Américo Negrette
Américo Negrette (1923-2003) fue un gran
médico, fue el baluarte de la investigación científica en la Universidad del
Zulia. La Cañada en el Distrito Urdaneta, al sur de Maracaibo, lo vería nacer
un 25 de diciembre de 1924. Negrette sería médico rural, tras dedicar 6 años de
su vida al desarrollo de la medicina rural en dos pueblos en la costa oriental
y la occidental a orillas del lago de Maracaibo; Palmarejo y San Francisco. Posteriormente
sería un eximio profesor universitario, docente e investigador en la
Universidad del Zulia. En su autobiografía “Ciudad de Fuego”, Negrette refiere con la esa gran sinceridad que le
caracterizaba, como fue la pobreza vivida en su niñez la que lo incentivó a
convertirse en médico. Basta leer sus relatos en el hermoso libro “Tiempos de Arena y Cujíes” para
percibir a través de su visión poética del mundo, quien era, ya desde muy niño...
“Era
de noche siempre cuando la arena y yo, tejíamos amores. Era el suave deslizarse
de los granos por los dedos. Caían chorros pequeños a mis pies; y, con hilos de
sílice, tejía sueños y bordaba pupilas a la noche oscura”.
En la
Universidad de Los Andes cursó los tres primeros años de sus estudios médicos;
en ese entonces dirigió el periódico “Tribuna
Universitaria” donde sus editoriales luchando por mejorar la Organización
de Bienestar Estudiantil (OBE), le costaron el traslado a la Universidad
Central de Venezuela, donde se graduaría de Médico Cirujano en 1950. Américo respetó
y quiso siempre a sus profesores. Hernández Rodríguez de Clínica Médica, Miguel
Pérez Carreño y Alfredo Borjas grandes cirujanos, Gabriel Trompis profesor de
Patología Médica y Félix Pifano, de Patología Tropical de quien diría en “Ciudad de Fuego”: “Pifano encarnaba lo que yo
pensaba que debía ser un profesor universitario”… Todos ellos forjarían su gran espíritu de lucha
y superación que se mantendría inquebrantable.
En el mes de noviembre de 1950, Américo Negrette llegó
como médico rural a Palmarejo, un caserío en la costa oriental del Lago de
Maracaibo donde se dedicó por entero a atender las necesidades de los pacientes,
todos de muy escasos recursos, para enseñarles de todo e inicialmente, a luchar
contra el curanderismo y el “empirismo casero”. Los enfermos acostumbraban a
asistir a un curandero, y si no mejoraban, en última instancia se llegaban
hasta la medicatura. Por pensar que en Maracaibo existían más “facilidades
terapéuticas” Negrette envió a un paciente con tétanos a un hospital, sin
sospechar que para aquel entonces, la Sanidad no aceptaban tetánicos en los
hospitales. Sus críticas al sistema de salud que mostraba grandes fallas e
incongruencias lo hicieron ver como rebelde contestatario, y fue trasladado de
la Medicatura de Palmarejo al pueblo de San Francisco, en la orilla opuesta del
lago, donde Negrette se encontró con similares problemas entre sus pobladores y
con el agravante de existir un grupo desamparado de enfermos de Corea de
Hungtinton, con sus movimientos involuntarios, sus traumatismos y sus trastornos
psiquiátricos. Negrette visitaría los
barrios donde se encontraban “los coreicos” hasta llegar a conocer quienes
portaban “el mal”, y a sus familiares. Se dedicó entonces a estudiar esta
enfermedad que afectaba a los más pobres, por la que los enfermos estaban
abandonados, tan solo esperando la muerte segura, pues conocían que de aquel
padecimiento nadie se mejoraba. En 1963, Negrette publicaría una extensa monografía
científica titulada “Corea de Hungtinton”,
un clásico que traspasó las fronteras venezolanas y le informó al mundo sobre
esta enfermedad. En un simposio sobre un Siglo de Corea de Huntington, que tuvo
lugar en Ohio, Estados Unidos, se mostraron cien años de trabajos de
investigación sobre esta enfermedad y entre las referencias seleccionadas, sólo
dos estaban escritas en español. Una de ellas era la monografía del Dr.
Negrette, publicada por la Universidad del Zulia.
El carácter firme, de Américo Negrette, con
actitudes decididas y especialmente su gran sentido humano de la justicia,
fueron muchas veces considerados como irresponsabilidad o irreverencia. Su idea
de sobre cómo enfrentar el problema
social de la Corea de Huntington fue muy criticada. La pasión por la verdad y
la investigación lo llevarían a detectar, y a diagnosticar epidemias ignoradas
por las autoridades médicas venezolanas y sus opiniones serían por él enfáticamente
defendidas ante los jerarcas de la Sanidad. Los estudios sobre la encefalitis
equina venezolana realizados durante muchos años el Instituto de
Investigaciones Clínicas han sido cruciales para el conocimiento de esta
enfermedad epidémica y sus repercusiones en Venezuela.
Negrette también mostró gran dedicación y
maestría en la literatura. No le gustaba escribir sobre la tristeza, y tampoco
le deleitaba la ficción. Le gustaba pintar la naturaleza y escribiendo, prefería
narrar y contar vivencias propias, de su infancia, del ejercicio de su trabajo
como médico, como investigador y docente. Él diría que prefería “embellecer
algún suceso existencial”, más no inventar. En una de sus últimas obras
escribiría: “Para mí, la inspiración, la fuente de mi labor creadora, es el amor
que siento por la vida que Dios me regaló”. Publicaría varios libros: “Vestigios” (poemas) 1950, “Pasos” (poemas) 1951, “Palmarejo” (estudio sobre medicina
rural) 1952, “San Francisco”
(informe rural) 1958, “Corea de
Huntington” (monografía científica) 1963, “Tiempos de Arena y Cujíes” (relatos de la infancia) 1977, “Ciudad de Fuego”, (autobiografía)
1986, “Prosa Corta” (narraciones)
1991, y “Otoño en Maracaibo” (la
vida en la vejez) 1996. Sobre su labor
literaria, Gabriel Briceño Romero en 1966 expresó: “El binomio médico-literato, ha tenido en su personalidad, una figura
culta y responsable. La poesía y la prosa han sido el remanso, el oasis de su
espíritu, después de las extenuantes labores profesionales y docentes a las
cuales se ha dedicado por entero, con devota fruición.”.
Américo
Negrette fue el fundador del Instituto de Investigaciones Clínicas de la
Facultad de Medicina de la Universidad del Zulia; creado el 04 de diciembre de
1959 como departamento por iniciativa
del mismo Dr. Negrette, bajo la rectoría del Dr. Antonio Borjas Romero, en
1963, se transformó en un Centro de Investigaciones. El año 1965, por decisión
del Consejo Nacional de Universidades fue elevado a la categoría de Instituto.
Después de funcionar en la Facultad y en el Hospital Universitario de
Maracaibo, se estableció en su propia sede en 1984. Allí crecerían y
florecerían sus discípulos, un grupo de jóvenes que creyeron en la importancia
de dedicarse a hacer investigación. Elena y Slavia Ryder, Orlando Castejón, Dídimo Rubio, Haydeé Viloria, Helman
Serrano, Dora Freites, María Diez, Jesús Rubio, Edmundo Viloria, el Dr. Hernán
Fereira, el Lic. Gabriel Sulbarán; allí se desarrollarían en diversas
disciplinas y sus trabajos serían de gran relevancia Armando Soto
Escalona, Slavia Ryder y Nereida Valero en virología, Elena Ryder en Bioquímica, Maria Diez en Hematología,
Leonor Bonilla y Odelis Díaz en Parasitología, Ernesto Bonilla y Edgardo Carrizo en Neuroquímica,
Jesús Mosquera en Inmunología y Biología Celular. En
1988, como un homenaje a su fundador, se estableció su nombre actual: “Instituto de Investigaciones Clínicas Dr.
Américo Negrette”. La Revista Investigación Clínica, del Instituto, ha sido
galardonada es la Mejor Revista Científica Venezolana, premio otorgado por el
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICIT), en
reconocimiento a ser la única publicación científica de trabajos originales,
con publicación periódica ininterrumpida desde 1960. Registrada en los índices
de referencia internacionales. Está incluida en Index Medicus/MEDLINE (USA),
Science Citation Index Expandex (USA), Excerpta Medica/EMBASE y Scopus
(Holanda), Tropical Diseases Bulletin y Global Health (UK), Biblioteca Regional
de Medicina/BIREME (Brasil), Ulrich’s Periodicals, Journal Citation Reports
(USA), Index Copernicus (Polonia) y las bases de datos: SciELO, Revencyt,
LILACS, LIVECS, PubMed, PERIODICA y Web de LUZ
Américo Negrette realizó un postgrado sobre
microscopia electrónica de la sangre, en el Laboratorio de Hematología Celular,
dirigido por el Dr. Marcel Bessis en París, e hizo otro postgrado en el
laboratorio de Hepatología, del Instituto de Investigaciones Clínicas y
Médicas, dirigido por Carlos Jiménez Díaz. El Dr. Negrette rompió con los
esquemas convencionales en los momentos que le tocó defender sus ideales muchas
veces en contra de las opiniones de burócratas y siempre lleno de amor por su Universidad
y su región en la búsqueda del beneficio de sus pacientes. Su
sensibilidad ante la belleza la compartió con sus alumnos y la regalaba a
través de sus palabras, de sus pinturas, sus poemas y al escribir, en la prosa
que revelaba su humanidad. Era un hombre sencillo y humilde, que nunca buscó
los bienes materiales y quien asistió en numerosas ocasiones gratuitamente a
sus enfermos. Uno de sus discípulos (J. Mosquera) escribiría sobre él: Han pasado muchos años y ha habido tempestades,
pero su obra perdura. Su cuerpo se fue, pero no su vigencia, sé que estará en
todos los que a bien lo conocimos, que estará en su obra que lo trasciende, que
estará en el hombre que fue.
Maracaibo, 4 de septiembre, 2018
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