Zancudos transgénicos
En Burkina Fasso, África occidental, en 1999 se
produjeron 880.014 casos de malaria, de ellos 3.479 fueron mortales. Supuso el
27% de los ingresos hospitalarios. Casi un millón y medio de casos se vieron en
el 2002 y años después, la malaria en 2017 afectó a 219 millones de personas y
provocó 435.000 muertes. Aunque se sabe que existen 3.500 especies de mosquitos en el mundo y hay 840 en África, de
las que tan solo cuatro (95% es Plasmodium falciparum) transmiten el parásito del paludismo.
No obstante, 6.400 ejemplares machos de Anopheles gambiae, estériles logrados a través de una alteración de su ADN introducida
por el ser humano, fueron liberados en un pueblo de Burkina Faso, en África
occidental, por el proyecto Target Malaria, y lo cierto es que se ha
creado la controversia en este país de África occidental, donde algunas partes
de la sociedad civil desconfían de la seguridad de este experimento y creen que estos insectos “serían una
catástrofe para el país”, tanto medioambiental como sanitaria.
En una fase inicial, los mosquitos modificados genéticamente son machos
a los que se ha esterilizado y cuando copulan con la hembra no se procrean nuevos mosquitos y la
población de este insecto disminuye. En el producto final, se emplearía
la tecnología Gene Drive, basada en sistemas de herencia sesgados que aceleran
la transmisión de un carácter genético de padres a hijos a través de la
reproducción sexual. La "técnica
de edición genética CRISPR", es similar a una tijera que corta un
papel. Se corta el lugar preciso de un cromosoma, el cual contiene los genes
que se quieren modificar, se realiza el cambio en el gen en cuestión, y se
cierra. Podríamos decir que sería una especie de "cirugía genética". La OMS dio hace tres años su visto bueno a que se utilice esta técnica para frenar el zika en América Latina, y en Brasil, se logró reducir en un 90% los casos de dengue en un barrio
tras liberar insectos transgénicos en un experimento similar al de Burkina
Faso.
El objetivo de utilizar la CRISPR es lograr la masculinización de las
hembras a través de la edición genética Shutterstock. Los genes GADD45G y SRY
presentes en el cromosoma Y (masculino) juegan un rol esencial en la
determinación del sexo, la fertilidad masculina y el desarrollo de los
testículos. El objetivo de esta última
tecnología genética es "masculinizar" a las hembras, o sea, producir artificialmente con estas
técnicas una mutación (alteración) para activar ("encender") el gen
Nix en las hembras para transformarlas en macho, o eventualmente matarlas. Se
sabe que una empresa privada británica, mediante manipulación genética,
desarrolló mosquitos machos que transmiten a su descendencia una mutación; esta
alteración genética hace que sus crías
sean dependientes al antibiótico tetraciclina de tal modo que cuando las crías
están en etapa de larva (antes de nacer) al no tener este medicamento, mueren.
Los estudios demostraron una reducción de la población silvestre hasta un 90%,
pero según los expertos es muy laborioso separar los machos en estados de
larva, y por ello, se evalúan otras opciones más efectivas.
La manipulación genética del Aedes
aegypti está basada en la experiencia
exitosa con el mosquito Anopheles stephensi, pero… Hay muchas preguntas aún sin una respuesta precisa. Jeff
Chertack, responsable de Programas, Políticas Globales y Promoción de la
Fundación Bill y Melinda Gates, aclara que la tecnología de impulso genético o gene
drive solo se pondría en marcha con mucha cautela. ¿En cuánto tiempo se
logrará disminuir o matar la población total del mosquito Aedes aegypti? ¿La
implementación de esta iniciativa reemplazando los mosquitos actuales por
"nuevos" disminuirá la cantidad de personas infectadas por malaria,
dengue, zika, y chikungunya? ¿Qué efecto tendrá en el microambiente de la
naturaleza la manipulación genética de estos mosquitos? Son muchas las interrogantes
y lo que está claro es que son necesarios más estudios científicos para
determinar si resultarán ser realmente efectivas estas propuestas tecnológicas
genéticas.
Mississauga, Ontario, miércoles 11 de septiembre 2019
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