Regreso a hablar de los griegos al recordar las grandes dionisias de Atenas que se consideran las precursoras del teatro griego. Consistían en fiestas anuales que duraban varios días, en honor a Dioniso, dios del vino y la exuberancia. En estas celebraciones masivas, la gente cantaba, bailaba y tomaba vino. El teatro griego siempre se caracterizó por sus obras vinculadas a las ceremonias religiosas de culto al dios Dioniso.
Esquilo (525-456 a. C.). Es considerado el creador de la tragedia griega y reconocido por su innovación tras incorporar un segundo actor (las obras eran interpretadas solo por un personaje). Sus guiones se basaban en temas de la mitología, con personajes de dioses, semidioses o seres sobrehumanos que se expresaban con un lenguaje grandilocuente y metafórico. Esquilo nació en Eleusis (Ática), el lugar donde en la antigua Grecia se celebraban “los misterios eleusinos”, que son unos “ritos de iniciación” ofrecidos anualmente al culto a las diosas Deméter y Perséfone; estos se celebraban en Eleusis (cerca de Atenas).
Esquilo pertenecía a una familia de terratenientes nobles y ricos y le tocó luchar contra los persas en la batalla de Maratón (490 a. C.), así como intervenir en la de Salamina (480 a. C.) y, probablemente, en la de Platea (479 a. C.). De allí que algunas de sus obras, como Los persas (472 a. C.) y Los siete contra Tebas (467 a. C.), resultan de sus experiencias guerreras.
En su juventud le tocó vivir durante la tiranía de los Pisistrátidas en Atenas pero ya adulto, también fue testigo del desarrollo de la democracia ateniense. En Las suplicantes (463 a. C.), puede detectarse la primera referencia que se hace acerca del "poder del pueblo", y la representación de la creación del Areópago, tribunal encargado de juzgar a los homicidas. En Las Euménides (458 a. C.), se apoya la reforma de Efialtes (462 a. C.), transferencia de los poderes políticos del Areópago al Consejo de los Quinientos.
En los concursos dramáticos se representaban tres tragedias además de un drama satírico, con el que se relajaba la tensión del público. Esquilo condensaba sus obras en trilogías sobre algún tema en particular, cada parte conservando su sentido podía ser representada por separado. A los tres dramas de los cuatro sobre episodios del mismo mito, le seguía un drama satírico que contenía una historia relacionada con los mismos.
Esquilo escribió 82 piezas (algunas fuentes las calculan en 90), consiguió su primera victoria en composición dramática en el 484 a. C., siendo sus rivales Pratinas, Frínico y Quérilo. La importancia de la obra de Esquilo es tal que en años posteriores a su muerte, se permitiría que sus obras fueran representadas y presentadas en certámenes (el agón) junto a las de los dramaturgos vivos, lo que era un honor excepcional. De toda su obra, solo se conservan siete piezas, seis de ellas premiadas, y que en su epitafio no fue recordado como poeta ni como dramaturgo, sino por su valor en la batalla de Maratón.
Los persas (472 a. C.), Los siete contra Tebas y Las suplicantes son dramas de dos actores disminuyendo la intervención de los coros, y haciendo posibles el diálogo y la acción dramática. Los diálogos entre personajes y coro con un ritmo de acción más bien lento es uno de los rasgos principales de arcaísmo en el teatro de Esquilo.
Esquilo disponia para su teatro escénico del skené, que era una zona de forma rectangular, alargada y estrecha con el lado mayor de cara al público, situada detrás de la orchestra y elevada tres metros por encima de la misma mediante una plataforma de tablas sostenida por una columnata. Comprendia el proscenio, la scaenae frons, los parascenios, el hiposcenio y el postcaenium y del ekkyklema, que era la “tramoya”, una maquinaria de efectos escénicos, el antecedente de los decorados móviles, que consistía en una pequeña plataforma baja con ruedas, a veces giratoria y desplazable. El "ekkyklema" sale por la puerta central y muestra escenas que ocurren dentro de la "skené", con cuadros representando una acción que había sucedido en el interior y, que por lo tanto, no había sido presenciada por el público.
Es interesante notar que el "ekkyklema" no estaba permitido mostrar escenas de asesinatos en el escenario. La plataforma era utilizada para mostrar como un flash de las consecuencias de una acción que había ya pasado. Se usaba en las tragedias para sacar del escenario los cadáveres. El "ekkyklema" "saca a la luz a aquellas figuras sombrías -el asesinato de la madre, de los hermanos, de los hijos", y revela "la sangre, el horror y la desesperación de un mundo desgarrado".
El interés central de los dramas de Esquilo se halla, principalmente, en la situación y en su desarrollo, más que en los personajes. Se considera que el personaje que ha sido más trabajado por el autor es Clitemnestra, particularmente en la tragedia Agamenón, donde la necesidad estimula su capacidad para fingir. Esto, junto a su versatilidad, la convierten en uno de los personajes más destacados de todas las tragedias griegas.
Los coros esquileos casi siempre gozan de una personalidad fuerte y peculiar; sus palabras, junto a la música y la danza, contribuyen a llamar la atención sobre los profundos temas del teatro de Esquilo, determinando el tono de todo el drama. Los coros esquileos tienen, a menudo, una importancia sustancial en la acción. Las Danaides y las Erinias son, de hecho, las principales protagonistas de sus dramas.
El estilo lírico de Esquilo es claro pero con una fuerte tendencia a lo arcaico y con rasgos hómericos. Sobresalen, al presentar modelos de lenguaje y de imágenes, metáforas, símiles, campos semánticos determinados, elaborándolos hasta los detalles más mínimos y manteniéndolos a lo largo de todo el drama o de la trilogía.
El decoro trágico, donde el protagonista tiene que expresarse como lo que es, se muestra en el caso de Agamenón, quien debe hablar como un héroe trágico. También su teatro es audaz, y está dotado de gran imaginación a la hora de aprovechar los aspectos visuales de sus dramas. Como ejemplo esta el contraste entre el vestido de la reina persa al entrar en su carroza y la vuelta de Jerjes vestido solo de harapos; la caótica entrada del coro en Los siete contra Tebas; las Danaides de aspecto africano, vestidas exóticamente y su enfrentamiento con los soldados egipcios; la alfombra púrpura que llevará a Agamenón a la muerte; Las Erinias en escena; la procesión con que concluye la Orestíada, etcétera, demuestran su dominio de la técnica teatral y de la escenografía.
El sufrimiento humano es el tema principal en el teatro esquileo, un sufrimiento que lleva al personaje al conocimiento y que no está reñido con una fuerte creencia en la justicia final de los dioses. Es fundamental, en este respecto, la fuerza del genos, de la herencia de la culpa y de los lazos de sangre, que provoca que las faltas de los antepasados sean heredadas por los protagonistas míticos actuales. Se ve en el enfrentamiento entre Atreo y Tiestes, que empaña las existencias de Agamenón, Egisto y, más tarde, Orestes. En ocasiones, se trata de víctimas indirectas de las que muchas que son inocentes.
El elemento clave en el teatro esquileo es la sustitución, en la escena final, de la violencia por la persuasión, como se puede ver en La Orestíada. Casi siempre, los dioses son severos e implacables, y los mortales se encuentran prisioneros, sin esperanza, pese a que puedan elegir cómo afrontar su propio destino. En las últimas producciones de Esquilo, sobresale un concepto diferente de la divinidad, como ocurre en La Orestíada, en la que las divinidades conocidas como las Coéforas se convierten en Euménides, en responsables y afectuosas protectoras de los mortales que lo merecen.
Maracaibo, jueves 23 de noviembre del año 2023
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