Por Pablo A. García
Escorihuela
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Kylian
Mbappe se destapó en Rusia 2018 como una gran figura del fútbol mundial. A sus
19 años parece capaz de hacerlo todo, con el mismo desparpajo y caradurismo con
el que se le veía recorrer las canchas tiempo atrás a Lionel Messi o a
Cristiano Ronaldo. El primer hijo del título de Francia 98 los puede devolver a
la gloria 20 años más tarde.
Bondy,
una pequeña ciudadela tranquila al noreste de París, vivía un día especial el
12 de julio de 1998. El lugar está a unos 11 kilómetros del que, en ese
momento, era el epicentro de las miradas de todos los fanáticos del fútbol del
mundo.
En
el Stade de France, a las afueras de París en la zona de Saint Denis, jugaban
Francia, la local, con su equipo multiracial encabezado por el pelado Zinedine
Zidane; y Brasil, el campeón vigente, que tenía en Ronaldo a su máxima estrella
y exponente, el mejor jugador de fútbol del momento.
En
Bondy estaban sentados en la sala de una casa sencilla de clase trabajadora,
Willfired Mbappe, un entrenador de fútbol juvenil de origen camerunés y su
esposa Fayza Lamari, una joven ex jugadora de balonmano profesional de tez
blanca y rasgos árabes, quien ya tenía en sus entrañas una semillita de tres
meses de gestación, que brincó de la alegría como sus padres y toda Francia,
con los dos cabezazos de Zizou y la galopada final de Emanuelle Petit para el
3-0 que sentenció a Brasil.
Esa
noche, Didier Deschamps era el capitán de la selección del gallo en el escudo,
y recibió un abrazo efusivo de Francois Mitterrand, el presidente de Francia en
aquel momento, uno aún más efervescente de quien hasta ese día fue considerado
el mejor futbolista galo de la historia, Michelle Plattini (cetro que después
le discute Zidane), para finalmente, agarrar en sus manos, por primera vez en la
historia francesa, la Copa Mundial de la FIFA.
Deschamps,
actual seleccionador francés, jamás se imaginó que su principal arma ofensiva,
veinte años después de ese momento, estaba en el vientre de una joven
franco-argelina casada con un camerunés, que vivían a 11 kilómetros del estadio
y celebraban con sus vecinos el primer título mundial francés en la historia de
los Mundiales.
Henri
Kylian nació el 20 de diciembre de 1998, y desde entonces, el influjo de aquel
cetro mundialista se hizo sentir. Cuenta su padre a LÉquipe, una revista
francesa, que a los cuatro años ya era inseparable amigo de una pelota, y que,
a sus ocho, cuando Francia volvió a una final del mundo esta vez para caer
contra Italia en penaltis en Berlín; el niño podía ver cuatro o cinco partidos
de fútbol uno detrás del otro. Era un hijo del Mundial del 98.
Y
el camino lo fue preparando para el encuentro inexorable con su destino. Jugó y
se educó en Clairefontaine, la misma escuela a donde asistieron otros notables
jugadores franceses, como su actual compañero de selección, Blaise Matuidi,
William Gallas, o Thiery Henry. A este último, lo conoció con cinco años. Salió
de la escuela a los 15, y al año Kylian volvió a toparse con Henry, cuando ya
era ficha del Mónaco.
“Me
encontré con un muchacho muy tranquilo, maduro y sereno para su edad. Todos hablan
de él, de su habilidad con el balón y de lo que puede hacer en la cancha. Todos
hablan de él y con razón”, le dijo Henry a la prensa inglesa cuando le
preguntaron por el fenómeno por el que Manchester City estaba dispuesto a pagar
40 millones de libras esterlinas. Paris Saint Germain terminó desembolsando
casi 220 millones para sacárselo al Mónaco, y ponerlo como titular junto a
Neymar y Cavani en la delantera del conjunto parisino.
Para
el ariete, todo ha pasado de pronto. A su edad, ya jugó tres veces en la
Champions League, tiene el récord de haber sido el jugador más joven en debutar
con el Mónaco en la Ligue 1, a los 16 años y 347 días. Sus compañeros
brasileños del PSG le llaman Donatello, pero no por el artista, por la Tortuga
Ninja. Según los brasileños, bromistas empedernidos, los rasgos faciales de
Kylian son similares a los del comic.
Mbappe
bien pudiera ser un mutante. Una nueva expresión del fútbol moderno. Tiene un
control excepcional sobre la pelota, criterio para saber que hacer con ella, y
sobre todo, a sus 19 años, desparpajo y cara dura. Personalidad. No le pesa la
responsabilidad de cargar en sus hombros a Francia a una nueva final del Mundo.
Un artista. Un Donatello, un Michelangelo, capaz de hacer olvidar en el mediano
plazo la era de Messi y Cristiano Ronaldo.
Antes
solo decían que era un correlón. Que solo picaba rápido. Javier Mascherano aún
lo persigue en aquella eterna carrera en la que el parisino dejó un endemoniados
pique de 37 kilometros por hora, por el que ya no lo llaman Tortuga Ninja en el
vestuario francés, ahora le dicen ‘Monsieur 37’. La misma velocidad que
desarrolló Usain Bolt, el plusmarquista de los 100 metros planos, cuando quebró
su récord en Río 2016.
La
vida de Kylian va a 100 kilómetros por hora. El único en ser tan determinante
para su selección con tan poca edad fue Pelé, y esto ocurrió hace 60 años en
1958. 40 antes de que Fayra y Wilfred brincaran de alegría en Saint Denis.
Mbappe está embalado y sin frenos, y toda Francia lo celebra.
Maracaibo 13 de Julio 2018
1 comentario:
El PSG pedirá 160 millones de euros (140 millones de libras) por Kylian Mbappé.
Estadísticas de Kylian Mbappé en sus primeros 100 partidos con el PSG:
69 Goles 33 Asistencias.
Neymar: "Han cambiado muchas cosas. Estoy feliz en el PSG y quiero quedarme en París, espero que Mbappé haga lo mismo".
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