martes, 4 de septiembre de 2018

Américo Negrette



Américo Negrette

Américo Negrette (1923-2003) fue un gran médico, fue el baluarte de la investigación científica en la Universidad del Zulia. La Cañada en el Distrito Urdaneta, al sur de Maracaibo, lo vería nacer un 25 de diciembre de 1924. Negrette sería médico rural, tras dedicar 6 años de su vida al desarrollo de la medicina rural en dos pueblos en la costa oriental y la occidental a orillas del lago de Maracaibo; Palmarejo y San Francisco. Posteriormente sería un eximio profesor universitario, docente e investigador en la Universidad del Zulia. En su autobiografía “Ciudad de Fuego”, Negrette refiere con la esa gran sinceridad que le caracterizaba, como fue la pobreza vivida en su niñez la que lo incentivó a convertirse en médico. Basta leer sus relatos en el hermoso libro “Tiempos de Arena y Cujíes” para percibir a través de su visión poética del mundo, quien era, ya desde muy niño... “Era de noche siempre cuando la arena y yo, tejíamos amores. Era el suave deslizarse de los granos por los dedos. Caían chorros pequeños a mis pies; y, con hilos de sílice, tejía sueños y bordaba pupilas a la noche oscura”.
En la Universidad de Los Andes cursó los tres primeros años de sus estudios médicos; en ese entonces dirigió el periódico “Tribuna Universitaria” donde sus editoriales luchando por mejorar la Organización de Bienestar Estudiantil (OBE), le costaron el traslado a la Universidad Central de Venezuela, donde se graduaría de Médico Cirujano en 1950. Américo respetó y quiso siempre a sus profesores. Hernández Rodríguez de Clínica Médica, Miguel Pérez Carreño y Alfredo Borjas grandes cirujanos, Gabriel Trompis profesor de Patología Médica y Félix Pifano, de Patología Tropical de quien diría en “Ciudad de Fuego”: Pifano encarnaba lo que yo pensaba que debía ser un profesor universitario”… Todos ellos forjarían su gran espíritu de lucha y superación que se mantendría inquebrantable.

En el mes de noviembre de 1950, Américo Negrette llegó como médico rural a Palmarejo, un caserío en la costa oriental del Lago de Maracaibo donde se dedicó por entero a atender las necesidades de los pacientes, todos de muy escasos recursos, para enseñarles de todo e inicialmente, a luchar contra el curanderismo y el “empirismo casero”. Los enfermos acostumbraban a asistir a un curandero, y si no mejoraban, en última instancia se llegaban hasta la medicatura. Por pensar que en Maracaibo existían más “facilidades terapéuticas” Negrette envió a un paciente con tétanos a un hospital, sin sospechar que para aquel entonces, la Sanidad no aceptaban tetánicos en los hospitales. Sus críticas al sistema de salud que mostraba grandes fallas e incongruencias lo hicieron ver como rebelde contestatario, y fue trasladado de la Medicatura de Palmarejo al pueblo de San Francisco, en la orilla opuesta del lago, donde Negrette se encontró con similares problemas entre sus pobladores y con el agravante de existir un grupo desamparado de enfermos de Corea de Hungtinton, con sus movimientos involuntarios, sus traumatismos y sus trastornos psiquiátricos. Negrette visitaría  los barrios donde se encontraban “los coreicos” hasta llegar a conocer quienes portaban “el mal”, y a sus familiares. Se dedicó entonces a estudiar esta enfermedad que afectaba a los más pobres, por la que los enfermos estaban abandonados, tan solo esperando la muerte segura, pues conocían que de aquel padecimiento nadie se mejoraba. En 1963, Negrette publicaría una extensa monografía científica titulada “Corea de Hungtinton”, un clásico que traspasó las fronteras venezolanas y le informó al mundo sobre esta enfermedad. En un simposio sobre un Siglo de Corea de Huntington, que tuvo lugar en Ohio, Estados Unidos, se mostraron cien años de trabajos de investigación sobre esta enfermedad y entre las referencias seleccionadas, sólo dos estaban escritas en español. Una de ellas era la monografía del Dr. Negrette, publicada por la Universidad del Zulia. 

El carácter firme, de Américo Negrette, con actitudes decididas y especialmente su gran sentido humano de la justicia, fueron muchas veces considerados como irresponsabilidad o irreverencia. Su idea de sobre cómo enfrentar  el problema social de la Corea de Huntington fue muy criticada. La pasión por la verdad y la investigación lo llevarían a detectar, y a diagnosticar epidemias ignoradas por las autoridades médicas venezolanas y sus opiniones serían por él enfáticamente defendidas ante los jerarcas de la Sanidad. Los estudios sobre la encefalitis equina venezolana realizados durante muchos años el Instituto de Investigaciones Clínicas han sido cruciales para el conocimiento de esta enfermedad epidémica y sus repercusiones en Venezuela. 

Negrette también mostró gran dedicación y maestría en la literatura. No le gustaba escribir sobre la tristeza, y tampoco le deleitaba la ficción. Le gustaba pintar la naturaleza y escribiendo, prefería narrar y contar vivencias propias, de su infancia, del ejercicio de su trabajo como médico, como investigador y docente. Él diría que prefería “embellecer algún suceso existencial”, más no inventar. En una de sus últimas obras escribiría: “Para mí, la inspiración, la fuente de mi labor creadora, es el amor que siento por la vida que Dios me regaló”. Publicaría varios libros: “Vestigios” (poemas) 1950, “Pasos” (poemas) 1951, “Palmarejo” (estudio sobre medicina rural) 1952, “San Francisco” (informe rural) 1958, “Corea de Huntington” (monografía científica) 1963, “Tiempos de Arena y Cujíes” (relatos de la infancia) 1977, “Ciudad de Fuego”, (autobiografía) 1986, “Prosa Corta” (narraciones) 1991, y “Otoño en Maracaibo” (la vida en la vejez) 1996.  Sobre su labor literaria, Gabriel Briceño Romero en 1966 expresó: “El binomio médico-literato, ha tenido en su personalidad, una figura culta y responsable. La poesía y la prosa han sido el remanso, el oasis de su espíritu, después de las extenuantes labores profesionales y docentes a las cuales se ha dedicado por entero, con devota fruición.”.
 
Américo Negrette fue el fundador del Instituto de Investigaciones Clínicas de la Facultad de Medicina de la Universidad del Zulia; creado el 04 de diciembre de 1959 como departamento  por iniciativa del mismo Dr. Negrette, bajo la rectoría del Dr. Antonio Borjas Romero, en 1963, se transformó en un Centro de Investigaciones. El año 1965, por decisión del Consejo Nacional de Universidades fue elevado a la categoría de Instituto. Después de funcionar en la Facultad y en el Hospital Universitario de Maracaibo, se estableció en su propia sede en 1984. Allí crecerían y florecerían sus discípulos, un grupo de jóvenes que creyeron en la importancia de dedicarse a hacer investigación. Elena y Slavia Ryder, Orlando Castejón, Dídimo Rubio, Haydeé Viloria, Helman Serrano, Dora Freites, María Diez, Jesús Rubio, Edmundo Viloria, el Dr. Hernán Fereira, el Lic. Gabriel Sulbarán; allí se desarrollarían en diversas disciplinas y sus trabajos serían de gran relevancia Armando Soto Escalona, Slavia Ryder y Nereida Valero en virología, Elena Ryder en Bioquímica, Maria Diez en Hematología, Leonor Bonilla y Odelis Díaz en Parasitología, Ernesto Bonilla y Edgardo Carrizo en Neuroquímica, Jesús Mosquera en Inmunología y Biología Celular. En 1988, como un homenaje a su fundador, se estableció su nombre actual: “Instituto de Investigaciones Clínicas Dr. Américo Negrette”. La Revista Investigación Clínica, del Instituto, ha sido galardonada es la Mejor Revista Científica Venezolana, premio otorgado por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICIT), en reconocimiento a ser la única publicación científica de trabajos originales, con publicación periódica ininterrumpida desde 1960. Registrada en los índices de referencia internacionales. Está incluida en Index Medicus/MEDLINE (USA), Science Citation Index Expandex (USA), Excerpta Medica/EMBASE y Scopus (Holanda), Tropical Diseases Bulletin y Global Health (UK), Biblioteca Regional de Medicina/BIREME (Brasil), Ulrich’s Periodicals, Journal Citation Reports (USA), Index Copernicus (Polonia) y las bases de datos: SciELO, Revencyt, LILACS, LIVECS, PubMed, PERIODICA y Web de LUZ

Américo Negrette realizó un postgrado sobre microscopia electrónica de la sangre, en el Laboratorio de Hematología Celular, dirigido por el Dr. Marcel Bessis en París, e hizo otro postgrado en el laboratorio de Hepatología, del Instituto de Investigaciones Clínicas y Médicas, dirigido por Carlos Jiménez Díaz. El Dr. Negrette rompió con los esquemas convencionales en los momentos que le tocó defender sus ideales muchas veces en contra de las opiniones de burócratas y siempre lleno de amor por su Universidad y su región en la búsqueda del beneficio de sus pacientes. Su  sensibilidad ante la belleza la compartió con sus alumnos y la regalaba a través de sus palabras, de sus pinturas, sus poemas y al escribir, en la prosa que revelaba su humanidad. Era un hombre sencillo y humilde, que nunca buscó los bienes materiales y quien asistió en numerosas ocasiones gratuitamente a sus enfermos. Uno de sus discípulos (J. Mosquera) escribiría sobre él: Han pasado muchos años y ha habido tempestades, pero su obra perdura. Su cuerpo se fue, pero no su vigencia, sé que estará en todos los que a bien lo conocimos, que estará en su obra que lo trasciende, que estará en el hombre que fue.

Maracaibo, 4 de septiembre, 2018

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