Comenzando el mes de abril del año 2021, en medio de la pandemia del COVID 19, se me ocurrió contar la historia del dios de la Medicina, un relato que habría de mostrar algunos detalles un tanto confusos, ciertamente, alrededor de la Mitología griega y sus variadas versiones. Aquella historia especialmente referida al dios de la Medicina quien según los griegos se llamaba Asclepio, y para los romanos es el mismo Esculapio, la comenté en este blog (lapesteloca) y hoy sin pandemia y para celebrar mi cumpleaños número 84, las repetiré, y lo hago maracuchamente hablando.
Asclepio, o Asklepio -el romano Aesculapios- es el dios de la Medicina. Según una versión, su nombre era Epios, por su calma y benevolencia, pero se dice que después de haber curado a Aescles -el tirano de Epidauro que padecía de “oftalmía”-, su nombre pasó a ser compuesto y se llamó Asclepio. Los oftalmólogos, quizás sabrán cómo era aquella “oftalmía” curada por el joven médico, y al no estar descrita, pues no lo sabemos...
En la historia, al hablar de Asclepio es necesario mencionar a Quirón el centauro, quien fuera su maestro de medicina y cirugía. Todos saben que, en la Mitología griega, los centauros son criaturas salvajes, mitad caballo y mitad hombre a quienes desde los tiempos de Fidias -el escultor (https://tinyurl.com/2dm7vhrs) más popular de El Partenón- se les representa como hombres desde la cintura para arriba y el cuerpo de un caballo- y tenían fama de ser feroces y salvajes, pero Quirón era diferente. Quirón era un centauro sabio y prudente, muy entendido en el arte de curar y de cazar. Quirón fue maestro, no solo de Asclepio sino también de Aquiles. Pueden estar seguros de que no era arquitecto como Fidias ni tenía nada que ver con la directiva de un equipo beisbolero que se disputaba con Gavilanes y Pastora el campeonato maracaibero de baseball profesional, años ha de eso, aunque no tantos como los de la propia historia de Asclepio, pero lo digo tan solo, por si forsi...
Se dice que Quirón era hijo de Cronos y de la Oceánida Filiria. Esta criatura por el nombre pudiese entrar en el ranking de las maracuchas y no faltará quien diga que no era Filiria sino Filaria y si este fuera el caso, sería infecciosa por que la Filaria Loa Loa provoca edemas de Calabar y las microfilarias pululan en la sangre periférica; o pueden relacionarla igualmente con la filariasis linfática, que lleva a la elefantiasis y la Filaria en este caso es la que denominan Wuchereria bancrofti, la de la elefantiasis y además, es bueno recordar que la trasmiten los mosquitos… Por si las moscas. Bueno, ya está bien. Es por culpa de Filiria, un nombre exótico… Sigo. ¿Sí?
Homero, quien no es Simpson sino el señor invidente que escribió La Ilíada y La Odisea, llamó a Quirón “el más justo de los centauros”, el ya mentado maestro no solo del joven Aquiles pues también lo fue de Castor y de Polux, de Teseo, de Nestor, de Meleagro y de Diómedes, ¡que mondenga!, y por supuesto, de Asclepio. Homero en la Ilíada cita a Podalirio y a Macaón como hijos de Asclepio. ¿Verdad que suena como que hay ya demasiados maracuchos en este cuento? Es importante entender que “los asclépiades” eran los médicos, sacerdotes descendientes de Asclepio y que no todos los médicos griegos eran asclepíades, había quienes eran simplemente médicos de la clase de los demiurgos o servidores del pueblo. Conviene recordar que la medicina griega que trascendió a la cultura occidental fue la medicina hipocrática y no la asclépiade... Todavía uno busca con afán (de polo a polo) a esos “médicos servidores del pueblo”...
En lo que se refiere a la historia personal de Asclepio, de acuerdo con la Mitología era hijo del dios Apolo y de Coronis, hija del rey de Flegias. La historia relata como Apolo, el dios griego, sorprendió a la bella Coronis, hija de Fleijas que era rey de Tesalia, bañándose en el lago Bobeis -este es el nombre del lago, y aunque les suene, no era el “vos véis”- Apolo la vio pues, y le sucedió algo así como lo que contaba Simón Díaz con Mercedes a la que bañándose le llegó su caimán, y claro está, también con Simón mismo, morboseador voyeur él, en fin… Bueno, pues resulta que Apolo se enamoró de ella, de Coronis, y la doncella, como era de esperarse le correspondió y así en ausencia de caimán, su pae, o sea, su mero papá, un poco después del baño, le informaría que estaba destinándola a casarse con Isdup. Aunque tenía ese nombre medio extraño, su padre insistía en que era ese y no otro, quien tenía que ser su marido.
Utilizando un cuervo que le servía como espía, y conste no era el de Edgar Allan que pasaba su tiempo aleteando para posarse en la cornisa de una puerta, o sobre la cabeza de Palas -otra diosa- el pájaro espía de Apolo era en realidad un cuervito decente y por eso, el mero dios Apolo lo envió de averiguador, tipo detective, pero cuando se enteró del arreglo prenupcial por el zamurito que le chismeó sobre los proyectos del padre de Coronis, Apolo entró en cólera y lleno de ira, y ¡había que ver lo que era un dios enfurecido!, transformó al avechucho en un pajarraco de color blanco, ¡cual paloma de la paz!, y medio chueco todo avergonzado se quedó, mientras de inmediato Apolo, se fue al sitio, esmollejadamente se apersonó como dicen ahora, y ¡ríquiti!, le dio muerte a Isdup; afortunadamente no dicen cómo, pero, con seguridad olímpica, fue una terrible “matica de café”…
Coronis y sus compañeras de juegos -pobrecitas- fueron muertas a flechazos por Artemisa, la hermana de Apolo, quien no sé por qué, de pura asomada se metió en este rollo (estuvo entrenándose para actuar en el filme de Disney “Mulán” y era certerísima). Una vez que la pobre Coronis hubo expirado, y se preparaban familiares y amigos, para cremarla por los métodos de aquel entonces, hete aquí que Apolo se apareció y cuando vio a su amada Coronis en una pila funeraria ya chisporroteante, no se le ocurrió salvarla, sino que se le fue encima y le hizo una laparatomía exploradora (cual personaje de “ER-sala de emergencia”) y liberarando del vientre materno al hijo que aún no había nacido, ¡Me importa un rábano!, les dijo Apolo, y se llevó al fetico aquel, volando y volando, y así llegó hasta el monte Pelión para dejárselo al centauro Quirón que vivía en una cueva… ¡Ve que mamón! O que molleja de historia la de Asclepito y después dicen que si la televisión o el cine son los que conducen a la violencia…
En las montañas de Tesalia, allí fue donde estuvo “encuevao” Asclepio y allí iba a aprender todo sobre el poder maravilloso de las hierbas y de los conjuros, todo aquello cuanto desde niño le enseñó su maestro Quirón, y con el tiempo, aprendió más que si tuviera un PhD y terminaría envanecido el chamo, de tanto estudiar y de aprender sobre los misterios de la naturaleza que cada vez más y más conocía. (Así, joven, alto y esbelto, se ve en la foto de su estatua de mármol). Asclepio, creyéndose que había sido capaz de sobrepasar a la naturaleza y que podría despertar a los muertos, dijo para sí. ¡Sé más que el gas! Pero resulta que Zeus que lo andaba visteando desde hacía ya un tiempo, en realidad le caía gordo y lo estaba cazando, así que se enfureció ante tamaña osadía, creerse resucitador... Está pasándose se maraca se dijo Zeus y simplemente lo fulminaría con un rayo… Final tipo película francesa de los 60…
Apolo tiene también su historia, no te creáis... Había nacido en la isla de Delos y siendo muy joven, dicen que fue quien venció a la serpiente Pitón (Ver: la foto en piedra que le sacaron cuando estaba en eso). La leyenda cuenta que: ojo que no es la misma que aquella que cantaban, la de “cuenta la leyenda que en un árbol”, encaramado no. Relata la propia historia que el lugar donde Coronis se retiraría para tener a su hijo fue en Epidauro y que realmente daría a luz en Mirthos. Así que por aquí, en esta otra sana versión, nada se dice sobre el rescate en la pira por el dios Apolo luciéndose como un “Mighty-Mouse” volador-. Hay otra versión donde dicen de Coronis, que cuando nació su hijo Asclepio, ella misma fue quien lo dejó abandonado en el monte Titón y que, a las dos pasadas, tal vez Coronis era pana de Quirón, pero vaya usted a saber…
Según la Mitología griega, Asclepio entre las maravillosas curas que logró, le devolvió la vida a Glauco, un joven que andaba persiguiendo a un ratón, y se cayó él, en una gran tinaja de miel y pereció ahogado. Es casi como lo del ratón Pérez que se cayó en la olla, pero sin la hormiguita que lo sentía y lo lloraba. Era otro ratón, -no era pea, ni adminiculo para computadora, solo un roedor- seguramente. Asclepio también resucitó a Hipólito, ¡Otro maracucho!, y este era hijo de Teseo.
Cumpliendo instrucciones de Zeus, Apolo les enseñó a los hombres la dulzura de la poesía y se dice que Zeus envidioso lo llamó al Olimpo y ya estando allí le dijo: “Hey Apolo, ve que todos los días, pero cada uno sin falta, fijate Apolo, vos vais a tener que salir en tu carro luminoso, -era una especie de convertible descapotado mollejúo-, que es machete y además, te lo vamos a poner tirado por unos blancos corceles, los que llaman caballos de fuerza, ¡ajá!, y desde ahí, cuando arranquéis, vais a iniciar tu brillante carrera diaria, de polo a polo y sin echarte un palo. ¿Veis Apolo?
Así fue como sucedieron las cosas, ¡de bola que si!, bueno, eso dicen, más o menos y te las estoy contando aunque no se si me vais a creer, hoy un día de Santa Cecilia, patrona de los músicos que coincide con mi cumpleaños y con la fecha cuando se echaron al pico al presidente Kennedy…¡Ve que mondenga!
Maracaibo, miercoles 22 de noviembre del año 2023
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