sábado, 19 de noviembre de 2022

Pompeyo el Grande


Pompeyo el Grande, o Cneo Pompeyo Magno (106 a. C.-48 a. C.), más conocido en la historia como Pompeyo, fue líder militar de la Antigua Roma y cónsul de la República romana en el 70, 55 y 52 a. C. Tuvo un destacado papel como comandante de las tropas leales al Senado en la guerra civil de 49-45 a. C.   Comenzó su carrera luchando en el bando de Lucio Cornelio Sila en la guerra civil de 83-82 a. C., donde comandó con éxito tropas en Italia, Sicilia, África e Hispania. En lo personal Pompeyo se casó cinco veces. En el año 86 a. C. el veinteañero Pompeyo fue sometido a juicio, y el magistrado Publio Antistio, quien presidía el juicio, decidió casar a su hija con el talentoso joven noble y en secreto le ofreció a su hija como esposa; él había perdido recientemente a su padre, y poco después de que Pompeyo fuera absuelto se consumó el matrimonio.

En 82 a. C., Sila y su esposa Metela obligaron a Pompeyo a divorciarse de Antistia y a casarse con la hija adoptiva del dictador Emilia Escaura del primer matrimonio de Metela con el cónsul y príncipe del Senado Marco Emilio Escauro. Emilia estaba casada y, además, embarazada, pero su marido se encontraba entre los enemigos de Sila y este ordenó que su hija se casara con su leal partidario. Durante el parto, poco después de la boda, Emilia murio.

En el año 70 a. C. Pompeyo actuó como uno de los iniciadores de la abolición de las leyes de Sila, y en la década de los 60 a. C., se convirtió en uno de los hombres más influyentes de Roma tras limpiar el mar Mediterráneo de los piratas cilicios y expandir la influencia romana en el este durante la tercera guerra mitridática. En esa época, los piratas cilicios llevaban muchos años operando en el Mediterráneo, Se propuso entonces un proyecto de ley sobre medidas de emergencia para combatir la piratería. Se creó un cargo extraordinario con amplios poderes, cercanos a los de procónsul, y el comandante que lo obtuviera podía comandar todo el Mediterráneo y las tierras de 50 millas romanas (casi 80 kilómetros) hacia el interior el Senado terminó eligiendo a Pompeyo como comandante.

En el año 79 a. C. Pompeyo se casó por tercera vez, en este caso con Mucia Tercia, hija del cónsul Quinto Mucio Escévola. A través de este matrimonio, Pompeyo se acercó a muchos políticos romanos influyentes. En 62 a. C., apenas había regresado de Oriente, una de las primeras acciones de Pompeyo ya en Italia fue divorciarse de su esposa Mucia. Plutarco escribe sobre el adulterio de esta última. Se vincula el divorcio de Mucia al debilitamiento de la posición política de la familia Metelo. Según Asconio, Plutarco y Suetonio, el motivo del divorcio fue la infidelidad de Mucia, nombrando Suetonio a Cayo Julio César como amante de esta. Las palabras de Cicerón, contemporáneo de los hechos, contradicen esta versión, además, tras su divorcio y su matrimonio con Marco Emilio Escauro, hermano de la segunda esposa de Pompeyo, Mucia gozó de respeto universal. Por lo tanto, es muy probable que el divorcio haya sido por razones políticas. Pompeyo tuvo tres hijos con Mucia: Cneo y Sexto, y una hija Pompeya.

Tras el divorcio, Pompeyo intentó casarse con la sobrina de Catón el Joven, uno de sus principales oponentes. También hubo una oferta del general para casar a su hijo mayor Cneo con otra de sus sobrinas. Sin embargo, Catón rechazó a Pompeyo, a pesar de las súplicas de sus familiares para que concluyera ambos matrimonios. A finales de septiembre, del año 61 a. C., Pompeyo celebró su triunfo durante dos días. Comenzando el año 62 a. C., la revuelta de Catilina, cuyos rebeldes, según Plutarco, planeaban tomar como rehenes a los hijos de Pompeyo, fue derrotada en Italia; en enero, antes de la decisiva batalla de Pistoria,.

En el verano de 60 a. C., Julio César, quien acababa de regresar de Hispania, se presentó como candidato a cónsul al año siguiente. Pidió al Senado que le permitiera ausentarse de Roma para la elección, realizando negocios a través de amigos para no perder el derecho al triunfo. El nombramiento y la elección de Julio César como cónsul se asocian a la creación del primer triunvirato (en latín: triumviratus ), en el que participaron César, Pompeyo y Craso.

Finalmente, en 59 a. C. Pompeyo, con 47 años, se casó con Julia César, la hija de César, de 24 años. Las fuentes describen este matrimonio como feliz. Es posible que Julia haya influido en la decisión de Pompeyo de patrocinar las artes. También se sabe que Cayo Memio intentó seducir a Julia, pero ella se lo comunicó inmediatamente a su marido. La muerte de Julia supuso una conmoción para Pompeyo; en un principio quiso enterrarla en su finca de Albana, pero los romanos le convencieron de que la enterrara en el Campo de Marte.


Tras la muerte de Julia, Pompeyo se negó a reunirse con la familia de César y se casó con Cornelia Metela, viuda de Publio Craso, fallecido en la campaña contra los partos y, al mismo tiempo, pariente lejana de Marco Craso. Las fuentes vuelven a describir este matrimonio como feliz, a pesar del carácter político de su celebración. Cornelia conocía las ciencias y las artes y las patrocinaba, al igual que Julia. La disparidad de edades era muy grande porque Cornelia era mucho más joven que su marido. A diferencia de César y de muchos de sus contemporáneos, Pompeyo nunca fue acusado de promiscuidad sexual, mientras que Suetonio enumera entre las acusaciones similares contra César que un romano llamó rey a Pompeyo y reina a César.

En el año 59 a. C., César desarrolló una gran actividad en su cargo de cónsul, y en mayo, recibió como provincias la Galia Cisalpina e Ilírico, y pronto, a propuesta de Pompeyo, el Senado le añadió la Galia Narbonense y otra legión. El tribuno Publio Clodio Pulcro atacó a Marco Tulio Cicerón y lo obligó a un exilio forzoso; este último pidió la intercesión de Pompeyo, pero este no le ayudó, a pesar de que había prometido previamente su protección. ​ Tras la marcha de César a la Galia, Clodio se puso en contra de Pompeyo, intentando anular todas las órdenes de este durante el año de su consulado. Al año siguiente, la mayoría de los magistrados se opusieron a Clodio y Pompeyo promovió el regreso de Cicerón a Roma, ​e inmediatamente después de su regreso, Cicerón reconcilió a los senadores con Pompeyo durante un tiempo.

En esta época Pompeyo se peleó con Craso. Pompeyo recibió como provincias la Hispania Citerior y la Ulterior y Craso recibió Siria. El proconsulado de César en la Galia se prolongó durante cinco años. Pompeyo, permaneció en Italia. En agosto o septiembre de 54 a. C., Julia, la esposa de Pompeyo, había muerto en el parto, y en mayo del año siguiente Craso fue derrotado en la batalla de Carras y asesinado. En enero del 52 a. C., los disturbios estallaron en Roma y los senadores negociaron con Pompeyo para otorgarle poderes como dictador pero Pompeyo negó públicamente cualquier intención de convertirse en dictador. César sobre el asunto, le propuso un nuevo matrimonio dinástico, que consistía en la unión de Pompeyo con la pariente de César, Octavia la Menor. Sin embargo, Pompeyo rechazó esta oferta. En lugar de una dictadura, el Senado otorgó a Pompeyo un consulado para el año 52 a. C.

En la primavera de 50 a. C. Pompeyo cayó gravemente enfermo, pero se recuperó rápidamente. Existe la posibilidad de que hubiese contraído malaria. Los habitantes de Nápoles, donde se encontraba, organizaron una fiesta para celebrar su recuperación; Al parecer, pensó que el pueblo, que celebraba tan activamente su recuperación, lucharía por él con el mismo fervor. Alrededor del 10 de enero de 49 a. C., César cruzó el río Rubicón, que separaba Italia de la Galia Cisalpina, lo que dio inicio a una guerra civil. Pompeyo envió a dos magistrados a César para negociar, pero este los devolvió con una contraoferta de disolver el ejército al mismo tiempo que Pompeyo y participar después en la elección de cónsules; César también insistió en una reunión personal con su antiguo colega del triunvirato. Pompeyo se retiró a Capua, donde se concentraron las tropas leales.

Pompeyo en puerto de Brundisium concentró todos los reclutas leales al Senado. La gran flota transportaba soldados y ciudadanos que huían a Dirraquio. Sin embargo, no había suficientes barcos para llevar a todos al otro lado y la evacuación se retrasó. A mediados de marzo zarparon las últimas naves ya asediadas por César. Pompeyo fue uno de los últimos en zarpar. En la primavera de 49 a. C. César se dirigió al oeste. Luchó durante todo el verano en las dos Hispanias, y en septiembre, de regreso hacia Roma, tomó Massilia. En esta época Pompeyo estaba reclutando nuevas legiones y supervisando personalmente su entrenamiento en Macedonia, y César, a pesar de la superioridad numérica del ejército de Pompeyo, rodeó su campamento cerca de Dirraquio, mas, sin embargo, los soldados de César, seguían teniendo dificultades con los suministros y sufriendo ellos mismos el hambre. En la batalla posterior Pompeyo obtuvo una victoria completa. Después de la batalla de Dirraquio, César se retiró a Tesalia, lo que amenazó con la pérdida de toda Grecia. Los senadores comenzaron a presionar seriamente a Pompeyo, criticando su lenta estrategia. Pompeyo cedió a las súplicas de los senadores, y el 9 de agosto de 48 a. C. se libró la batalla de Farsalia en un combate decisivo. Pompeyo tenía una ventaja numérica, pero no pudo explotarla y la derrota en su flanco izquierdo fue un desastre para su ejército. ​

Antes de la batalla de Farsalia, Pompeyo había enviado a Cornelia a la isla de Lesbos, donde él mismo llegó poco después de su derrota. Al final decidió pedir ayuda a Egipto, ya que Ptolomeo XIII debía su trono a Pompeyo quien le envió una carta al monarca egipcio en la que le pedía una reunión y los consejeros del rey, decidieron apoyarlo de palabra y matarlo en la práctica. Lucio Septimio, un romano al servicio de Egipto, recibió el encargo de llevar a cabo el asesinato. El asesinato de Pompeyo ha sido descrito y el relato de Plutarco es el más conocido: En el puerto de Pelusio en Egipto, Metela presenció el asesinato de su marido. “Cuando arribaban a tierra, Cornelia, quien, llena de agitación e inquietud, había subido con los amigos de Pompeyo a la cubierta de la nave, para ver lo que pasaba, concibió alguna esperanza al observar que muchos de los cortesanos salían al desembarco como para honrarle y recibirle. En esto, al tomar Pompeyo la mano de Filipo para ponerse en pie con mayor facilidad, Septimio fue el primero que por la espalda le pasó con un puñal, y enseguida desenvainaron también sus espadas Salvio y Aquilas. Pompeyo, echándose la toga por el rostro con entrambas manos, nada hizo ni dijo indigno de su persona, sino que solamente dio un suspiro, aguantando con entereza los golpes de sus asesinos». Cornelia huyó con sus naves a Italia, donde fue perdonada por César.

El asesinato de Pompeyo sucedió el 28​ o el 29​ de septiembre de 48 a. C. La cabeza de Pompeyo y el anillo con su sello -un león con una espada en la pata- fueron regalados por los egipcios a César; Plutarco cuenta que este lloró al ver la cabeza.​ Al parecer, las cenizas de Pompeyo fueron enterradas posteriormente por Cornelia Metela en la finca del fallecido en Albana ​ El historiador Apiano, sin embargo, informa que la tumba de Pompeyo estaba cubierta de arena en Egipto, y que sólo el emperador Adriano la encontró y la restauró, un entierro que también corrobora Estrabón.

Maracaibo viernes 19 de noviembre del año 2022

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