hispanoamérica brillan con luz propia nuestros patólogos, mientras que aquí la Asociación que debería agruparnos tras mas de una década de inactividad, nos obliga a imaginar medidas para proteger del intrusismo a sus agremiados y proteger a los pacientes con cáncer que padecen las consecuencias de que quienes hacen diagnósticos sin ser los médicos especialistas preparados por las universidades para el ejercicio de esta compleja especialidad médica.
Afortunadamente se ha creado una Junta electoral dispuesta a precisar un censo real de miembros de la SVAP e ir a la búsqueda de una nueva Junta Directiva. En este relato hoy usaré nombres propios sin apellidos y comienzo por Yanina, quien siempre fue una explosión de risa y simpatía. Nacida en Aragua de Barcelona “la Atenas de Oriente”, siempre tuvo una chispa especial para percibir antes que nadie, las ideas, surgían y ya ella venía de regreso con alguna felíz ocurrencia. Asi es Yanina casada con Héctor de su mismo pueblo, quienes siguen siendo los reyes del llano y su recuerdo me transporta a orillas del río Arauca con arpa cuatro y maracas...
Después de ser representante estudiantil ante varios Consejos de la Facultad de Medicina llegaría Antonieta al postgrado de Anatomía Patológica y durante los tres años sería miembro del Consejo Técnico del Instituto brillando en la defensa de sus compañeros de curso. En la seguridad que estaba en lo correcto la opinión de Antonieta siempre tuvo mi decidido respaldo. Antonieta, inseparable amiga de su compañera y colega Margarita, fueron un ejemplo de amistad solidaria a toda prueba. Admiré el gran corazón de Antonieta quien ademas brillaría en su ejercicio profesional durante varios años al frente de un Servicio de Patología en un famoso hospital oncológico capitalino.
Así como existió aquel “dúo dinámico”, también AnaElia e Ivonne fueron inseparables y después de graduarse siguieron trabajando juntas. Excelentes profesionales, Ivonne y AnaElia, se asociarían al salir del postgrado, como lo harían también las doctoras Gracia (“sinceramente”) y su compañera Ivonne, quienes juntas instalarían también eficientes laboratorios de Patología en la capital…
Sigo pensando en duos con Benjamín, mi dermatólogo, pues había sido novio de Ángela desde niño y Ángela, una de nuestras más eficientes residentes, carita de muñeca y siempre muy aplicada, se iría a trabajar en un Oncológico, donde en una lucha mediada por interferón doblegaria al virus C de la hepatitis. Benjamín presidente de la Sociedad de Dermatología era un excelente músico quien nos acompañó en vida muchas veces con el cuatro y cantando en el IAP. Ángela brilla ahora en Chile donde como Gracia, y Adriana son talentosas patólogas criollas ejerciendo en la nación austral.
Carmen Cecilia siempre quiso tener obtener la máxima calificación en los muchos exámenes a los que sometíamos en el postgrado elevando el rating de calificaciones de su grupo en competencia con JuanCarlos, un chamo excelente quien también nos dejara hace ya varios años, a quien le sobrevive su hija, ahora también una joven patóloga. Carmen Cecilia es ahora nuestra neuropatóloga venezolana, discipula del queridísimo e incomparablae Jesus Enrique (Henry) Gonzalez. Sobre Teresa puedo asegurar que luché para que se quedara en el IAP al finalizar su postgrado, pero era tan dulcemente inteligente y eficiente que le temían otros de los “profesores”, por eso se marcharía a la Escuela Vargas desde donde sigue brillando!
Las historias de mis inolvidables doctoras, son muchas y ante el microscopio pude evaluar la sagacidad de sus mentes, la precisión de su memoria visual en el intrincado mundo microscópico y las vi tejer diagnósticos precisos, sorprendentemente acertados. Recuerdo la dedicación y el interés de Sindy con quien ganamos un premio Luis Razetti del Colegio de Médicos, la risa explosiva de Marilú, la religiosa constancia y seriedad de Crisaida, sin ser “regañona” como Luisita “naturalmente contestataria”a quien quise amansar y la acuciosidad de Irma que la llevaría a dedicarse a la citopatología, Irma era parte de una pléyade de doctoras venidas desde Valencia y sus inmediaciones quienes descollarían en el ejercicio de la especialidad.
Las valencianas dejaron indeleble huella en el IAP y aunque sé que se me escaparán muchos nombres, las ejemplifico con Milagro “la negra” y su compañera Manola, que durante muchos años fueron las reinas de la patología del Estado Carabobo. De Valencia y en la Chile actual,Verónica a quien con “los caramelos de cianuro” le pediamos que despertara al nacer el día, y La Nela, quien antes de tatuarse era La Catira Regional; tantas otras patólogas, ahora muy destacadas como Elsie y Janira, todas de la ciudad del lago de límpido azul, crearon un emporio de la patología femenina.
Laura, fue la primera mujer presidenta de la SVAP, y ella siempre será la patóloga de Maracay aunque panameña de nacimiento, Laura con su delgada y siempre elegante figuraha ha logrado cuanto se ha propuesto. Al iniciarse como presidente de la SVAP hizo publicar mi varias veces antes rechazado libro“Reflexiones de un anatomopatólogo” que bautizaría con el apoyo de la Universidad de Carabobo. Laura, salvó también a la SVAP con el respaldo de su presencia y su contribución instalando varias veces Jornadas de emergencia en sus predios aragüeños.
He mencionado dúos de doctoras quienes durante sus estudios de postgrado hicieron historia, y existieron también tríos. Hizo historia el de MariaElena, Mirian y MaríaTeresa (LaNena), jóvenes doctoras de esta tierra venezolana con sus variados ancestros; de MariaElena en tierras de Caripe, de LaNena las orillas del lago de Coquivacoa, y Mirian en del mero corazón del país, en San Sebastián de Los Reyes. Mirian Josefína, formó parte de quienes fueron como los 3 mosqueteros de Dumás, todas para una y una para todas. En lo personal Mirian fue muy especial para mi, pues atravesó el embarazo de su primer hijo varón en paralelo con la llegada de nuestro Pablo Antonio, el primogénito de Saudy. Al trio a menudo se le asociaba Kelly quien con una gracia irresistible, quien nos decía a sus maestros, los “insen”, abreviando con ello su calificación de “insensatos”.
Cuando la pandemia del SIDA, hubo tantas historias que mejor me refiero tan solo al interés por preservar la memoria escrita de aquellas difíciles y tan temidas autopsias. MariaEsther y Sindy, y Crisaida e Ivonne con otras muchas residentes hicieron el esfuerzo de reseñar en publicaciones sus observaciones. Virginia haría una crisis de hipertiroidismo durante su postgrado y Judith linda portuguesiña venida de la Escuela Vargas, con unos desmayos aparatosos asustaba a todos en el postgrado, no tanto como el emocional “vómito en escopetazo” de Paulina, y por las enfermedades de los hijos de las médico-residentes padecimos muchas veces pues siempre fueron una fuente de preocupaciones que viviríamos por muchos años...
Soraya era dulce como la miel de los cañaverales de la misma tierra de Cheo y de Yaneida, y muy amiga de ella siempre fue Cathy, la pequeña gran trabajadora pioneera de la inmunohistoquímica diagnóstica en el país y es imposible no recordarlas, pues serán tan inolvidables como “los chimentos” que el gran maestro JoséAngel les ofrecía a Vicky y a Mirian, “justo al lado” de su doctora en Cardio,
Había una doctora, ¡inolvidable! queridísima Lesbia, bella y muy competitiva, tan brava que sus compañeros la apodaban “crotálica”, fue una excelente estudiante y ahora brilla ejerciendo en el Ecuador, como Crisaida y Tibisay. Aunque nunca supimos ni el cómo ni el porqué Norma desapareció al terminar su postgrado, quien la conoció jamás pudo olvidar la belleza y la paz que irradiaba su presencia, y puedo asegurar que conocí a una doctora con pinta de niñita, quien era capaz de recitar decenas de poemas, Dilcia era, como Josefina, Samaris y Lila la famosa cardiopatóloga, todas bellas “guaras” representantes de la ciudad de los crepúsculos.
Me he extendido demasiado, y hasta aquí llegaré hoy, porque es preciso afirmar que si no hubiese sido por ellas y por muchas otras a quienes me es imposible nombrar por meras razones de espacio, el IAP de la UCV no hubiese sido el semillero de tantísimas excelentes especialistas que se formaron en el ejercicio de ésta difícil especialidad médica. Me felicito por haber tenido la suerte de conocerlas y haber pododo compartir unos años de sus vidas. Vayan estas palabras escritas, para darle las gracias a todas y cada una de mis queridas discípulas.
Maracaibo, domingo 19 de noviembre del año 2023
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