martes, 17 de julio de 2018

Correspondencia, reciente




Correspondencia, reciente

Maracaibo 13 de abril 2018…            Estimado Moisés: Espero estos breves detalles sobre “Doce relatos siniestros” te sirvan para la revisión de este pequeño libro, lamentablemente muy poco divulgado. Antes de nada me gustaría que dedicases tu intervención a Miguel, su presentación de mi novela “Escribir en La Habana” en ese mismo escenario del museo Luis Chacón, fue inolvidable y siempre él permanecerá en la memoria de quienes le conocimos. Lo que tengo que decir de los doce relatos es, que no son tan siniestros… En realidad algunos de ellos son extraños, pero como casi todos tienen su historia, trataré de confesártela ordenadamente.  Antes debo señalar que los 12 dibujos en tinta que aparecen en la portada y que se corresponden con cada uno de los relatos, son míos y fueron hechos a propósito para la publicación; si se detallan se aceptará que valen para su fin y (modestia aparte) creo son buenos
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1-La cena: esta fue la primera aventura escrita que me publicaron; le gustó a la poeta Patricia Guzmán quien dirigía un Semanario del periódico El Diario de Caracas, y cuando lo vi publicado fue una grata sorpresa: además de extraño por lo del jabalí es bastante culinario aunque use azafrán de España y se desarrolle en Flandes.    2-Elipse: es la aventura elipsoidal de un indígena en la selva y las imágenes regresan a mis 6 años cuando como de regalo de 1era Comunión recibí las Leyendas de Bécquer. Esa imagen de una figura etérea, garza volando o mujer, que lleva a reflexionar sobre algo que está más allá, se plasmó en la colorida, lluviosa y misteriosa inmensidad de la selva.    3-Las Ordalías: esta si es algo siniestra y supongo que me inspiré en recuerdos de haber leído años atrás “Los cortejos de diablo” de Germán Espinosa. Es un relato lleno de religión, de negritud esclavizada, de sexo, y de un deslenguado inquisidor que parece él mismo un demonio y que en un refectorio lleno de glotones monjes, se suceden las acciones que terminarán per omnia secula.          4-Diez cucharas: un relato del año 1993 cuando asistía a un Taller de narrativa con Eduardo Liendo y lo escribí sin conocer su historia personal. Al despedirnos ese día me preguntó si había leído “Los topos” y, no. ¡Absolutamente! Sería Eduardo quien me contaría que era demasiado parecido a su prisión en de la isla del burro usando una letrina para cavar un túnel.    5-Bar La Loca: es la historia del manicomio de Maracaibo en mi infancia, luego como estudiante y al final en la capital acompañando a una tropa de japoneses en un sitio nocturno con mujeres y tragos que provocará la llegada de la policía a enfrentarse con un maracucho intransigente…             6-El hijodalgo gipuzkoano: es una especie de pesadilla con un torturador a caballo y el hombre en la picota recordando y soportando al ser maligno que chapotea a su alrededor. Las escenas fragmentadas, están en un capítulo de mi novela “El movedizo encaje de los uveros”. Este sí creo que se pueda llamar “siniestro”.                                                                                         7-El Zorzal: contado en maracucho, recrea como niño los recuerdos de la venida de Gardel a Maracaibo. Fue publicado en “Puerta de agua” por Jesús Ángel Parra y supe que recibió llamadas de gente que querían entrevistar al narrador pensando debería estar ya muy viejo. En Caracas, lo narré “en maracucho” (como tiene que ser) ante un auditorum de médicos…         8-Crinejas y dos lazos rojos: es un relato de nuestra terrible contemporaneidad, en Caracas, un joven médico asediado por la situación de odios y la delincuencia, termina en el metro camino a verse con su mujer quien lo espera, pero él no habrá de llegar y mientras sangra, la música recrea su agonía.                           9-Siniestro: escrito en los 80, lo leí en el Taller de Narrativa y pocos detectaron a Renny Otolina quien se puede ver difuminado detrás de los perros en el dibujo que le sirve de portada. Pero es eso, un “siniestro aéreo”, y lo que posiblemente sucedió, oculto para la razón, permitido por la imaginación y de paso ha servido también para nombrar a estos relatos.    10-Castañas asadas: está parcialmente dentro de mi novela “Para subir al cielo…” en lo que corresponde a la historia del pintor Hyeronimus Bosch, pero es un relato muy medieval, es una de las áreas que siempre me han motivado y el final va acorde con la novela…                          11-Ancianato: también está en “Para subir al cielo…” y nació de boca de mi madre quien falleció el 2005 a los 99 años, pero quien muy lúcida parecería relatar lo que sucede en una especie de asilo de ancianos…                              12-La mujer del metro: un relato muy breve, que le gustó mucho a Eduardo Liendo, por eso se lo dediqué a él y que quien lo lea, podrá buscarle una interpretación de acuerdo a su visión; es nuevamente una historia del subsuelo capitalino y de los temores y visiones de cada quien.
Moisés; no he querido abrumarte con más detalles. Espero haber contribuido en algo a tu presentación y espero todo salga bien. Ojalá pudiera tener información de cómo se sucederán las cosas mañana sábado.  Un abrazo… Jorge
Maracaibo 15 de julio del 2018

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