Hoy quiero escribir algo sobre el gran escritor español, que fue don Pío Baroja, (San Sebastián1872-Madrid,1956). Baroja, con Miguel de Unamuno, Azorin y Ramiro de Maeztu fue uno de los representantes de la llamada “generación del 98”.
He leído varias obras de don Pío y como escritor (vasco y guipuzkoano ) -el orgullo de Baroja, se cifró siempre en su ascendencia vasca-, podríamos conversar un rato hablando sobre su literatura, pues para muchos es el más eximio novelista del País Vasco, ya que Baroja posee una vasta narrativa de acción y de aventuras y siempre mantuvo una orientación hacia temas existenciales y sociales.
Su padre don Serafín, era ingeniero de minas, y esto llevó a los cambios de residencia de su familia. Desde niño Baroja conocería diversas regiones de España, pero especialmente seria en Madrid donde florecería su vocación de médico y de escritor. Don Serafín Baroja trabajaba para el Instituto Geográfico y Estadístico de Madrid, luego se mudaron a Pamplona. PíoBaroja quien había cursado en San Sebastián las primeras letras, las continuó en Madrid y con catorce años cumplidos abandonó Pamplona para hacer en Madrid sus estudios médicos que concluyó finalmente en Valencia donde terminó la carrera de medicina, doctorándose posteriormente en la capital de España.
Sus progenitores pertenecían a familias distinguidas y bien conocidas en San Sebastián. Eran tres hermanos: Darío, que murió, joven en Valencia; Ricardo Baroja, que fue pintor y escritor y Pío, el menor. Muy separada de ellos nacería Carmen, que habría de ser la gran compañera del escritor viajero. En realidad, Pío Baroja fue, un mal estudiante; estuvo siempre mucho más interesado en las novelas que en los libros de texto y aunque seguramente había ya emborronado alguna cuartilla, cuando ya se había leído el Robinsón Crusoe de Daniel Defoe, las obras de Julio Verne y Thomas Mayne Reid, y había soñado ya con aventuras maravillosas.
Su carácter era arisco y rebelde lo que le perjudicó pues acabaría riñendo con algunos de sus profesores y no despertaba simpatías en ninguno, de esta manera que en su juventud tampoco supo qué carrera le gustaba pues solo las letras le atraían. Antes de irse a Valencia, ya había empezado algunos cuentos, artículos y tal vez una novela, pero rompió todo o lo dejó olvidado. Podría decirse que pocos escritores de vocación más segura han sido inicialmente más inseguro, con grandes dudas sobre su vocación. Después, escrita ya buena parte de su obra, todavía se preguntaba si sería verdaderamente escritor...
Al terminar sus estudios, Pío Baroja se trasladó a Cestona, en el País Vasco, donde conseguiría una plaza de médico y al poco tiempo estaba harto del oficio, había reñido con el médico viejo del pueblo, como había reñido antes con sus profesores; pronto estaba enemistado con el alcalde y, naturalmente con el párroco y con el sector católico del pueblo, quienes le acusaban de trabajar los domingos en su jardín.
Se fue asqueado del pueblo, del médico y hasta de los enfermos, al menos de algunos de ellos, y se trasladó a San Sebastián, con su familia. Permaneció un tiempo en San Sebastián, y se fue a la capital donde estaba su hermano Ricardo, también sin empleo, en un negocio de pan de una tía que había quedado viuda. Ricardo le había escrito que estaba cansado de ese trabajo y Pío sin vacilar le escribió que se iba a Madrid para ocuparse del negocio y se convertiría en dueño de un comercio de pan.
En Madrid, por encima de la vulgaridad de su oficio pudo reanudar los contactos con sus antiguos amigos, y frecuentar los medios literarios. En contacto con la realidad de la vida, volvería a lo que sentía, que era su vocación. En Madrid, comenzó sus colaboraciones en periódicos y revistas y en 1900 publicaba su primera obra, una colección de cuentos titulada Vidas sombrías. Los relatos escritos en Cestona sobre sus experiencias de médico que reflejaban toda la tristeza de aquel medio, y la que albergaba entonces en su alma, mezclada con ráfagas de cólera asi fue como Vidas sombrías constituyó un éxito. Su libro seria elogiado por Azorín, Benito Pérez Galdós y por Miguel de Unamuno, quien se entusiasmó con con uno de los cuentos, titulado Mary-Belche y quiso conocer al autor.
Pío Baroja fue dedicándose más y más a las letras, y apartándose cada vez más del negocio, hasta consagrarse exclusivamente a su vocación. En algún momento Baroja llevó a cabo alguna incursión en el campo de la política, se presentó para concejal en Madrid, y más adelante para diputado por Fraga, tentativas esas que constituyeron rotundos fracasos y el se retiró sin gran disgusto. PíoBaroja fue un gran viajero; los libros y los viajes fueron sus grandes aficiones Sus viajes por España los hizo casi siempre acompañado con sus hermanos, Carmen y Ricardo, y otras con amigos; más adelante, con José Ortega y Gasset, quien le llevó en algunas ocasiones en su automóvil.
Baroja llegó a ser uno de los escritores que conoció mejor la España de su tiempo, cosa que se puede comprobar en sus novelas. La ciudad más visitada por él fue París donde vivió en sus últimos años, cuando huyó de España durante la guerra civil. También vivió en Londres y en Italia; viajó por Suiza, Alemania, Bélgica, Noruega, Holanda y Jutlandia, escenario de su trilogía Agonías de nuestro tiempo, con la magnífica novela El torbellino del mundo, que encabeza la trilogía.
Algunas de sus obras son: Vidas sombrías(1900); Inventos y mixtificación de Silvestre Paradox(1901); Camino de perfección (1902); El mayorazgo de Labraz (1903) Una trilogía fue La lucha por la vida- La busca, Mala hierba y Aurora roja(1904) donde recoge el ambiente de los barrios bajos del Madrid de su tiempo. Zalacaín el aventurero(1908) que era de su preferencia. Las inquietudes de Shanti Andía(1911), (1929), La estrella del capitán Chimista (1930); El laberinto de las sirenas (1923), primera en tierra vasca en la época de las guerras carlistas. Los pilotos de altura(1929), dedicada a la vida del mar.
Se considera que Las memorias de un hombre de acción, es su obra mas importante, pues es una novela cíclica que escribió a lo largo de casi toda su vida y que terminó ya en la vejez. Con el héroe central Eugenio de Aviraneta, el autor reconstruye una época terrible de España con las guerras de la Independencia y carlistas, tumultos y sublevaciones, en los días de Fernando VII e Isabel II. Destacan en esta serie El escuadrón de Brigante, Los recursos de la astucia, El sabor de la venganza, Las figuras de cera, La nave de los locos y La senda dolorosa.
Aparte de algunos ensayos, Baroja escribió también libros de recuerdos: Juventud, egolatría (1917), Las horas solitarias (1918) y La caverna del humorismo (1919). En sus últimos años, Baroja dio a la prensa sus Memorias, obra que es un monumento a la vida de su tiempo, y en la que aparecen las figuras más importantes con las que trató, en las letras y en las artes. En este tiempo residía en Madrid con su familia, con la que continuó viviendo hasta su muerte. En 1935 fue admitido como miembro de la Academia de la Lengua. Fue el único honor oficial que se le dispensó.
Baroja, situado en la escuela realista, sigue las huellas de los grandes maestros europeos de su tiempo. Balzac, Stendhal, Tolstoi y Dickens, sus autores predilectos, de los pocos que admiró sin reservas al lado de Dostoievski. Por lo que respecta a las influencias literarias, Baroja no formó parte de ningún grupo. Fue, el más rebelde y el más independiente de los escritores en todos los sentidos. El mundo predilecto de sus creaciones fue el de la gente humilde, los desventurados, y al lado de ellos, seres fantásticos, locos, gente rara y absurda a las que se acercó con su ironía, sus sarcasmos de un humor amargo, pero también de una gran piedad y deseos de redención y de justicia que lo emparenta sobre todo con Dickens.
Baroja fue el literato más discutido y el más atacado de los escritores de su tiempo. Tal vez por el desorden habitual en sus novelas, y más aún por el tono ofensivo que adoptó para tantas cosas o por su brutal sinceridad, no alcanzó nunca la fama que merecía, y que alcanzaron muchos otros con menos méritos que él. El tiempo, en su labor justiciera, le ha ido situando en su lugar y hoy está considerado, dentro y fuera de su patria, como el primer novelista de la España contemporánea, al lado de Galdós, y para algunos por encima de éste.
Maracaibo, martes 7 de noviembre del año 2023
No hay comentarios:
Publicar un comentario