¿Escritura premonitoria?
Publico nuevamente algunos
retazos del artículo “En este país”,
escrito el año 2002diciendo
“cuatro años después de iniciarse el proceso que nos conduciría hasta donde
estamos”; publicado en este blog lapesteloca.blogspot.com el 4 de diciembre
del 2014,
y citado aquí el martes 1 de enero este año 2019 con el título de “Del
99 a nuestros días: la política en un blog”(https://bit.ly/2QdlYxC). Regreso pues a retazos del
trabajo original y solo me cabe usar un infierno
de El Bosco como imagen…
“…
Casi como aquella novela del Gabo, esta, la nuestra, es “la crónica de una muerte anunciada”. El desmoronamiento de nuestra
nación es de consecuencias impredecibles, y nos está llevando a la ruina a
todos los venezolanos, pero además, será catastrófica para muchas naciones
del mundo que dependen de nuestros recursos energéticos. Se está dando paso a
paso, en este país, y lo estamos
viviendo paulatinamente, ahora, cuando estamos comenzando este nuevo milenio…
…
Pero antes, hace menos de treinta años, en este país, y en el curso de toda
nuestra historia, ¡todos éramos venezolanos!, y nuestro orgullo estaba en la
mezcla de razas, en ese crisol que permitía a cualquier negrito, o zambo, o a
cualquier indio o blanco de orilla, llegar a donde le permitiese su capacidad
de trabajo y de lucha. Ahora, es triste decirlo, pero han bastado cuatro
terribles años y las cosas han cambiado. Estamos cosechando la siembra de
cuatro años de atizar el odio entre hermanos, de ver sistemáticamente a un
presidente insultando, amenazando, vociferando mentiras, estimulando las
diferencias para cosechar rencores, dividiendo de la manera más meticulosa y
sistemática a los ciudadanos, gesticulando siempre con gestos de golpear con el
puño para aplastar. Cuatro años de un país obligado a verlo y a escucharlo en
cadenas interminables por la televisión, en todas partes amenazando, hasta que
el daño germinó en suelo fértil, el mal anda suelto en este país, se ha regado
como la mala hierba y la maleza crece por los cuatro confines de la patria de
Bolívar...
…
En este momento no tenemos tiempo de ponernos a pensar que de quien fue la
culpa, que si fue de las cúpulas podridas en los 40 años de la infausta
democracia, o si de veras cada cual no aprovechó las muchas oportunidades, ¡que
eran abundantes! Sin duda que se podía llegar… ¡Para muestra un botón! He allí
al señor presidente, ¿cómo llegó y desde dónde?, ¿y los demás presidentes?,
esos que siempre fueron unos “reyecitos” cuando se sentaron en la silla, los
que se olvidaron todos de su pueblo, ¿de dónde venían?, ninguno de ellos era un
oligarca, aunque ese discurso haya sido cacareado también por el populismo de
oficio. Lo que sí es muy cierto es una sola cosa, a todos y más a este último
ejemplar, a todos sin excepción, los agarró el fenómeno de los tres monitos, se
quedaron sin poder oír, ni ver nada para quedarse complacidamente callados.
Pero no es tampoco el momento de pensar en que tal vez no se hizo lo
suficiente, puesto que estamos en una situación crítica, el país está, digo,
…
“El proceso” ya está en marcha. ¿Acaso no hace más de cuatro años que avanza?
No hace ni un mes que se está mostrando de cara a todo el mundo, y las gentes
en sus países están allí, impávidas, aguardado, sin saber a qué atenerse, o
algunas, hasta sonreídas… ¡Tanto petróleo, pero ya se les está acabando la
suerte!, dirán… Quizás repiten aquello de que, los pueblos tienen los gobiernos
que se merecen… Pero debemos preguntarnos si, ¿de verdad esta tragedia se la
merece nuestro pueblo? Sin haber trabajado mucho, hay gentes que esperan por lo
que les han prometido. También están los que trabajaron duro, los que se
prepararon, los que estudiaron, los que han adquirido bienes con el sudor de su
frente, pues es bueno que sepa el mundo que ahora, estos venezolanos han pasado
a ser en el lenguaje del régimen, los “oligarcas”, “los escuálidos”, son
“golpistas”, “ladrones”, “vende patria” y muchos de ellos también son “agentes
del imperialismo y de la CIA”… Muchos pobres engañados por la canalla
populista, han aprendido a recitar las consignas acuñadas por el presidente en
un léxico de odio para fomentar una novedosa y nunca existente lucha de clases,
y muchos pobres e indigentes, están convencidos de que serán recompensados en
su devoción al caudillo, que ellos se merecen el país…
… No
les ha llegado la dicha, pero estamos viviendo el odio, la desesperación y
la pérdida de la cordura desatada por un populismo irresponsable, pero fríamente
planificado. Cada día más cerca, estamos viendo cómo llegan los malandros
de baja ralea y atropellan e insultan, y agreden y asesinan, y como lo
amparan los que tienen la conciencia comprada, o lo aceptan los tontos útiles,
ilusos los menos, caimanes en boca de caño los más, intelectualoides criminales
muchos dirigentes que aúllan sus trasnochadas consignas del pasado, las que
ahora solo sostienen algunos escasos regímenes de fuerza, al menos en el mundo
occidental, porque en este mundo globalizado, siempre puede uno referirse a
Argelia, a Iraq, o Irán, o hasta usar la pobreza de Afganistán o de naciones
africanas, y hasta llegar a coquetear con el coloso Brasil tan abatido por el
hambre y la pobreza de sus gentes para quererse sentir parte de un mundo que no
es ni ha sido nunca el de los venezolanos.
…Estamos
mal. Los políticastros del régimen son sepulcros blanqueados por una
impasible hipocresía. Mienten fría y descaradamente para poder de una buena
vez, ponernos a todos bajo la égida de un Estado controlador. Al final, sabemos
bien que no es un Estado, es un individuo, y el ejemplo de Cuba, con el
mesianismo de Fidel, es el más evidente, y nadie negará que esa ha sido la
esperanza y la intención de los dirigentes de “el proceso”, llegar detrás de un
nuevo Mesías, que vaya caminando sobre mar de la felicidad. Da vergüenza el
espectáculo de profesionales universitarios, militares de carrera y hasta
generales, sentados como borregos, riéndole las gracias al “Señor Presidente”,
el mismísimo personaje de Miguel Ángel Asturias. ¡Pena ajena nos dan estos
pobres conciudadanos! El venezolano nunca había sido “un arrastrado”, nunca fue
servil, ni en las dictaduras más feroces lo vimos reptando babosamente hasta
estos extremos de postrarse y lamer las botas de “el Jefe”. Es muy triste
decirlo, pero Adolfo Hitler era mucho menos simpático, tenía un bigotito
horrendo, no lucía verruga y su pollina era poco elegante, no lanzaba bolas
“rabo e cochino”, ni besaba ensalivando a las viejitas, ni juraba por Dios
santo sacando a cada rato un crucifijo, y no cargaba carajitos ni prometía con
taimada hipocresía acabar con los niños de la calle. Adolfo, el del bigotito,
tenía menor rating, quizás porque, claro está, en ese tiempo no existía la TV
ni se hacían “cadenas”, por todo eso, pues, su handicap era menor,
¡definitivamente!, y mire usted lo que vivió el pueblo alemán, quienes además
eran catiritos y no estaban lombricientos, ni desnutridos, ni andaban con las
patas en el suelo… También ellos se emborracharon con “mi proceso” o “mi
lucha”, y todos sabemos cómo terminó la historia…
… Así
que no es necesario ponerse anteojos, ni ser un historiador de muchos kilates,
para ver por dónde viene la cosa. La historia ha sido siempre cíclica y
desgraciadamente repetitiva. Es fácil comprender hacia dónde vamos,
aceleradamente. Estamos en nuestra patria, en este país, mi país, tú país, y no
siendo esta tierra de gracia una isla, pues no tendremos balseros, sobretodo
porque… ¿saben qué?, es porque no nos vamos a ir… “
Este revelador
artículo, cuyos retazos reproduzco hasta aquí, me demuestra que en 2014, al
publicarlo aún con esperanzas, estaba tristemente equivocado. Sí se dio, el
éxodo de varios millones de ciudadanos, algunos se han ahogado en el Caribe, la
mayoría ha escapado buscado salvarse de la destrucción total de una patria
traicionada y depauperada por una cáfila de malandros que aún en 2019 controlan
el poder desde un narcoestado forajido, donde solo nos está quedando la manida
pandórica reflexión de que: “la esperanza es lo último que se pierde”…
Mississauga,
Ontario, el miércoles 11 de septiembre del 2019
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