La miseria
“Un pueblo noble y
creyente, fe reclama, y entristece la penumbra en su dolor” “Maracaibo marginada” es
una gaita de Ricardo Aguirre escuchada durante las fiestas navideñas, aunque actualmente
es un lamento dolido de los habitantes de la capital del Estado Zulia, un
pueblo que “casi se esconde de su sol como apenado por el
olvido en que se encuentra su región”. Maracaibo,
la segunda ciudad de Venezuela, es hoy día una “tierra
inmolada, Maracaibo señorial, aún deberás continuar, sacrificada... Maracaibo tierra mía idolatrada y olvidada por ser leal”.
Una
ciudad próspera que otrora fuera la segunda ciudad de América Latina, pionera
en el servicio eléctrico después de Buenos Aires, con tranvías y telégrafos y
que hoy día la falta de electricidad a la que se le unió la escasez en el
suministro de agua y a las dificultades para ponerle gasolina a los vehículos
impide a la ciudadanía garantizar las condiciones mínimas de cordura… “Maracaibo marginada y sin un real, que
más te puede pasar que ya no te haya pasado”.
A la hambruna por los exagerados costos de los
alimentos se le suman las fallas en la conservación de los mismos por los
apagones y la sed, inclemente, bajo la canícula de esta tierra, del sol amada,
que presenta un escenario caótico. Enfermedades y padecimientos sin medicinas
con salarios y pensiones que no alcanzan ni para sobrevivir. Mientras la ciudadanía
que ha visto como la nación fue vendida, ¡perdón!, regalada a otro país, se ve
obligada a arrastrarse bajo el dominio de una cáfila de hampones que usan el
comunismo, en su versión castrista como excusa. Parece evidente que “a tu amada capital, marabino ni tu astucia, siendo rica,
pobre y sucia del caos podrás salvar”…
Así vemos con asombro el respaldo
que muy conscientes y voluntariamente, aunque burlándose fríamente del pueblo
depauperado, mientras ellos parecieran “hacerse los locos”, y quiero calificarlos
con las palabras recientes de Antonio Sánchez García, al hablar de “una
clase política mendaz, banal, corrupta y pusilánime", y conste que
son merecedores de calificativos más duros, cuando ya es más que evidente la
conchupancia negociada de los politiqueros, y más triste y decepcionante es ver
entre ellos a venezolanos jóvenes, crecidos a la sombra de los pasados veinte
años y a quienes tampoco les importa el padecimiento del bravo pueblo que han
intentado comprar con ofertas populistas mientras ellos siguen haciendo negocios
en una fiesta cruel e irresponsable de mortandad absoluta.
“Donde
hay hombres y mujeres condenados a vivir en la miseria, los derechos
humanos son violados”. “La miseria” (1886)
Óleo
de Cristóbal Rojas
Vuelvo
a citar un muy reciente artículo de Sánchez García, coincidiendo al señalar que “los únicos líderes a la altura
del desafío y la realidad de esta guerra asimétrica a la que se nos somete
desde las alturas del comunismo internacional: de Pekín a La Habana y de Moscú
a Ciudad de México, son María Corina Machado, Antonio Ledezma y Diego Arria el
único diplomático latinoamericano reconocido mundialmente en la ONU y que ya
forma parte de su tradición negociadora”, con “su famosa fórmula para
dirimir conflictos es parte del acervo diplomático del planeta”. Pero los embajadores que siguen viajando,
y de nuevo duele ver a jóvenes entre ellos y me imagino que lo harán con los
dineros de Citgo, sino, ¿de dónde?, y todos como las chiripas (Caldera dixit) salen
de los grupúsculos de aspirantes al juego politiquero pues saben que les irá
bien con tal de que los pongan “donde haiga”…
Maracaibo. Viernes 26 de septiembre, 2019
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